VALÈNCIA. El desbloqueo en el Congreso de la reforma del Estatuto de la Comunitat Valenciana ha salpimentado esta semana la actualidad política autonómica. El avance en la Cámara Baja de esta modificación del texto debería culminarse, al menos a priori, en un referéndum que preocupa al Gobierno valenciano por la dificultad de fomentar la participación de la ciudadanía en una consulta tan aislada de cualquier proceso y desconocida en general para la mayoría de los valencianos.
Ahora bien, este posible referéndum también puede verse como una oportunidad para, tal y como informó este diario, iniciar un proceso de reflexión que pudiera llevar al presidente de la Generalitat, Ximo Puig, a contemplar el escenario de un adelanto electoral. Así, si esta fuera la voluntad del jefe del Consell, el referéndum ofrece un plus de refuerzo a esta opción, que permitiría jugar con el perfil reivindicativo del Gobierno valenciano liderado por PSPV y Compromís y reforzar la idea de defensa del autogobierno. Por tanto, el posible referéndum se convierte en un factor a tener cuenta ante un hipotético anticipo de las autonómicas. Pero existen otros argumentos que se vienen comentando entre las filas socialistas:
-Autoestima y calendario propio. Es complicado argumentar este tipo de idea para el PSPV, especialmente cuando todavía sigue activa la efervescencia por el proceso catalán y con el PP siempre preparado para señalar cualquier maniobra que pueda tener alguna semblanza con el trayecto llevado a cabo en Cataluña. Ahora bien, separar el proceso de elecciones autonómicas de las del resto de España es un ejercicio de autogobierno que otras CCAA aplican desde hace tiempo y una manera de darle un mayor grado de diferenciación a los comicios. Un hecho, eso sí, que puede conllevar una menor participación, si bien esto puede ser positivo para las fuerzas del Botànic.
-Amortiguación del impacto de las televisiones nacionales. En esta línea, si tal y como está previsto las elecciones se celebran el 9 de junio de 2019 junto con las europeas, se entrará en las dinámicas nacionales. Una circunstancia que a priori beneficia más a partidos como PP y Ciudadanos, cuyos electores apuntan a ser más consumidores de la actualidad estatal que de la valenciana. Con un adelanto electoral, y aunque puede existir cierta repercusión si no hay otro proceso, la influencia de estos medios nacionales será más limitada e incluso puede resultar más equilibrada al estar PSPV y Compromís al mando del Consell. Eso sí, todo apunta a que el Gobierno valenciano no podría contar posiblemente con una televisión autonómica en marcha y a pleno rendimiento para difundir su tarea de gestión.
-Financiación autonómica y deuda histórica. Además de la posible coincidencia con el referéndum de la reforma estatutaria, este podría ser el caballo de batalla o la idea fuerza para un adelanto electoral. Más de un año después de la promesa de Mariano Rajoy de remodelar un sistema que perjudica a los valencianos, todavía no se ha afrontado la citada reforma. El PP sigue amagando con impulsarla pero no hay avances concretos y los meses van cayendo. Si no hay propuesta antes de verano por parte del Gobierno de España o la que se pone sobre la mesa no resulta satisfactoria, Puig tendría un argumento de peso para llamar a los valencianos a las urnas para que avalen su gestión y validen al Botànic para redoblar su talante reivindicativo, además de elevar el nivel de conocimiento sobre el problema de la financiación en la ciudadanía.
-Debate valenciano. Sin duda, un adelanto electoral permitiría afrontar las cuestiones de la Comunitat limitando las distorsiones estatales. El Consell debería defender la gestión realizada y centrar en ello el debate, reduciendo la influencia de otros asuntos que nada tienen que ver con el Gobierno autonómico.
-No depender de Rajoy. Otro factor determinante es el peligro que supone para PSPV y Compromís la posibilidad de que el presidente del Gobierno decidiera jugarse el todo por el todo y adelantar las elecciones generales para hacerlas coincidir también con las autonómicas, locales y europeas. Si bien el estilo de Rajoy apunta a apurar los calendarios, ese golpe de timón dejaría el proceso autonómico a merced de un marco nacional -con la fuerte implicación de los medios estatales- en el que posiblemente saldrían beneficiados PP y Ciudadanos. En el caso del PSPV, casi implicaría dejar su suerte en manos de Pedro Sánchez, una opción que no seduce al entorno de Puig.
-El PPCV, a contrapié. La decisión de un adelanto por parte de Puig difícilmente beneficiaría a la formación que lidera Isabel Bonig. A día de hoy, ninguna encuesta ha mostrado una recuperación destacada de los populares ante la caída sufrida en 2015. El crecimiento de Ciudadanos y la difusión global de los casos judiciales relacionados con la corrupción no han permitido que la formación de la gaviota realce el vuelo. Enviar a las urnas al PPCV sin el apoyo de ningún otro proceso de carácter nacional dejaría a Bonig sola con sus fuerzas para medirse al Botànic y tendría más complicada la remontada.
-Independencia respecto a la marca nacional y a Pedro Sánchez. Además de evitar la dependencia de la marca PSOE -que a día de hoy no supone una garantía de ascenso-, un adelanto electoral del que Puig saliera bien parado renovaría con brillantez sus galones como presidente de la Generalitat y líder del PSPV ante Sánchez. Una manera de fortalecer la imagen de referente independiente en el ámbito nacional en la que viene trabajando el jefe del Consell en los últimos meses.
-Evitar la última tensión presupuestaria. Otro factor positivo de un adelanto electoral para Puig sería el aplazamiento del debate sobre las cuentas. Cabe recordar que PSPV y Compromís ya tuvieron fuertes discusiones con Podemos en la negociación de los Presupuestos de la Generalitat para 2018. Finalmente hubo acuerdo aunque la sensación que quedó en el Consell fue que sería muy complicado volver a sacar adelante las siguientes cuentas, las de 2019. Un adelanto electoral para finales de este año permitiría aplazar esta negociación y retomarla, si hay victoria de las fuerzas progresistas, con gobierno recién estrenado.
-Implicación de los alcaldes. Aunque hay debate sobre si las locales arrastran voto para las autonómicas, hay dirigentes del PSPV que opinan que adelantar éstas últimas favorecería que los alcaldes se centraran en su respaldo a Puig. Un buen resultado del jefe del Consell dejaría a los socialistas fortalecidos para afrontar las municipales en junio de 2019, por lo que los alcaldes terminarían beneficiándose posteriormente en sus procesos.
En resumen, unos factores de análisis y reflexión que no resultan desdeñables a la hora de contemplar el futuro a medio plazo desde el Palau de la Generalitat. Si bien el presidente Puig, tal y como ha comentado en alguna ocasión internamente, desea agotar la legislatura y demostrar así que el gobierno de coalición ha funcionado, el debate sobre un posible adelanto electoral viene produciéndose en distintas esferas socialistas y ya se ha colado en la cúpula del Ejecutivo.