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CHARLA SOBRE LA PREVENCIÓN DEL SUICIDIO EN EL IAC GIL-ALBERT

Dolors López: "El suicida no quiere morir, quiere dejar de sufrir"

10/09/2021 - 

ALICANTE. Cada 7,5 minutos -de media- hay una persona intentando quitarse la vida en España, según datos de la OMS. La problemática no es exclusiva de nuestro país, pues cada 40 segundos una persona se suicida en el mundo y, a final de año, el recuento asciende a unos 800.000 suicidios. Sin embargo, en la escena política e informativa no parece resonar con tanta fuerza una problemática que, de ser hablada, podría reducir la cifra de cadáveres. Esta necesidad de verbalizar el suicidio y todo lo que le rodea es donde pone el foco Dolors López Aliaga, coordinadora y desarrolladora del Plan de Formación del Profesorado en prevención, detección e intervención del suicidio de la Conselleria de Educación y autora del libro Te nombro, en el que habla sobre cómo afrontó la pérdida de su hija cuando se suicidó. Con motivo del Día mundial de la Prevención del Suicidio, la especialista dará una charla hoy, viernes 10 de septiembre, a las 19:30 horas, en el Instituto Gil-Albert, dentro del ciclo Descúbrelos&Descúbrelas.

PREGUNTA. Hoy dará una charla en el IAC Gil-Albert sobre la prevención del suicidio. Impacta saber que en España muere el doble de personas por suicidio que por accidentes de tráfico. Además, se ha convertido en la primera causa de muerte no natural entre la gente joven. ¿Cómo se explica esta problemática? Y, sobre todo, ¿por qué no se está hablando a gritos sobre el tema?

RESPUESTA. Recientemente tenemos noticia de que han incrementado los suicidios entre la población juvenil un 30%; entre los 15 y los 29 es donde más ha crecido el índice de suicidios. Que no se hable de ello es una de las causas que hace que aumente. Como no se habla -porque es un tabú-, no se previene, con lo cual se incrementa. Es un círculo vicioso. Esto nace a principios del siglo pasado, cuando se pensaba que había un efecto de contagio por hablar del tema en los medios de comunicación y, por extensión, en toda la sociedad. No hablar de ello no ha hecho que disminuya; al contrario, ha aumentado de una manera brutal. Hay que hablar de que el suicidio ocurre, que no es un problema ni familiar ni individual, sino social, que se puede prevenir y que se está incrementando, entre otras causas, por el hecho de que es un tabú y, por tanto, no se ponen los medios para intentar prevenirlo.

P. ¿Qué medios concretos son los que comenta para empezar a solucionar esta situación?

R. Primero hay que deshacer todos los mitos, las falsas creencias que hay en torno a él y nos llevan a tener los ojos cerrados; en segundo lugar, a conocer las señales de alarma; en tercer lugar, tener en cuenta los factores de riesgo y los factores de protección del suicidio y, por último, saber cómo intervenir en caso de que aparezca la conducta suicida, es decir, las líneas de ayuda. Esto es lo que haría posible que disminuyera la tasa. Es justo lo contrario de lo que ocurre cuando no se habla y, por tanto, no se conoce, se tiene mala información y no se puede prevenir.

P. En este listado que propone, pone mucho énfasis en destabuizar, hablar del tema. Y también estar atenta a las señales de alarma y factores de riesgo. ¿A qué se refiere?

R. Hay múltiples, pero, en general, observar un cambio de conducta importante que no es instantáneo, sino que se instala. No es un cambio que aparece un día, sino que se instaura y tiene señales verbales y de conducta. Hay que preguntar, estar a su lado, escuchar y ver qué parte problemática no puede resolver, qué le pasa. Todo cambio que podamos observar las personas vinculadas a su entorno es señal de que tenemos que escucharle y ver cómo podemos ayudar.

P. Los últimos datos que ofrece el INE sobre el tema son de 2019, cuando se suicidaron 3.671 personas en España. De ellas, 900 eran mujeres y 2.771, hombres. Es llamativa la brecha entre sexos. ¿Qué provoca que los hombres lideren estas cifras?

R. Como esto es un tabú, los datos que tenemos siempre son insuficientes, se necesitaría ahondar más. Es cierto que hasta esa fecha lo hacían tres veces más ellos, pero lo intentan tres veces más ellas. Nos faltan datos para interpretar cuál es la razón por la que, intentándolo tres veces más las mujeres, son los hombres los que lo hacen tres veces más. Es sangrante saber que en torno a once personas al día se suicidan en España y que más de una es de la Comunitat Valenciana.

P. Se puede presuponer que ahora los casos de suicidio habrán aumentado por la irrupción del coronavirus...

R. Todavía no tenemos todos los resultados, pero parece que sí. De hecho, como te he adelantado, han aumentado un 30% en jóvenes.

P. ¿Y los problemas de salud mental como depresión, ansiedad, etc., también se han disparado entre el pre y el postcovid?

R. Sí. Los trastornos y problemas de salud mental vienen generados, la mayoría de las veces, por los malestares sociales como la economía o la situación sanitaria. La depresión y ansiedad se instauran porque hay una situación problemática que no se puede resolver. Por supuesto, una crisis de esta envergadura las incrementa, sin ninguna duda. Aunque no siempre, en el 90% de los casos de suicidio hay detrás un tema de salud mental.

P. Según un informe del Defensor del Pueblo, Francisco Fernández, España se sitúa tres veces por debajo de la media europea en cuanto a profesionales de la psicología pública. Mientras que Europa tiene una media de 18 psicólogos/as por cada 100.000 habitantes, España solo cuenta con seis... ¿Es esta otra de las causas que falla en la prevención del suicidio, el hecho de tener una plantilla escasa?

R. Potenciar las redes públicas de salud mental es básico. Es una de las posibilidades de prevención grandes, ya que están detrás de la mayoría. Esto se vio agravado con la crisis de 2008 y los recortes. A los problemas de salud mental se llega por problemáticas y malestares que los generan y, además, no hay un solo perfil de persona suicida, como tampoco podemos decir que corresponde a una cultura; es transversal a todas las culturas y multifactorial, porque no solo hay una causa. Por tanto, la prevención debe ser multisectorial, integral y a ello se llega potenciando también las redes de salud mental.

P. Tu último libro, Te nombro, cumplirá tres años en noviembre. Sigue teniendo rabiosa actualidad y en él expresas los sentimientos de perder a una hija por el suicidio. ¿Te ha llegado mucho feedback de madres y padres que hayan pasado por una situación similar a la que explicas y se hayan abrigado en este libro?

R. Lamentablemente sí. Es espantoso lo que ocurre y no se ve, la Ilíada de padres que nos quedamos sin hijos. También me llegan buenas noticias, de gente que ha podido interpretar a partir del libro, gente que se ha sentido acompañada, gente que se suma a poder nombrar y prevenir, gente que estaba en ideación y leer el libro le ha puesto la piel de gallina y ha pensado que valía la pena esperar diez minutos y tener una conversación antes de cerrar el túnel. Me desgarra saber que la gente sufre tanto, pero me esperanza pensar y repetir hasta la saciedad que el suicidio se puede prevenir. El suicida no quiere morir, realmente quiere dejar de sufrir y hay que ayudarle a resolver los problemas.

P. Usted ayuda a destabuizar, porque llega a un numero mayor de personas, porque impulsa iniciativas como el plan de Formación del Profesorado en Prevención del suicidio. Pero también tiene un rol fundamental la gente en general que, por ejemplo, pueda hablarlo entre su grupo de amigos o amigas. ¿Es así?

R. La gente cree que solo los profesionales pueden ayudar y no es verdad. Todos podemos escuchar y, en un momento determinado, decirle a esa persona que puede contar contigo. Nadie vuelve la cabeza porque el que le habla no le importa; se hace por miedo, por creer que no se puede. Pero no hay que tener miedo, porque hablar del suicidio no lo provoca, puede que sea la última oportunidad que tiene el suicida para reconsiderar buscar ayuda.

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