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ponencia de david baixauli, Jefe de Control Económico de la LIGA

Así es la norma de control económico que saneó la LFP y que descendió al Elche de Primera División

8/06/2018 - 

ELCHE. En enero de 2013 la deuda de los clubes de la Liga de Fútbol Profesional (LFP) —integrada por los 40 ó 42 equipos de Primera y Segunda— con Hacienda ascendía a 650 millones de euros. En diciembre de 2017 fue de 96 y en junio de 2020 se espera que sea de tan ‘sólo’ 54 millones. También había 340 denuncias por impagos a 30 clubes que ascendía a 90 millones; en la temporada pasada, no hubo ninguna denuncia. Un cambio drástico en el cuadro financiero de La Liga debido a la norma de control económico a priori que implantó la propia LFP en 2013 para atajar la situación. Fue la misma norma que hizo que el Elche CF descendiera administrativamente de Primera en 2015. Para hablar de ella estuvo en el Centro de Congresos el Jefe de Control Económico de la Liga de Fútbol Profesional (LFP), David Baixauli, en el marco del VIII Foro Concursal de Profesionales organizado por el Colegio de Economistas de Alicante.

Norma inspirada en el Financial Fair Play de la Uefa

Junto a ese cuadro marco expuesto por Baixauli hay algunos datos que muestran la situación de quiebra en la que se encontraba La Liga, ya que el 50% de los clubes estaban en concursos de acreedores y el Consejo Superior de Deportes, quien debía haber hecho un control de las cuentas previamente, fue bastante laxo en materia de control, dejando simplemente que la industria futbolística funcionase. Fue en plena crisis cuando La Liga, consciente de la situación y de la mala prensa, ya que la situación de bancarrota había llegado a sus topes en plena crisis económica, decide ponerse manos a la obra para atajar el problema. Así que puso el ojo en el Financial Fair Play (FFP) de la Uefa, que desde los 90s ha sabido moverse muy bien a nivel de marketing y vender los derechos comerciales; vender una imagen cuidada por la cual a todos los clubes les interesaba participar en sus competiciones por el prestigio y las potenciales primas. 

Mediante ese licensing y fórmula FFP que se implantó en 2002 la Uefa asegura el control de cada equipo, que sea solvente en todos los ámbitos. De hecho, desde entonces, 52 equipos se han quedado fuera de la Europa League o la Champions por no cumplir con esos requisitos, como ha sido el caso de Málaga, Espanyol o Rayo Vallecano. Así pues, con un periodo de transición de 2011 a 2013, La Liga empezó a autorregularse con unos criterios similares, para evitar que los clubes tuvieran deudas con administraciones públicas, empleados u otros clubes, hasta que en 2013 se implantó definitivamente la norma de control económico a priori. No obstante, Baixauli matiza que “la Uefa autorizó desfases de dinero con avales de terceros como socios o empresas”, así que para evitar que los clubes sufragaran sus gastos con ingresos que no eran propiamente de su actividad, para poder sanear las cuentas y generar un crecimiento sostenido, la LFP fue un paso más allá.

Un estricto control que exige planificación y auditorías

En ese sentido, la mencionada norma, hoy vigente, estipula que además de los tres años auditados que suelen exigir La Liga o la Uefa, los clubes deberían hacer una estimación de la situación de cierre antes de la misma —es decir, a finales de abril, ya que los clubes finalizan el ejercicio en junio—, así como presentar una previsión de ingresos y gastos de la próxima temporada y una proyección futura, pidiendo además varios balances, previsiones financieras o situación de tesorería. En definitiva, un estricto control económico “que ya quisieran muchas empresas del Ibex 35”, indica Baixauli, y que es el que propició el descenso administrativo del Elche a 2ª —previa pésima e insensata gestión de su directiva— y del Murcia a 2ªB. A nivel técnico, mientras que para los clubes en situación normal, se comprueba el índice BAI (Beneficio antes de impuestos), desde el control económico de La Liga se ajusta la tesorería con el coste de la plantilla. Por el contrario, en los que están en concurso de acreedores se va directamente a la tesorería para exigir más que el simple pago calendarizado; también que se cumple con la garantía del depósito a futuro. 

Obviamente estos controles tan estrictos tuvieron su queja por parte de cantidad de clubes, empezando por los descendidos, porque ahora se tienen en cuenta muchos factores además del coste de la plantilla, su masa salarial o las afiliaciones a la Seguridad Social, también la gestión de los derechos que generan los jugadores. “En los clubes no gustaba que un tercero dijera hasta qué plantilla se podía acceder, pero el tiempo nos ha demostrado que se trata de una medida exitosa”, incide Baixauli. Así, añade, “se lucha contra el dopping financiero y cada uno juega con sus recursos”, y ante el saneamiento que impera, cada vez quieren entrar más fondos privados o jeques para inyectar capital en los equipos. Otro punto clave, clarifica el valenciano, es que toda la documentación que se pide ahora a los clubes está auditada, y que sin el “brazo férreo del régimen sancionador”, el que descendió al Elche, “no habría clubs saneados”. El resultado, además de esas cuentas notables de los equipos profesionales, es que La Liga es la segunda de Europa con mayor facturación en tan sólo cuatro años. Ahora los recursos del club no dependen tanto de sus plantillas, la media está en algo superior al 50%, cuando en época de crisis estaban en el 80 o incluso 120%, lo que el asesor califica de “inviable”.

Daños colaterales de ascender sin solvencia económica

Por último, entre el público asistente se encontraba algún miembro del Consejo de Administración del Elche CF o acreedores concursales. El primero de ellos puso de relieve la imposibilidad de aumentar los ingresos estando en 2ªB, y que es “inconcebible” que un club pueda mantenerse tanto tiempo en esa división, sobre todo en casos como el del ilicitano, ya que tiene infraestructuras propias —a diferencia de equipos de 2ª que no tienen estadio propio— y que son de nivel de Primera. A pesar de que sí tiene en su caso una estructura orgánica profesional al ser un club “histórico”, muchos de 2ªB no la tienen, por lo que pidió a La Liga un plan también para “profesionalizar” a los clubes de esa división. Una reflexión con la que coincidió Baixauli para que los equipos asciendan con solidez económica y cuentas auditadas, aunque indicó que eso es cuestión de la Federación Española de Fútbol (FEF). 

Sobre este asunto se expresó uno de los administradores concursales, ya que al indicar que esa estructura empresarial no existe en los clubes de 2ªB, y cuando asciendan, al no haber ese control económico ni esas auditorías, ascenderán a 2ª con un patrimonio negativo por lo que será difícil que La Liga los acepte, por lo que propuso que era necesario aplicar el derecho transitorio. Uno de los daños colaterales de crear esa tabla rasa. Baixauli vino a decir que ha habido muchos administradores que han castigado a clubes y ciudades con su gestión y que eso ha sido trascendente en el caso de “clubes históricos” y que socialmente y a nivel de imagen y promoción interesa que estén en la LFP —mencionando al Valladolid, Zaragoza, Murcia o Elche—. Señaló la condescendencia que tiene por ejemplo la Uefa con los patrocinios que mantienen a flote al PSG y que en cualquier caso La Liga sabe que los equipos necesitan competir y se les permite tener una plantilla que así lo haga, pero mostró de nuevo la necesidad de seguir el camino que hoy se ha abierto, férreos ante los desmanes económicos de los clubes, defendiendo, eso sí, la gestión que hoy se hace. Así pues, habrá que ver qué ocurre con el Elche CF en el caso de que ascienda. De momento, paso a paso.

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