EL CAMPELLO. Convertir un municipio en un plató de cine. Ese es uno de los objetivos que se proponía El Campello dentro de su campaña 'Sonríe, ya estás en El Campello'. Y parece que, poco a poco, lo está consiguiendo. Tanto es así que esta localidad costera ha hospedado la grabación del nuevo corto del valenciano Guillermo Alcalá-Santaella. El porvenir, que así se titula el recién rodado, ha devuelto la década de los noventa a diversos puntos del municipio, como el barrio del Bonny, la Casa de la Cultura (cedida por el Ayuntamiento) o el cercano restaurante El Casino e, incluso, ha arrastrado al vecino Sant Joan d'Alacant a participar en, a través de un hostal "en el que se podían retratar perfectamente los años 90", cuenta el director.
Pese a que Alcalá-Santaella ya conocía el campellero barrio del Bonny por un trabajo anterior, ha tenido ayuda en la búsqueda de las localizaciones, a través del rastreador Víctor Mirete, del Patronato de Turismo Costa Blanca. "También estuvimos mirando otros municipios, como La Vila o Alicante. Pero nos acabamos quedando con El Campello y Sant Joan, porque lo conocido al final tira", admite el director valenciano, quien cuenta que dos de los requisitos para escoger las ubicaciones eran "que se pudieran ambientar en la época y que estuvieran cerca entre ellas, porque teníamos muchísimas escenas y únicamente cuatro días para rodar".
Estos emplazamientos alicantinos se mezclan con una historia en particular parar narrar el movimiento migratorio a través de una madre colombiana (interpretada por Tatiana Burcán) que vuela a España junto con su hija de nueve años (Gala Bichir). El motivo que las lleva a cruzar el Atlántico es reencontrarse con el padre de la niña (Adán Rodríguez), que volvió a su país europeo natal seis meses antes por una oportunidad de empleo. "Para sorpresa, él ha rehecho su vida y no quiere saber nada de ellas, por lo que madre e hija se ven, de repente, en un país donde no conocen a nadie, sin recursos ni trabajo. La madre tiene incertidumbre, pero a su hija le transmite que es algo normal, una aventura". Una especie de juego para encubrir la situación de precariedad al estilo La vida es bella.
El peso de la historia recae sobre el personaje de la madre, quien traslada el conflicto al espectador sobre todo lo que conlleva una migración forzosa. "Esto ha sucedido siempre y seguirá sucediendo; el movimiento migratorio no va a parar. Ya no solo hay migraciones por motivos económicos, sino también por cuestiones de guerra o condiciones climatológicas. Se trata de poner el foco y llegar al espectador que no simpatiza y que ve un problema en lugar de una realidad que se habría que confrontar y buscar la mejor alternativa para este núcleo social del que formamos parte todos, porque la gente se olvida de que nosotros -los españoles y las españolas- hemos sido los primeros migrantes en la década de los 70 y también hace diez años", subraya Alcalá-Santaella.
La trama de este audiovisual tiene su origen en El porvenir, un relato que el cineasta valenciano adaptó en el proceso de guionización y que, más tarde, teledirigió confinado, al dar un familiar suyo positivo en covid-19. "Yo ya había trabajado con un sistema streaming, pero como productor, no como director de un corto cuyo guion es mío", diferencia con su actual proyecto, al que la pandemia retrasó de verano a Navidad y en el que el cineasta ha estado abrigado por un equipo distinto al que está acostumbrado. Y es que la productora ha sido la Escuela de Cine de la Universidad Miguel Hernández, la cual está formada tanto por profesorado como por estudiantes y que ya ha trabajado con otros directores, como David Valero en La orquesta de Los Bengala o Fran Mateu en Hell West.
"Yo estoy acostumbrado a un entorno profesional y esto ha sido muy parecido", asegura. Y, aunque todo el equipo ha resultado sustancial para que el cortometraje saliera adelante, agradece especialmente la labor de Andrea, ayudante de dirección, "que ha sido mis ojos y mis oídos en el set", así como la coordinación de Guillermo López Aliaga, director de la Escuela de Cine UMH y profesor doctor del Departamento de Arte.
Es precisamente este último quien traslada su orgullo por la "cantera tan trabajadora y talentosa de estudiantes que hay en nuestras aulas" y cómo la Escuela de Cine trata de potenciar estas cualidades dentro de un equipo formado, en su mayoría, por "alumnado de tercero y cuarto curso que ya tiene la base teórica, pero que le falta lo que intentamos ofrecer: la experiencia real. Hasta que no llegas a un set, plantas una cámara y te poner a rodar, realmente no sabes de qué va la película", expone. Es por ello que la Escuela ha alcanzado su quinta edición con Alcalá-Santaella, a quien López propuso la iniciativa y, según garantiza, "se implicó desde el primer momento. Yo conocía a Guille desde hace tiempo; es una buena persona y un gran profesional, además de que me gusta el tipo de cine que hace, muy social".
Aunque el responsable de la Escuela de Cine es consciente de las limitaciones que conlleva el marco del ámbito académico, también conoce de primera mano la actitud profesional con que afrontan los proyectos: "Obviamente no podemos competir con una productora en cuestiones como el presupuesto, pero sí en metodología de trabajo o funcionamiento de departamentos. Los que nos metemos en esto es porque nos gusta el cine y queremos sacar adelante un corto de la mejor manera posible, por lo que todos cambiamos el chip; sabemos que no estamos en las aulas", diferencia.
Con el rodaje finalizado, el equipo se sumerge ahora en la fase de posproducción, confiando en hacer un primer pase en la UMH en verano. "Yo preveo que listo y finiquitado estará a finales de verano", fecha el director del mismo. Y confiesa que las intenciones a partir de ese momento están puestas en encontrar una distribuidora. "Si no podemos distribuirlo así porque no tenemos el capital podríamos hacerlo a través de plataformas del tipo Filmfreeway o Festhome. Y, si cabe, hasta presentarlo a la convocatoria de cortos de 2022 del Instituto Valenciano de Cultura (IVC)", desvela su voluntad.