ELCHE. Mientras que el bipartito sigue exhibiendo su plan de arbolado —lo último, en Marqués de Asprillas—, también se encarga de ir planteando otras proyecciones a futuro, en este caso de nuevo en uno de los barrios con mayor déficit de zonas verdes, Carrús. Si bien las actuaciones de esponjamiento son más complejas y limitadas, el equipo de gobierno aprovecha los pocos solares con opciones de actuación para impulsar allí zonas verdes. En este caso se trata del entorno de la ermita de San Crispín, prácticamente a la entrada del polígono de Carrús.
Se actuará sobre un área de 1.200 metros frente al inmueble, para dotar con una zona verde al polígono. Será un ajardinamiento que costará en torno a los 175.000 euros y la idea es que esté finalizado como tarde el 30 de noviembre de este año, sin especificar el plazo de obras. Actualmente, como se ve a simple vista, sin ser una plaza, muestra ese aspecto duro en el que no hay más que "un paisaje de muy baja calidad", como refleja el paisajista a quien se ha encargado la actuación. "Calles sin arbolado ni aceras, fachadas de edificaciones sin relevancia y muros componen las vistas desde cualquier ángulo del espacio a ajardinar, uniéndose a ello un horizonte inexistente, quedando como único elemento relevante el edificio de la ermita, que podríamos tratar de elemento del paisaje cultural".
Por ello se quiere destinar a un espacio verde multifuncional ubicado en un área estratégica, ya que no hay nada verde alrededor, pero sí tres institutos públicos y la mencionada ermita. Se considera que la iniciativa mejorará sustancialmente el paisaje del entorno, ya que se van a aportar zonas de sombra, descanso, juegos infantiles y otros servicios a una amplia franja de edad de los usuarios. El proyecto contempla conjuntos arbóreos y arbustivos junto con una zona de recreo con un el uso de vegetación autóctona de zonas semiáridas de carácter mediterráneo y con unas instalaciones de bajo mantenimiento a nivel de riego. Se plantarán moreras, plátanos, prunus, cipreses y palmeras así como varias especies de arbustos.
El descampado actual, utilizado como aparcamiento y zona de paso, se compone actualmente de zahorra compactada oscura y los únicos elementos vegetales que hay son dos ejemplares de palmera datilera aislados. Sin embargo, se pretende transformar esa imagen de la nada para que sea un espacio más amable y sostenible siendo un nexo entre los centros educativos, la ermita, el polígono y la zona residencial. Paralelamente permitirá ofrecer a los visitantes o simplemente ciudadanía que se acerque a la ermita un aspecto más agradable. "Contribuirá a mejorar la estancia y sociabilidad de los múltiples asistentes a la romería anual", explica el proyecto, de forma que también ayude a no apreciar el carácter industrializado inmediato.
El redactor de la iniciativa considera que el área se convertirá en un "refugio de biodiversidad donde, sobre todo invertebrados y aves, podrán encontrar un ambiente adecuado para asentarse", así como un refugio de sombra por la plantación de arbolado. Como medida de adaptación al cambio climático, de ahorro de agua y de prevención de escorrentías por lluvias torrenciales las zonas arboladas se distribuyen en parterres rectangulares dispuestos en la dirección de las líneas de cota de la pendiente. Éstos parterres tendrán en su parte superior un sistema de drenaje de recogida de pluviales que a su vez servirá para el riego del arbolado y vegetación acompañante.