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el observatorio del vinalopó recoge propuestas y medidas para la mejora del entorno

La potencialidad del río Vinalopó para el ecosistema frente a su abandono en Elche

11/11/2017 - 

ELCHE. El Observatorio del Vinalopó ha programado numerosas conferencias en los últimos tiempos a lo largo y ancho de la provincia para concienciar acerca del estado del río Vinalopó, que dependiendo de cada una de las ciudades que atraviesa, se encuentra en mejores o peores condiciones. En el caso de Elche, como comentan desde el observatorio, el río tiene una dualidad muy aguda que le afecta por dos flancos diferentes, problemas estrictos del mundo urbano y otros del área rural, que afecta a su vez a todo el camp d’Elx y al rico pero complejo y devaluado sistema de riego. Uno de los aspectos sobre los que intentan concienciar el Observatorio junto a la Associació per al Desenvolupament del Camp d’Elx (ADR), además de otros como la contaminación o incluso la privatización de facto de algunas partes del río.

En lo que al área rural se refiere, como indica la presidenta del observatorio —además de bióloga y antropóloga— Ana Campo, el Observatorio tiene una postura claramente contraria sobre la visión que percibe la población de Elche sobre un río “totalmente hormigonado y coloreado, alejado de la visión fluvial y de un ecosistema rico en biodiversidad que pueda ser soporte para diversidad de flora y fauna de la que puede disfrutar la ciudad”. Una visión que hace que la ciudad esté alejada de las posibilidades que el río puede ofrecer a nivel natural. En este sentido, señala que sobre ese aspecto hormigonado que ofrece la ladera del río, “esas  pinturas se van degradando, no son orgánicas, son más contaminantes, y hemos subvencionado un proyecto de Trabajo de Final de Máster que acredita que la calidad del agua se deteriora a su paso por este tramo”.

En la misma línea se expresa Marga Guilló por parte de ADR —además de delegada en Elche del observatorio—, que ya mostraron su preocupación por el Proyecto Víbora en el que se vertieron diez toneladas de pintura sobre el río. De momento señalan que nadie ha demostrado que sea orgánica. Algo que lamenta porque “el Ayuntamiento no lo tuvo en cuenta. De no ser orgánicas esas diez toneladas de pintura significa que son contaminantes, y que en el contacto con el cauce del río pueden acabar en el camp d’Elx o el Mediterráneo, dependiendo de la deriva del agua”. Si hay más o menos agua puede acabar también en el parque del Hondo, asevera, y continúa: “es más grave de lo que parece, por donde va pasando el agua se queda la pintura en la tierra, y no se descompone porque no es orgánica. Si llega al Mediterráneo, los seres vivos que dan de comer a los peces lo cogen y ellos se los comen. Y la gente no es consciente”. Así pues, a los 80 kilómetros de río, en los que recoge bastantes residuos, habría que sumar la culminación con la pintura a su paso por la última gran población, que es Elche.

La dualidad del Vinalopó: ámbito urbano y rural

En el ámbito rural, el río se enfrenta a azarbes que se contaminan de la ciudad. Allí desembocan los residuos de Elche y trabajan contra esa contaminación en la misma línea que ADR, que lucha por intentar mantener unas costumbres y un sistema de riego tradicional que sustenta a dos parques naturales, el Hondo y las Salinas de Santa Pola. Intentan mantener algo de vital importancia en los tiempos que corren, que como señala Campo, “es un uso democratizado del agua a través de las comunidades de regantes, que se están extinguiendo, puesto que la gestión del agua es cada vez más opaca. Con estos sistemas de azarbes y carrizales el agua gana mucho en calidad y se naturaliza hasta el agua que viene de la depuradora”. Pero es una batalla difícil de explicar, confiesa Campo, ya que la mayoría de ilicitanos ha conocido el río como está ahora, entre el hormigón de la ladera.

En este sentido, indica que es complicado explicarle a la población el papel negativo que puede jugar esa “avenida de hormigón” pintada que está construida alrededor del río. Ella ha sido técnica en Conselleria de parques naturales durante dos décadas, y con su experiencia y la de otros técnicos nacionales, coinciden en que se está perdiendo el Vinalopó por el abandono, un río que se abre en su delta “y que conforma uno de los sistemas de riego más importantes y ricos europeos”, asegura. De hecho, explica, por su fisonomía, “es un ecotipo único, el gran río del Semiárido Peninsular, que tiene una gran singularidad por asentarse sobre yeso del Triásico”.

Otro de los problemas que sufre el río es el problema de la sobreexplotación de acuíferos, ya que pone en riesgo el abastecimiento de Elda, Villena o Petrer, pone de ejemplo Campo. Indica la experta que “Elche es incapaz de desarrollar un tanque de tormenta que evite que las aguas negras y residuos que la depuradora no asimila en las lluvias torrenciales, incluso fangos, acaben en el río” e insta a tomar el ejemplo de Alicante, que sí dispone de dicho tanque.

Las ventajas de un ecosistema fluvial VS el hormigón

Asimismo, aprovechado convenientemente, como se hace en otras ciudades europeas, el río puede dar servicios ecosistémicos locales hoy amenazados a las poblaciones. Esto se traduce en que los ríos son grandes elementos reguladores del clima. Las ciudades que tienen ecosistemas fluviales ricos y diversos tienen mayor capacidad de condensar la humedad, de atemperar las temperaturas y controlarlas: “el Vinalopó podría aportar solución local a tres comarcas”. Un aspecto que se podría ir aplicando a nivel general con una ley de cambio climático, indica Campo.

Respecto a la ladera del río, Campo explicita que se aprobó una Proposición No de Ley (PNL) referida al hormigonado para la recuperación del Vinalopó con la puesta en marcha de un Plan Director, una propuesta que aprobaron en pleno todas las localidades del Vinalopó, Elche inclusive. Con este se desarrollarían medidas correctoras mediante ingeniería ambiental, para dar soluciones y alternativas a este modelo de grandes avenidas que nada tienen que ver ecosistemas fluviales. Algo en lo que ya se ha contado con el experto del Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX) Fernando Magdaleno. Uno de los retos es por tanto devolverle al río grandes zonas de inundación, y algunas de estas obras de ingeniería ambiental Incluso se podrían desarrollar respetando parte de ese hormigonado. En Europa ya se apuesta por la recuperación de estos ecosistemas fluviales, con entornos más verdes, con instalación de arbolado, por ejemplo. Por eso Campo reivindica que se convoque ya la mesa de trabajo de las Cortes Valencianas sobre este asunto.

También para seguir ese desarrollo verde del río, indica Campo que está el asunto del pantano, “totalmente lleno de basura, con abandono de la Acequia Mayor”, por el que luchan para recuperar la senda fluvial del Río, de Bocairent hasta la playa del Tamarit en Salinas. Ya tiene más de 10 kilómetros, ahora se entrevistará con la Confederación del Júcar y con la Dirección General del Agua de la Conselleria para seguir trabajando esta iniciativa: “Elche tiene que ser fundamental para esta senda, en ese final de ruta e incorporar a la gente de SOS Palmeral”, argumenta. En general, sentencia que “en Alicante se ha pasado de pioneros en la eficiencia del agua hasta la llegada de los 50 y la industrialización, somos el ejemplo de cómo dilapidar un recurso que no tenemos. Lo poco que tenemos son esos sistemas de regadío tradicional del Vinalopó que recogen toda la basura de las ciudades. Hace falta una nueva dialéctica entre el mundo rural y el mundo urbano”, sentencia.

La privatización de facto del río

Desde hace unos pocos años, la pertenencia al Observatori de ADR, están intentando homologar un sendero desde el hormigonado del rio, en el puente de Barrachina, unos diez kilómetros hasta la desembocadura del río en el Assarb de Dalt. Cuando empezaron a trabajar en el mapa para su registro comprobaron que hay propietarios privados que han cogido espacio por el que pasa el río, en canales, azarbes o acequias para su uso, cuando es de dominio público. Trayectos en los que los regantes tienen que estar atentos para ver si llega o no el agua.

Guilló indica que lo van cogiendo como si fuera suyo, “pero a la Confederación Hidrográfica del Júcar nunca le hemos importado y el Ayuntamiento dice que es competencia del Ministerio”. Señala también que algunos vecinos actúan de buena fe y hay gente muy respetuosa poniendo el vallado donde toca, pero otros cogen propiedad que no es suya y aprovechan incluso hormigonado del río para seguir con sus edificaciones, de forma que no se puede cruzar el sendero y hay que dar mucha vuelta. Denuncian que además se han construido casas ilegales alrededor, y eso a pesar de que es zona inundable reconocida.


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