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La empresa eldense baja los precios para sostener las ventas

Revecurt, proveedor de pieles de Inditex, mantiene la facturación a costa del beneficio

3/06/2021 - 

ELDA. La industria auxiliar, como cabría esperar, también ha sufrido el peso de la pandemia y se ha visto obligada a aplicar distintas estrategias para sostenerlo sin caer en el intento. Un ejemplo de ello es la empresa Revecurt, fundada en 1998 pero con una tradición familiar de tres generaciones y más de 50 años de experiencia. Desde su sede en el polígono Finca Lacy de Elda, esta proveedora de curtidos ha vendido pieles para calzado y marroquinería a empresas de renombre como Unisa, Mango, Inditex o la firma de lujo estadounidense Stuart Weitzman. Ahora, trata de mantener su puesto en el sector a pesar de la competencia extranjera y los esfuerzos internos.

Luis Amat, su gerente actual, confiesa a Alicanta Plaza que la crisis sanitaria y económica ha supuesto para Revecurt una eliminación de entre el 40 y el 50 % de las ventas, algo que, intuye, habrá ocurrido también en el resto de compañías de su área. “Lo que está perdido ya no se recuperará”, lamenta. Aunque procura ser optimista: “Ahora parece que se empieza a ver la luz, pero aún queda para el final del túnel. Hace falta una tranquilidad sanitaria para que esto vuelva a girar”.

Revecurt, según Amat, cerró el ejercicio de 2020 con una facturación superior a la de 2019 en un 25-30 %, aunque prefiere reservarse las cifras exactas. Eso sí, aclara que lo consiguieron a costa de sacrificar los beneficios: “Se hizo una estrategia de mucha agresividad en los precios, se bajaron mucho, incluso perdiendo dinero, para no parar la rotación de ventas”. Porque una empresa de tales características —remarca— no podía permitirse frenar de golpe. Eso sí, tuvo que reiniciarse: “Hubo que empezar desde el principio otra vez y poner el doble de empeño para la mitad de trabajo”.

La disminución de encargos llevó a la empresa eldense a reducir la plantilla en dos personas y a realizar un ERTE de otras 10, aunque solo durante uno o dos meses. Ahora, con todo el personal recuperado, Revecurt cuenta con alrededor de 50 trabajadores y trabajadoras. Por ello, y consciente de que no todas las empresas pueden decir lo mismo, su gerente celebra haber mantenido la plantilla a pesar del contexto laboral y económico.

El perfil de sus empleados, a diferencia de lo que suele exponer el sector, es bastante joven. De hecho, Amat asegura que el promedio de edad en Revecurt es de unos 30 años y que el 80 % de sus trabajadores se incorporaron cuando apenas tenían 16 o 18 años. Muchos de ellos, además, entraron en la plantilla en el momento de la fundación y, desde entonces, se han ido especializando en sus respectivos puestos. No obstante, el jefe de la curtidora tiene la certeza de que, al menos por su parte, no habrá cuarta generación de Revecurt: “Mis hijos se dedican a otras cosas y casi todo el mundo está en otras direcciones. Herencia para futuros familiares, en estos momentos, no existe”.

“La cultura de la piel”

Con el tiempo, Revecurt ha centrado su negocio en la piel de mestizo y cabra, aunque dispone de todo tipo de curtidos. Estas dos clases son las que más se trabajan en la tenería de Nigeria de la que son distribuidores, una de las más grandes del mundo, si no la que más, según Luis Amat. Allí, explica el eldense, “se hace mucha matanza porque es un país musulmán, y la cultura de la piel del cordero y la cabra sigue muy vigente”. En cambio, en la zona europea, “no se mata como se mataba antiguamente”. No obstante, en seguida aclara que, excepto en el caso del cocodrilo y la serpiente, “nunca se mata un animal por la piel”, sino por la carne. “La piel —argumenta— siempre es un subproducto. De alguna forma, la reciclamos y la utilizamos para bolsos, zapatos o marroquinería”.

El mercado americano, en peligro arancelario

Los curtidos de Revecurt sirven de materias primas a grandes empresas nacionales e internacionales como las citadas al inicio de este artículo. Además, la firma suministra piel en bruto de Nigeria (esto es, sin curtir) a muchas tenerías de España e Italia. Por todo ello, para una empresa que exporta entre el 60 y el 70 % de su volumen de producción, los posibles aranceles estadounidenses al calzado (de hasta un 35 %) supondrían un golpe difícil de reparar. “Tenemos una incertidumbre muy grande con los clientes que trabajan para Estados Unidos porque han ralentizado las compras; hay muchas bloqueadas a falta de que todo esto se clarifique”, confiesa Amat. Y revela que, de hacerse efectiva la propuesta, perderían “mucha cuota de mercado”.

Su petición, como la del resto del sector, es evidente, aunque lamentan que su capacidad de actuación sea prácticamente nula: “Básicamente, es un tema político”, apunta el empresario. Pese a ello, han hecho llegar a las autoridades su reivindicación al respecto. “Nos haría muchísimo daño, porque los aranceles que quieren aplicar son insostenibles a la hora de fabricar”, sentencia Amat. Y agrega que una medida así solo dificultaría más la situación de una industria ya dañada: “En estos momentos, la fabricación de calzado es un negocio muy precario, sobre todo por la cantidad de mano de obra que se necesita y la poca flexibilidad laboral que hay. Si ya es complicado soplando el viento a favor, imaginad en los tiempos que corren…”.

Precarización y competencia extranjera

Aunque no tanto para la industria auxiliar, para los fabricantes de calzado, está siendo difícil sostener los contratos en el tiempo cuando las producciones se comprimen cada vez más. “Si se está mucho tiempo sin producir, hay que mantener las plantillas, y eso encarece muchísimo la fabricación”, concreta Amat. Y subraya: “El principal gasto fijo de una fábrica de calzado es la mano de obra”. A ello, cabe añadir la creciente competencia de países tercermundistas: “Antes, se podía competir con calidad; ahora, cada vez la maquinaria está más especializada, por lo que la competencia es muy fuerte”.

 Con todo, el gerente de Revecurt lamenta el cierre de algunas empresas locales del sector y se sorprende ante la situación límite de otras firmas consolidadas. “Creo que va a haber un cambio después de todo esto. Antes de esta crisis sanitaria, se iba aguantando, pero ahora la reconversión ha sido tal que es más una cuestión de futuro. A partir de este momento —presupone Amat—, veremos si realmente la reconversión ha sido con proyección o para seguir en la precariedad”.


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