ELCHE. El pasado 17 de junio se cumplió un año desde la toma de posesión de Pablo Ruz como alcalde. El retorno del Partido Popular a la vara de mando tras el periplo de cuatro años de Mercedes Alonso. Un primer mandato intenso en el que no ha faltado de nada, desde polémicas, dimisiones, cruces agrios con la oposición, agilidad en los proyectos, cumplimiento de compromisos, así como contradicciones habituales que suelen darse cuando se salta de la oposición al gobierno. Y en el que han demostrado que tenían claras algunas teclas que pulsar en el engranaje municipal tras ocho largos años de oposición.
Catorce concejales de mayoría absoluta gracias a la alianza del PP con Vox, en lo que fue también el primer pacto municipal de grandes ciudades con la formación ultraconservadora. Un pacto firmado en la pedanía de Valverde en lo que era una declaración de intenciones y símbolos: en una pedanía y frente a una iglesia, un cariz nítidamente católico, del que ni Ruz ni Aurora Rodil se han escondido nunca, y que tiene hoy más presencia que nunca en época democrática en el Consistorio. Desde entonces, un balance con luces y sombras, con muchos grises, y en el que la propia alianza del nuevo bipartito goza de buena salud, con las diferencias barridas dentro de casa y apenas hacia afuera.