VALENCIA. Cuando termine esta entrevista, Manuel Palomar (Ontinyent, 1964), que prefiere que le llamen Manolo, comerá con Esteban Morcillo en La Nau. Y eso que viene de mantener una reunión en la Conselleria de Educación. La cita entre el rector de la Universidad de Alicante (UA) y el de la Universitat de València (UV) se produce cuando el primero releva al segundo en la presidencia de la Conferencia de Rectores de Universidades Públicas Valencianas (CRUPV). La voz responsable de una comunidad estudiantil compuesta por 130.000 personas. Hace tiempo que se estableció un turno anual de mandato y ahora Palomar lo asume por segunda vez, con un reto esencial en el horizonte: lograr una Ley de Financiación universitaria que les permita respirar a nivel presupuestario. Su predecesor en el cargo se mostró moderado en la reivindicación…
- … ¿será usted más incisivo?
- Mujer… -ríe-. Me parece que la reivindicación es conjunta y contundente por parte de las cinco universidades. Todas acordamos asumir esta responsabilidad, por lo que ha habido una lucha por la financiación justa en el pasado, y la habrá también en el futuro. En la CRUPV todos los movimientos se producen de manera consensuada. Mi compromiso pasa por estar bastante encima de la tramitación presupuestaria de cara al 2018 mediante reuniones constantes con la Generalitat, que en este momento ya se están produciendo.
- ¿En dichas reuniones se ha abordado la redacción de una Ley de Financiación?
- Esta misma semana se ha acordado que antes del verano tendremos un esbozo de Plan de Financiación para los próximos tres años. Desde hace diez que no se ha producido una actualización. Lo deseable es que empecemos a trabajar ya para tener una ley en la mayor brevedad, pero para eso es esencial fijar objetivos y plazos. Tenemos un buen sistema universitario, un rendimiento académico por encima de la media nacional y debemos centrarnos en mejorar la empleabilidad. Habrá que ir caso a caso marcando prioridades.
- Es decir, ¿que la normativa se ajustaría en función de cada caso?
- Las universidades tienen un presupuesto global que debe aumentar, además de alcanzar una financiación revisada año a año con distintas subidas progresivas. Luego debe producirse una redistribución interna para fijar los objetivos. Y por último se ha propuesto hacer contratos programa entre cada Universidad y la Generalitat, donde se establecerán las necesidades caso a caso y se llegará a pactos concretos entre las partes.
- ¿Y qué le parece la apuesta por proyectos de mecenazgo?
- Es interesante que represente un porcentaje de la financiación. Bien sea a través de cátedras, bien con aportaciones de colectivos, e incluso dotaciones individuales. La sociedad ya empieza a comprender que la investigación de vanguardia revierte en ella.
- ¿El nuevo plan de financiación es compatible con bajar las tasas universitarias?
- Es una parte de la reivindicación. En el pasado hubo una subida de tasas que conllevó un detrimento de la transferencia ordinaria. Ahora sería una oportunidad para revertir la situación. Es algo deseable, que además constaba en el programa electoral del Gobierno autonómico, pero siempre, insisto, que se acompañe de una subida de la transferencia ordinaria. Y habrá que ver si la situación financiera de la Generalitat lo permite.
- Educación habló de adaptar las tasas en función de la renta familiar.
- No me parece mal. Hay que basarse en una serie de indicadores, como el nivel de renta o el nivel académico. Estamos ante un servicio público y debe encaminarse hacia la igualdad de oportunidades. No me he cansado de repetir que unas tasas altas inciden en la desigualdad de acceso. Aunque sería preferible una bajada de tasas generalizada, si esta no resulta posible, no me parece una mala solución que se haga de forma selectiva.
"La bajada de tasas siempre debe acompañarse de un aumento de la transferencia ordinaria"
- ¿Le pareció bien la retirada de becas y prácticas a los estudiantes de la privadas?
- Vuelvo a incidir en que somos un servicio público, por lo que hay que establecer unas prioridades. La estrategia de la Generalitat se fundamenta en que un estudiante de la privada tiene recursos económicos como para acabar escogiendo esta vía. También se entiende que los centros privados tienen fines lucrativos. Cuando existe un fin lucrativo, el servicio público no debe financiarlo.
- ¿Sigue existiendo la amenaza de otra universidad privada en Alicante, tras los fallidos intentos de la Católica de Murcia y la internacional de El Campello?
- Pero no lo veo una amenaza. Alicante es una provincia con casi 2’5 millones de habitantes, con una situación geográfica estratégica y cada vez más población interesada en vivir allí. Esto implica oportunidad de negocio, formativa para las privadas o de cualquier otra índole. No conozco iniciativas concretas, pero tarde o temprano alguien lo llevará a cabo. Si ha habido dos intentos, quiere decir que se ha hecho un estudio de mercado y los resultados han sido favorables. A mí como rector no me pasa desapercibido…
"Alicante presenta oportunidades de negocio muy singulares para las universidades privadas"
- … y de ahí su intención de recuperar Medicina en la UA tras 20 años sin ella.
- No puedo abdicar de mi responsabilidad. Hay un desequilibrio en Alicante que se debe regular. Nosotros estamos ofreciendo 130 plazas de nuevo ingreso en el Grado de Medicina, mientras que hay una oferta de empleo de 210 plazas de MIR. Otro motivo es el clúster sanitario creciente, ya sea en los hospitales públicos como los privados. En Alicante se están necesitando profesionales de la oftamología, la reproducción asistida, la salud bucodental…
- ¿No se estarán cobrando la deuda histórica con la Universidad Miguel Hernández (UMH), que les arrebató dicha enseñanza en tiempos de Zaplana?
- No entramos en batalla con la UMH ni con nadie. Nosotros ofrecimos los estudios de Medicina durante 20 años, siendo de calidad, prestigiosos, con excelentes resultados en las pruebas MIR. Lo que ocurrió fue una segregación por voluntad política, no por motivos académicos. Eso no se ha dado nunca en la historia española. El tiempo dirá si fue justo o injusto. Pero como todavía tenemos los medios para impartir estas enseñanzas, un cuerpo de profesores preparado, una Facultad de Ciencias de la Salud dispuesta… Vamos a intentar recuperarlas. Esto nos permite dar respuesta a la demanda de formación existente. Será responsabilidad del Gobierno autorizar el Grado y ver cómo lo distribuye todo.
Doctor y Licenciado en Informática por la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), Palomar aterrizó como profesor en la UA en 1991 y ejerce como rector de la misma desde 2008. De momento no piensa abandonar el puesto, que ha revalidado para los próximos cuatro años, porque le quedan unas cuantas metas por batir. Y señala tres listones muy concretos. La puesta en marcha del prometido Parque Científico, el saneamiento de las cuentas y el reto de enseñar a una generación de nativos digitales.
- Precisamente han tenido problemas con el Ayuntamiento de Alicante por la puesta en marcha del Parque, ¿en qué punto se encuentran las relaciones?
- La relación es muy buena, nuestra responsabilidad como Universidad pública es que así sea con todas las administraciones alicantinas. Es cierto que en el pasado hubo una negociación por la gestión de la zona donde ahora se ubica el Parque Científico. Se resolvió con la firma de un acuerdo entre las partes, que ha permitido la urbanización de los terrenos. Ya tenemos los edificios y hasta 15 empresas adscritas, todo conjugado en ese núcleo territorial que esperamos que sirva de acicate tecnológico en la provincia.
- Habla de una incubadora tecnológica y de atraer empresas, pero lo cierto es que todo se mueve muy lento. ¿Qué le falta para despegar
- Necesitamos suelo tecnológico en Alicante. En nuestro parque se instalan empresas que se encuentran en un periodo de incubación hasta que salen al mercado. Es importante conseguir empresas con más entidad, consolidadas. También debemos crecer a nivel físico, porque el parque actual cuenta de 160.000 m2, pero los terrenos permiten abarcar alrededor de 800.000 m2 más. A la hora de retener a las firmas potentes es necesario darles unas infraestructuras adecuadas para su instalación, pero también permanencia.
"Necesitamos suelo tecnológico en Alicante. Es importante conseguir empresas con más entidad para el Parque Científico"
- ¿Hay una vocación de investigación superior a la de rentabilidad?
- El parque debe ser sostenible, hablamos de rentabilidad. Las empresas que se instalan tienen unas cuotas de participación, royalties de patentes y otros acuerdos económicos para que sea lo más sostenible posible. Hemos aprendido de otros parques del territorio.
- También apostar por instaurar sedes en las diferentes localidades y vertebrar el territorio. ¿Todo esto forma parte del plan de empleabilidad Avalem territori?
- Tenemos hasta 14 sedes universitarias que nos van a ayudar en ello, pero seguiremos ampliando para mejorar los convenios por toda la provincia. El programa de Avalem es una colaboración transversal de las cinco universidades públicas valencianas, la Generalitat y los ayuntamientos. Se busca hacer un estudio exhaustivo que nos permita diseñar un mapa de empleabilidad. Buscamos parámetros para encajar la oferta de estudios con la demanda de trabajo. Es algo que nos preocupa notablemente: que los estudiantes tengan una formación adecuada, claro, pero que esta les sirva para insertarse laboralmente.
- La Intervención ha obligado a la UA a devolver las cantidades que se estaban pagando de más en los sueldos del profesorado, ¿fue un error por su parte?
- Más que un error, yo diría que fue una mala interpretación o un desacuerdo entre las partes. El Gobierno pensaba una cosa, nosotros otra y la Intervención decidió. En la UA teníamos una reivindicación que se inició con la Ley de Medidas Urgentes de Zapatero, antes incluso de que yo fuera rector, y nuestro parecer era que no debíamos aplicar el 5% de descuento a los complementos autonómicos que estaban cobrando los profesores. Así lo defendimos año tras año, hasta que este verano la Intervención nos dijo que era obligatorio hacerlo. Para ello llegamos a un acuerdo de devolución del dinero, que ya hemos cumplido en un 70%, y ahora en marzo se acaban de entregar las cantidades pendientes. Así que tema zanjado.
"La exigencia del valenciano es basal, pero también se debe respetar la diversidad territorial. EN ALICANTE Podemos exigir hasta donde podemos exigir"
- En cualquier caso ahora se está negociando un nuevo convenio colectivo para el personal de las cinco universidades valencianas, ¿qué esperan de él?
- Lo que debe es recoger es el conjunto de figuras laborales que existen realmente en las universidades, tanto de PDI como de PAS, y no solo las funcionariales. Esto engloba desde los ayudantes, ayudantes doctores, investigadores… Establecer una relación de puestos de trabajo clara y coherente, que no tenemos todavía y debemos llevar a cabo con la mayor urgencia. Es una reivindicación de hace muchos años.
- ¿Qué le parece la implantación de requisitos lingüísticos mínimos, también entre el personal de las universidades?
- Bien, siempre que se tengan en cuenta las particularidades. La Comunitat tiene un territorio muy amplio, con realidades muy diferentes, desde lo más cercano a Cataluña hasta llegar a Murcia. Hay una diversidad lingüística que la política universitaria debe respetar y adecuar caso por caso. La exigencia del valenciano es basal, se trata de nuestra lengua propia, pero no se puede pedir lo mismo en la Vega Baja que en Castellón o en La Ribera. Los padres tienen derecho a elegir la lengua vehicular en la que estudian sus hijos y las universidades deben contar con autonomía para determinar que quieren exigirle a su personal. Nosotros, en Alicante, podemos exigir hasta donde podemos exigir.
- A título personal, ¿qué le gustaría dejar hecho cuando abandone el rectorado?
- El Parque Científico es la pieza clave. Creo fervientemente que actuará como motor económico para fomentar el empleo en toda la provincia. También me gustaría irme con una Ley de financiación de las Universidades aprobada y en funcionamiento. Ha habido mucho papel mojado; ahora estamos necesitados de una ley justa que además se cumpla.