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"Si ves que el tiempo pasa y tú no avanzas, tal vez debas cambiar de hábitos"

Ortiz insiste en que el Hércules no puede renunciar a comprar el Rico Pérez el día de mañana, coincidiendo con el tercer aniversario de la adquisición por parte del empresario y de Ramírez de la deuda de la Fundación del Hércules con la Generalitat.

11/12/2020 - 

ALICANTE. "Si ves que el tiempo pasa y tú no avanzas, tal vez debas cambiar de hábitos", decía exjugador de baloncesto estadounidense Karl Malone.

Este sábado se cumplen tres años desde que el Instituto Valenciano de Finanzas (IVF) adjudicó a la mercantil Zassh Tecnológica del 15,07% del capital social del Hércules y de un derecho de crédito de 15.425.002,95 euros del que era deudor la Fundación del club blanquiazul.

Tras una primera subasta desierta y una segunda quebrada, los dos activos pasaron a manos de la citada mercantil por el procedimiento de adjudicación directa y a cambio de 608.150 euros (gastos incluidos). 

Con este traspaso el IVF cumplía con el mandato del Consell de desinvertir en el Hércules y Enrique Ortiz y Juan Carlos Ramírez (que se reparten a partes iguales el capital social de Zassh, aunque el primero lo hace a través de una sociedad patrimonial de dos de sus hijos) se aseguraban que por bien que le fuera en lo deportivo al equipo, nadie podría hacerse con él a sus espaldas pues se convertían en acreedores (se subrogaban al IVF) de su máximo accionista, una Fundación del Hércules sobre cuyas acciones (que representa un 64% del capital social del club blanquiazul) ya pesaba entonces una amenaza de embargo en el marco del procedimiento de ejecución de títulos judiciales iniciado por la Generalitat en el Juzgado de Primera Instancia nº 7 de Alicante como consecuencia del impago de la señalada deuda de 15,4 millones. 

Un pufo cuyo origen se encuentra en la ejecución por parte del banco Sabadell del tristemente famoso aval de 17.900.000 euros que en 2010 le había prestado el banco del Consell a la Fundación; gracias al aval, esta obtuvo de la antigua Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) un préstamo de igual importe con el que suscribir una ampliación de capital por aportaciones dinerarias en el Hércules que, a su vez, permitiera a este obtener liquidez para poner a cero su deuda con Hacienda y Seguridad Social. El problema es que la Fundación no devolvió el préstamo y el Sabadell (que se había quedado con la CAM por un euro) ejecutó el aval (eso por no hablar de que la deuda del club con los citados organismos no se canceló íntegramente). 

Además de un expediente sancionador de la Comisión Europea por supuestamente vulnerar la competencia (felizmente para el club anulado por Luxemburgo), dicho auxilio financiero terminó condenando a la liquidación a Aligestión: esta sociedad, entonces propietaria del estadio José Rico Pérez y de la que eran accionistas Enrique Ortiz, Valentín Botella y Juanjo Huerga, había participado en la operación como fiadora de la Fundación y en cuanto el Sabadell ejecutó el aval, el IVF pasó a reclamarle la deuda de aquella, algo que ocurrió en un momento en el que Aligestión ya tenía problemas (hasta el punto de suspender pagos) con el Banco de Valencia que era el que le había financiado precisamente la compra del estadio.

Ahora bien, a diferencia de lo ocurrido con la deuda de la Fundación y el mencionado paquete de acciones del Hércules, de los que no tardó en desprenderse, con el Rico Pérez el IVF ni ha hecho lo mismo ni parece que pueda a corto plazo... 

En febrero de 2017 pujó con fuerza (protagonizó un llamativo mano a mano de pujas digitales con Ortiz y Ramírez) por el estadio en la subasta de bienes de Aligestión y se lo quedó a cambio de 3.750.000 euros (estaba tasado en 13.500.000 euros); un movimiento dirigido a compensar parcialmente el roto que había supuesto la ejecución del aval de 18 millones de euros: se hacía con la propiedad de la instalación a cambio de un desembolso de dinero que en su mayor parte (unos 2,5 millones) no tardó en regresar a sus arcas al ser el máximo acreedor de la mercantil en liquidación. 

Pero como los lectores de Alicante Plaza conocen, desde casi la resolución de la subasta el banco del Consell y el liquidador de Aligestión, el administrador concursal Miguel Hernández, protagonizan un tira y afloja judicial con el Hércules por la anulación del contrato de arrendamiento que no parece tener fin: los bienes y derechos de la mercantil salieron a subasta libres de cargas, pero en el plan de liquidación se facultaba al adjudicatario para aceptar que continuase vigente una de ellas, concretamente el contrato de arrendamiento suscrito en 2007 por Aligestión con el Hércules (por 25 años y a cambio del pago de una renta anual de importe equivalente al 7% de los ingresos brutos del club en cada ejercicio); el IVF, como adjudicatario, manifestó expresamente que no deseaba que siguiera vigente y el liquidador presentó una demanda de resolución, pero ambos se encontraron con que Salvador Calero, el magistrado titular del Juzgado de lo Mercantil, se declaraba incompetente para pronunciarse y les emplazaba a dirigirse a la Jurisdicción Contencioso-Administrativa al participar en el convenio de uso del estadio el Ayuntamiento de Alicante. Esa decisión fue recurrida ante la Sección Octava de la Audiencia Provincial de Alicante que anuló el auto por la que se adoptaba, devolviendo la pelota al Juez de lo Mercantil. Sin embargo, se van a cumplir dos años de lo anterior y todavía no se ha señalado ni la vista en la que dilucidar la demanda.

Mientras lo anterior se produce, el IVF no ha firmado el convenio de cesión con el Ayuntamiento al que ambos han aspirado desde el primer momento y Hércules, por sus parte, hace uso del estadio sin pagar arrendamiento (provisiona las sumas a desembolsar, eso sí), asumiendo los gastos de mantenimiento que han llegado a ascender a cerca de 100.000 euros anuales (aunque en los últimos tiempos el club se ha apretado el cinturón y, por ejemplo, ahorra jugando sus partidos con luz natural). Una suerte de 'precario' que sitúa al club no muy lejos de la figura del okupa y la ciudad de Alicante sin una instalación moderna (el Rico Pérez va camino de cumplir 47 años y, por mucho mantenimiento, su estado es manifiestamente mejorable) que le permita al menos ilusionarse con aspirar a ser sede de un evento con un mínimo de repercusión. 

"El Hércules no debe perder como objetivo recuperar el Rico Pérez"

Pues en ese contexto, este viernes, en el transcurso de su comparecencia para despejar dudas sobre el futuro de Javier Portillo y a preguntas de Alicante Plaza, Ortiz aseguraba que "el Hércules no debe perder como objetivo recuperar el estadio", al tiempo que apuntaba al "papel de la Administración" para que lo anterior sea posible y a la necesidad de que "el momento sea el adecuado". 

Para el empresario, ese momento adecuado no será otro que cuando club haya regresado al fútbol profesional (esta es su séptimo año fuera del mismo), lo que le permitiría cancelar su deuda con Hacienda y los acreedores del concurso, pasos que obviamente sitúa por delante en la hoja de ruta. En cuanto al papel de la Administración, Ortiz insistía en que esta tiene ahora cosas más importantes a las que atender (por la pandemia de Covid-19) y no entraba en detalles, pero evidentemente este no puede ser otro que ponerse de acuerdo en el precio y otras contraprestaciones o directamente impulsar un plan de cooperación público-privada que evite que también en este tema Alicante siga siendo el hazmerreír de propios y extraños.

El tiempo y los hábitos.

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