Hoy tengo un lector menos que hace un mes. Sergio se ha ido. Nos deja a todos con un sabor amargo. Los suyos están huérfanos de su sonrisa y algunos anhelamos haberle conocido más. Era una persona espectacular. Nunca había visto tantos mensajes en honor de un ausente. No sólo en la forma sino también en el fondo. Miles de fotos, de dedicatorias, de expresiones. Eso de que Elche está roto no es un alegato cursi y cínico, a Sergio la gente le quería de verdad. Me marcaron las imágenes en las que el líder del PP local compareció ante los medios para hacer unas declaraciones sobre lo acontecido: lloraba hasta el apuntador, empezando por Pablo Ruz, pasando por Claudio Guilabert y terminando por el reportero de la cadena SER que era incapaz de contener las conmoción. Se pueden maquillar las palabras pero no las lágrimas con las que habla el corazón.
Lágrimas que derramo escribiendo estas palabras. Pienso en la gente que deja, en su mujer, sus hijas, y en lo mucho que estarán sufriendo sus amigos como mi apreciado Pablo Ruz. Recuerdo también cuando comentábamos alguna de mis columnas. La última vez que hablé con él me decía que le movía trabajar con gente buena. Lo que era él. Estoy conmocionado porque encontrar a alguien así en política es complicado. En un mundo en el que impera eso de cuerpo a tierra que vienen los nuestros es difícil ver personas que sean queridas de verdad. Se le echará de menos, dignificaba el oficio. Ojalá su ejemplo sirva para trabajar todos con todos y dejar tantos malos rollos cargados de falsas sospechas.
Su legado más preciado es el espíritu que se respira en el equipo de Pablo Ruz. Ver cómo se querían de verdad Pablo, Claudio y Sergio es un oasis en los polvorines que representan los grupos políticos. Recuerdo cuando en mi etapa en Ciudadanos quedaba con los concejales del municipio que fuera y se ponían a parir unos a otros. Un día me encontraba con el portavoz y se despachaba a gusto de su segundo de a bordo, después me veía con el aludido y hacía lo propio con su jefe. Había más cuchillos que en la cocina de Quique Dacosta. Ya conté una vez aquí alguna de las guerrillas entre bandos. Era esperpéntico, demostraban estar más preocupados de su ego que por el bien común. Sentimiento de comunidad que sí tenía Sergio, como destacó el otro día Pablo Ruz. Me consta que lo comparte el que era su equipo. Lo trasmiten, son una piña, y eso es algo de lo que se tienen que sentir orgullosos. Siempre he visto en el ambiente del PP ilicitano un vergel en el páramo del poder, ahora en tiempos de dolor se palpa en el ambiente.
Lo que marca la diferencia entre los ganadores y los perdedores es que unos son un equipo y los otros tienen un equipo. La complicidad de los que han sabido generar la simbiosis entre los miembros de la plantilla es la clave para la victoria. Comunión que derrota a aquellos que simplemente tienen un rosario de perfiles aleatorios sin que exista conexión entre ellos por una causa común. Pablo Ruz ha conseguido que sean uno, estoy seguro de que cumplirán el sueño de Sergio de que el PP gobierne en Elche.
Va por ti, Sergio. Echaré de menos que me digas que ya has leído mi artículo antes de enviártelo. Todos añoraremos algo de ti. Sé que me leerás desde allí arriba. Descansa en paz, haremos del mundo un lugar mejor con tu memoria.