ALICANTE. Al otro lado del hilo telefónico Yotuel Romero atiende ilusionado pero con deje cansado. Acaba de volver del vuelo que le llevó de su Cuba, "de la tierra", a Canarias, donde inicia la gira de regreso de Orishas. "Estamos cansados emocionalmente porque es el primer concierto en Cuba después de 18 años", cuenta. Han sido "tantas emociones reunidas en dos horas de show" que siente que "pasa algo mágico que no sé cómo explicar porque no lo entiendo, es como si estuviéramos empezando de nuevo pero que todo el mundo te conoce".
Yotuel, como se le suele identificar, formó Orishas junto a Roldán, Ruzzo y Flaco-Pro. Su fusión de la música tradicional cubana con los sonidos del hip hop impactó a principios de 2000. Ahora vuelven los tres primeros para reivindicarse y no solo por la música. "Donde Orishas hizo mella fue en las letras", explica. De ejemplo pone Nací Orishas, que se lanzó en 2005, "después de tantos años de crear, ver que son canciones que responden al día a día, totalmente escritas hace tres meses, te das cuenta de que eran canciones atemporales".
No era esa su voluntad, las melodías más clásicas con el rap pretendían reflejar el cambio. Sin artificios. "Imagínate si había ingenuidad que no existían las redes sociales", bromea, "no había estrategia de marketing, era música por placer". Y aquí aprovecha para lanzar una pequeña puya a otra compatriota suya, Camila Cabello. "Te das cuenta de que Havana la compuso Orishas hace más de veinte años", y empieza a tararear la melodía con la letra de ella para seguir con la de Represent, uno de sus mayores éxitos. "Si la escuchas, es el mismo tono", prosigue. "Orishas creó muchas tendencias, somos impulsores de lo que hoy es el urbano", destaca.
Esta semana la gira les trae a Sant Vicent, en la sala The One, el próximo 14 de abril y no es solo el pasado lo que les atrae. Tienen nuevo disco a punto de salir y además han ido moviendo algunas nuevas canciones como Sastre de tu amor, Rumbón o Bembé. "Hay demasiadas ganas", dice Yotuel a propósito de este nuevo lanzamiento: "Hay tanto vacío musical, y tanta sequía, que estamos locos porque va a ser un antes y un después de la música urbana, como lo fue A lo cubano".
"Orishas no quiso nunca ofrecer un sonido, sino la esencia de mezclar lo urbano con lo tradicional", recuerda de aquel debut. En ese trabajo se incluía Mística, "que era una mezcla que no sé si era electro merengue", o años más tarde con El Kilo, cuando sacaron Reina de la calle, "que era un chachachá". "Orishas nunca ha marcado un ritmo, ha marcado una esencia", sostiene, "la de mezclar ritmos urbanos -sea lo que sea-, poniendo nuestro bolero, rumba, guaguanco, nuestro mambo".
Estilos tradicionales a los que ellos, crecidos en el París de finales de los 90, añadían rap y otras nuevas tendencias del momento. "La realidad de la calle en Francia no es la misma que en España o en Estados Unidos, eso hace que cuando empiezas a producir tu música te nutres de muchas músicas y ahí es donde empieza a cobrar vida", razona.
En 2010 el trío se separó y cada uno desarrolló su carrera por separado. Yotuel, que ha trabajado como productor y compositor para otros artistas, explica que en estos años "se me acercaba gente que me pedía que sonara a Orishas, pidiendo una cumbia, un rap, y en su mente la esencia es la mezcla". Y bromea pensando que la que ellos mismos representaban se podría denominar "un grupo con un featuring, con un rapero y un cantante". La receta que se convirtió en un habitual.
En su caso la combinación funcionaba de manera natural. "Se lleva estupendo porque cada cual cumple su función", comenta, "ahora no conviviría un artista puramente urbano ni un puramente melódico, es esa combinación de melodía y rap la que hace". Frente a las técnicas de mercadotecnia "de juntar a este rapero con este cantante", Yotuel aconseja algo básico. "Para que una canción fluya de manera orgánica tiene que haber una química, como la que tuvo Despacito con Daddy Yankee y Luis Fonsi que la convirtió en lo que fue, pero no es esa mezcla señal de éxito, aunque ahora esté viciada con ese concepto".
En 2018 que el vídeo más reproducido en la historia de YouTube sea el mencionado clásico representa el nuevo orden. "El mundo entiende que la multiculturalidad es global y lo ves en el cine con Coco, con Iñárritu y Del Toro", presume. "El latino tiene más tendencia y presencia en lo que es la comunidad mundial", prosigue, "poco a poco se va estando ahí, en el lugar que merecemos". Eso sí, pese a esos grandes hitos en la cultura popular, "lo que hace falta es que esos exponentes latinos que enseñemos a los gringos, por decirlo de algún modo, hay que enseñar el lado bueno, no solo el mainstream, también el de más calidad". Y empieza a enumerar nombres como el de Natalia Lafourcade, Orishas, Residente o Beatriz Luengo.
La mención a la que es su pareja le ha servido para apuntar que "es momento de mostrar calidad; hemos mostrado el fastfood latino y ahora tiene que conocer el gourmet". Con esa frase hace un juego de palabras para introducir el título de su nuevo álbum, Gourmet. "¡Qué bueno que la locura que empezó hace veinte años es la tendencia!", señala, "quiere decir que no estábamos equivocados y que, como dice mi esposa, somos vintage".
Luengo colabora con ella en este nuevo álbum, como ya ha hecho con otra de sus recientes canciones, Cuba la bella, y con otras. "Somos un grupo de trabajo en el que hemos compuesto más de diez hits que suenan en la radio", se enorgullece. Y menciona, entre varios, La mordidita de Ricky Martin. Del nuevo álbum promete un "un tema muy clave, Habana 1957 en la que colaboramos con Chucho Valdés. Ojo con esa canción porque promete ser una de las recomendaciones del chef de la casa y es una canción que te huele que la escuches cuando vayas que la deleites".
La degustación que ofrecerán en esta gira se planteará como "un grupo de rock", en la que irán probando la música en directo. Ya sea con temas como Everyday o Sastre de tu amor, "para que no se quedara como un grupo nostálgico sino que la gente demandara las nuevas". Siente que la estrategia les ha funcionado, "y no hay concierto que no quieran escuchar las nuevas y eso me enorgullece porque te das cuenta de que todavía hay público para rato". En su caso, "tenemos esas dos generaciones, la de 20 y la de 40, la de padres e hijos, y ambos dos disfrutando". Con humor concluye bromeando, "nuestros fanes hicieron algo bueno, transmitir lo que es la buena música". "Los hijos de los fanes nos dicen que cuando éramos niños solo se escuchaba Orishas y dices ¡guau! porque me recuerdo con siete años que crecí prácticamente odiando la música de mis padres y para nosotros es una bendición que los hijos de nuestros fanes sean nuestros primeros fanes".