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actúa esta noche en la sala stereo

El Último Vecino: desazón y melancolía retropop

 La banda barcelonesa que encabeza Gerard Alegre presenta este viernes 18 de noviembre en  la sala Stereo de Alicante su último disco 'Voces', publicado el pasado mes de marzo. 'El Último Vecino' es retropop en el siglo XXI. Con un sonido que recuerda a bandas como Derribos Arias, La Mode o Ultravox han convencido a crítica y público gracias a su puesta en escena e impecables directos

18/11/2016 - 

ALICANTE. Voces es el disco que ha confirmado el buen hacer de El Último Vecino. Gerard Alegre compone con un regusto melancólico, retro; y para ello utiliza aparatos que hoy forman parte de la instrumentación vintage. “Para grabar las canciones, casi todo lo electrónico, utilizo samplers de teclados clásicos. Se trata de un Korg DW6000 (un teclado de 1985) y un MicrokorgXL (un sintetizador analógico virtual)”. Con estas dos armas el sonido de El Último vecino evoca paisajes sonoros de mediados de los 80 y primeros 90.“Creo que Voces ya no es deliberadamente 80s. De hecho si quiero evolucionar es porque eso me cansa. Pero la cosa es que el primero ('El Último Vecino', 2013) suena a 80 pero no lo hice con intención de que sonara a 80s. Voces (2016) me suena más 90, y vetea saber, el siguiente a lo mejor suena a 2000, no lo se. Es como la evolución normal de un grupo en 4 décadas pero en 4 años.” Así, con esta declaración de intenciones, o más bien de, casualidades, se presentan El Último Vecino en la sala Stereo de Alicante.

Pero es inevitable echar la mirada hacia atrás al escuchar el sonido de la banda barcelonesa, o mientras se degustan sus letras con un poso de melancolía digno de la segunda etapa de The Cure, los primeros Radio Futura, La Mode, o Golpes Bajos. Aunque Gerard nos remite a los clásicos: “Creo que los grupazos son: Queen, Police, El Último de la Fila, Héroes del Silencio y Ultravox”. Quien lo diría escuchando canciones como Tu casa nueva. Y es que la música no es más que el medio de expresión de una alma inquieta y de apariencia atormentada como es la de Gerard. Que aunque en el escenario aparezca con Pol Valls a los teclados, Manel Leal a la batería i Bernat Castells a la guitarra, es el corazón de El Último Vecino. El corazón y el compositor, con una metodología clara y definida a la hora de crear canciones. “Casi siempre hago primero la música y la letra sale al final al mismo tiempo que la melodía de voz. Y en la música, normalmente, empiezo por el bajo y luego intento que alguna guitarra vuele por encima. Lo hago todo yo”.

E inevitablemente ese “yo” que envuelve a las canciones de vivos ritmos atemperados con una especie de saudade se muestra en Gerard cuando habla de los últimos conciertos que ha dado el grupo tras la gira de presentación de 'Voces': “Después de las presentaciones del segundo álbum, llevamos un par de conciertos recuperando alguna canción más del primer disco. Eso me pone melancólico”. Su primer disco, homónimo, apareció en 2013.  

El Último Vecino son una banda de directo que en los últimos tres años ha dado más de 100 conciertos  en España, Alemania, Lituania, México o Estados Unidos. Lo que deja patente que con solo dos álbumes han ido generando seguidores, y muy fieles. Porque su sonido no es común en esta segunda década del siglo XXI, donde la electrónica parece más un medio para el hedonismo y el baile, que para el romanticismo y la poética de los newromantics. Filosofía musical a la que se acercan El Último Vecino.  Un grupo que a través de Gerard muestra una actitud vital animalista y deliberadamente desconfiada de la raza humana que habita hoy en día el planeta. “Algún día el mundo entero será vegano y estará instaurado en la ética de la gente que, lo que se hace hoy en día -y desde hace siglos- con los animales, es exactamente lo mismo que el holocausto nazi. Pero conocido por todo el mundo en el momento que pasa y con mucha más gente colaborando.” Vamos pues ahora a bailar con Joy Division y con El Último Vecino. Y esperemos que Gerard tarde en bajarse de los escenarios, y sobretodo, que no se suba nunca a una silla.

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