ALICANTE. El Hércules, por medio de Quique Hernández, pasaba página este viernes al curso liguero 2019/20.
Lo hacía una vez era oficial que la Comisión Delegada de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) daba carpetazo por adelantado y sin descensos a la temporada en Segunda B, a través de unas declaraciones a Efe del máximo mandatario blanquiazul.
Hernández calificaba "como la menos mala de todas" la decisión adoptada, insistía en que "era imposible contentar a todos", dejaba claro que la opción elegida era por la que abogaba el club y puntualizaba que si no se había manifestado públicamente antes en ese sentido era "por falta de autoridad moral para hacerlo, al estar el equipo en descenso, pues podía llevar a pensar que se apoyaba solo porque era la que interesaba al club".
El pasado y el futuro inmediato
Eso sí, el presidente del Hércules no obviaba el desastre protagonizado por la entidad en la temporada que para ella finaliza: "Nuestro deber a partir de ahora es hacer autocrítica y corregir en lo que hemos fallado", decía Hernández que aseguraba que en breve se comenzará "a trabajar pensando en el futuro" y que el primer paso era reunirse con Enrique Ortiz y Juan Carlos Ramírez, "los máximos accionistas" para definir el proyecto, porque ellos son los que lo sostienen".
Ahora bien, al tiempo que no aclaraba si continuará o no en el cargo, Quique Hernández decía que desde su vuelta en enero había hecho lo que había podido "para colaborar". Es decir, que no solo no está contento con cómo se han desarrollado las cosas en la 2019/20 y entiende que hay que introducir en la entidad cambios profundos a todos los niveles, también que aspira a tener un papel protagonista en el nuevo proyecto y espera que Ortiz y Ramírez compartan ambas cosas.
El valenciano anunció en febrero que los empresarios iban a escuchar ofertas para salir de la entidad, pero la realidad es que cuando los interesados han llamado a su puerta se han encontrado con que se les invitaba es a compartir la propiedad y decisiones. En ese contexto hay que enmarcar también que Ramírez se ha comprometido solo a ayudar económicamente a la entidad (su aportación anual ronda los 1.500.000 euros) hasta el próximo 30 de junio y que también considera el proyecto clave para seguir o no inyectando capital (como copropietario del Hércules continuaría a través de Zassh Tecnológica que con el último canje de deuda por acciones previsto en el presente ejercicio elevará sensiblemente su peso en el capital social de la entidad).
En consecuencia, se avecinan meses sin fútbol en el estadio José Rico Pérez pero no por ello descafeinados y es que a todo lo anterior hay que sumarle la existencia de un Expediente de Regulación Temporal de Empleo en vigor, la necesidad de acometer una remodelación en profundidad de la plantilla (muchos contratos se han prorrogado ya casi dos meses como consecuencia de la citada reducción temporal de empleo) y de protagonizar otros desembolsos económicos de calibre (por ejemplo, no hay que cumplir con los acreedores ordinarios el 30 de junio pero sí con los privilegiados) en el marco de una situación de economía de guerra, con los ingresos ordinarios reducidos todavía más a la mínima expresión de cara a una temporada 2020/21 que encima tendrá formato reducido y en la que a la finalización de la misma se puede desde regresar al fútbol profesional a caer hasta la cuarta categoría si se repiten los resultados deportivos de la que ahora muere en los despachos y también se introduce la Segunda B-Pro para la 2021/22. Casi nada.