ALICANTE. El sector de la hostelería de la provincia de Alicante comienza a reinventarse para poder resistir, después de cinco semanas de cierre con motivo de la declaración del Estado de Alarma. La constatación de que será una de las últimas actividades económicas en escapar a las restricciones de movilidad para evitar la propagación del coronavirus -en principio, se prevé la reapertura para final de año- ha forzado a varios restauradores a planificar nuevas estrategias que les permitan generar algún tipo de ingreso. Todo con la esperanza de no tener que limitarse a depender de los aplazamientos fiscales, de la solicitud de líneas de crédito o de la puesta en marcha de programas de subvenciones, que todavía se siguen negociando con las administraciones más próximas, como viene informando Alicante Plaza.
La más asequible en términos de inmediatez en su aplicación es la apuesta por el delivery o reparto a domicilio: una práctica hasta ahora casi reservada a cadenas de comida rápida. Cuando menos, lo cierto es que la Asociación Provincial de Empresarios de Hostelería de Alicante (APEHA) ya ha constatado el interés de varios asociados en implantar el servicio, que sí puede realizarse bajo determinadas condiciones (básicamente, que se limite al máximo el contacto entre el repartidor y el cliente en las entregas) pese a la orden de confinamiento general. De hecho, esa circunstancia es la que ha permitido que empresas dedicadas de manera específica a servir esos pedidos, como Glovo o Just Eat, sigan operando en las principales ciudades de la provincia en las que tienen implantación.
En esta línea, APEHA proporciona el asesoramiento necesario para que cualquier hostelero disponga de información sobre los protocolos y los requisitos que se han sistematizado a través de las guías de buenas prácticas para el sector turístico, distribuidas por la Secretaría de Estado de Turismo, o las recomendaciones delimitadas por el Ministerio de Sanidad. Hasta el momento, eso sí, la asociación no sopesa la posibilidad de activar una plataforma común en la que canalizar los pedidos al no disponer de los recursos necesarios.
Según las mismas fuentes, a ello se añade, además, que la prestación de ese servicio no está siendo una tarea fácil al menos para aquellos hosteleros que ya han decidido dar el paso. Primero, porque no se dispone de la estructura necesaria (vehículos y personal). Segundo, porque los resultados obtenidos en esos primeros ensayos de restaurantes que sí lo han puesto en marcha (algunas arrocerías, por ejemplo) no han permitido ir más allá de cubrir gastos.
Valera (APEHA): "Muchos hosteleros van a pensar en reinventarse por la incertidumbre que supone no saber cuándo podremos reabrir"
Tercero, porque como también certifica el presidente de la Asociación de Restaurantes de Alicante (ARA), César Anca, tampoco es una opción fácil desde el punto de vista económico recurrir a las plataformas de reparto (como las ya citadas) al tener que asumir el coste de sus comisiones. Y cuarto, porque la mayoría de las empresas de hostelería se han acogido a un ERTE asociado a la duración del Estado de Alarma y no podrían recuperar a sus empleados ahora al menos hasta que se prolongue su vigencia.
En todo caso, la presidenta de APEHA, María del Mar Valera, incidió en que lo lógico es que a partir de ahora más restaurantes se decanten por la opción del reparto a domicilio como posible salida, a la vista de que ya se da por sentado que el cierre de los negocios se prolongará hasta Navidad. Al menos, puede ser un alivio para aquellos que puedan reorientarse fácilmente por el tipo de comida que servían, o que decidan adaptar sus cartas con platos que sí permitan ese reparto. "Lo que está claro es que hay muchos compañeros que están desesperados; se anuncian ayudas pero que no sabemos cuándo van a llegar y, además, sigue la incertidumbre sin que nadie diga en concreto cuándo se va a poder reabrir", insistió. "Algunos ya nos están transmitiendo que puede que renuncien a reabrir, sobre todo los que dependen de la campaña de verano para subsistir", recalcó.
Así, las principales preocupaciones en el sector continúan siendo la necesidad de que se instaure la flexibilidad en los ERTE, con el propósito de que se facilite una reincorporación gradual de las plantillas; que se apruebe una regulación para dar cobertura al problema de los alquileres y que se concrete cuáles van a ser las condiciones en las que se podrá desarrollar la actividad en el momento en el que se autorice la reapertura. En esta línea, Anca incidió en que "ahora mismo lo que hay es mucho nerviosismo por la incertidumbre y lo que estamos aconsejando desde ARA es no precipitarse porque a veces los atajos no funcionan bien", concluyó.