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el documento critica el uso electoral del agua, que compromete su futuro

Un informe de Fedea alerta de que Júcar y Segura usan 700 Hm3 más de los que tienen cada año

4/10/2023 - 

ALICANTE. Un informe sobre la 'Situación y perspectivas de los recursos hídricos en España' publicado por la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) constata que la situación en las cuencas del Júcar y el Segura, las dos que afectan a la Comunitat Valenciana, es especialmente crítica debido a la sobrexplotación. La clave estriba en que ambas cuencas usan al año aproximadamente 700 hectómetros más (en total) de los que tienen disponibles a través de sus aguas superficiales, de manera que este déficit se compensa con la sobrexplotación de acuíferos.

El informe, elaborado por José Albiac Murillo, Encarna Esteban Gracia (ambos de la Universidad de Zaragoza) y Safa Baccour (de la Universidad de Córdoba), y publicado en septiembre, lleva a cabo una revisión de los recursos, instituciones y  políticas del agua en toda España, analizando los principales logros y fracasos de las estrategias de  gestión en las últimas décadas. El estudio muestra los principales desafíos que afrontan  las principales cuencas españolas, y se evalúan los distintos instrumentos que permitan alcanzar una gestión más sostenible de los recursos hídricos.

En el caso de las cuencas que afectan a la Comunitat Valenciana (pero no solo, pues el Segura se comparte con Murcia y el Júcar con Castilla-La Mancha), el informe pone de manifiesto que las necesidades del regadío, fundamentalmente, no se pueden atender solo con los recursos propios de cada una de ellas, pero tampoco con las aportaciones extra que suponen el trasvase Tajo-Segura y las desaladoras. De esta manera, entre la disponibilidad y las extracciones hay un desfase de unos 300 hectómetros anuales en el Segura, y de 400 en el Júcar.

La cuenca del Segura es, para los autores, "ejemplo de expansión descontrolada del regadío" (de 100.000 hectáreas en 1980 a las 260.000 actuales), algo que atribuyen a "las expectativas creadas por el trasvase, la rentabilidad del regadío, y la falta de control de las autoridades". El documento cifra en 1.370 hectómetros cúbicos la disponibilidad anual de recursos, contando los recursos renovables (840 Hm3), el trasvase (300 Hm3) y las desaladoras (230 Hm3). En cambio, "las extracciones alcanzan los 1.700 hm3, de las que 1.500 hm3 se destinan al regadío", según datos de la CHS de 2022.

Esta "desproporción sustancial" de 330 hm3 entre demanda y oferta se cubre, según el informe, con la sobreexplotación de los acuíferos de la cuenca, que está "causando problemas de subsidencia del terreno, con daños significativos en la ciudad de Murcia y en el Valle del Guadalentín". Pero es más, los autores advierten de que con la reducción del caudal trasvasado desde el Tajo (de 300 a 200 Hm3) y el plan del Gobierno para elevar la desalación "no va a servir para reducir la sobreexplotación de acuíferos". Y, por si fuera poco, tildan de "meramente cosméticas" algunas medidas para hacer frente a la escasez de agua.

Embalse de la CHJ en una imagen de archivo. Foto: AP

El problema no es exclusivo del Segura. En la cuenca del Júcar se repite un esquema según el cual solo las demandas de agua del regadío ya superan ampliamente el caudal disponible de fuentes renovables, sin contar el abastecimiento. Concretamente, la disponibilidad anual de se cifra en 2.500 hm3, a los que se añaden 110 hm3 de las plantas de desalación. Por contra, las extracciones de agua alcanzan los 3.000 hm3 , 2.400 para regadío y 600 para uso urbano e industrial (CHJ 2022). De nuevo se recurre a la sobrexplotación de acuíferos. "Los mayores desequilibrios entre recursos renovables y extracciones se dan en los sistemas del Júcar (-330 hm3 ), Turia (-180 hm3 ) y Vinalopó-Alacantí (-100 hm3 )", indica el informe.

Así, en sus conclusiones, el informe señala que "la situación de escasez es grave en las cuencas del Segura, Júcar y Guadalquivir, que se han convertido en cuencas casi cerradas, con muy poco caudal en desembocadura". La creciente escasez es consecuencia, aseguran, "de la enorme expansión del regadío y la falta de control de los acuíferos en las confederaciones de estas cuencas". En cuanto a las soluciones, apuestan por "reducir la presión sobre la escasez y la degradación de la calidad del agua", así como "conseguir la adaptación a los riesgos de cambio climático". Sin embargo, lamentan que "la experiencia reciente en las confederaciones muestra que los responsables políticos utilizan muchas veces el agua para conseguir ventajas electorales en el corto plazo, que empeoran las perspectivas de uso sostenible del  agua a medio y largo plazo".

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