VALÈNCIA (EP). El grupo de Microbiota, Infección e Inflamación de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunitat Valenciana (Fisabio), dependiente de la Conselleria de Sanitat Universal y Salut Pública, ha liderado una investigación con pacientes hospitalizados que ha comprobado que existe una cooperación entre dos tipos de bacterias de la microbiota -clostridiales y lactobacillus- que impide la proliferación de las potencialmente patógenas enterobacterias multiresistentes.
La microbiota humana es el conjunto de microorganismos que se encuentran en tejidos del cuerpo humano como, por ejemplo, en el intestino. La mayoría de estos microorganismos son bacterias y, algunas de ellas, tienen un efecto notable en el individuo, incluyendo en la actividad del sistema inmune o nervioso, entre otros.
Las enterobacterias multiresistentes son un problema sanitario especialmente relevante en pacientes inmunodeprimidos. Al ser vulnerables a infecciones, estos pacientes reciben antibióticos dañinos para la microbiota, lo que facilita a los patógenos multirresistentes colonizar el intestino y expandirse por el organismo.
El investigador principal del estudio, Carles Úbeda, ha explicado, según ha indicado la Generalitat en un comunicado, que "el tratamiento con antibióticos de pacientes hospitalizados inmunodeprimidos, como los pacientes con leucemia, conlleva la alteración de la microbiota intestinal lo que facilita la colonización y posterior diseminación a sangre de enterobacterias multirresistentes". "Este es un problema muy relevante porque en ocasiones los pacientes fallecen por este tipo de infecciones", ha agregado.
La investigación ha conseguido demostrar en pacientes hospitalizados que es la interacción entre lactobacillus y las bacterias clostridiales la que crea un ambiente hostil para el crecimiento de las enterobacterias. Esta conclusión supone un avance que posibilita nuevos tratamientos con probióticos que combinen diferentes microorganismos para limitar las infecciones.
El estudio partió de la premisa de que la microbiota intestinal protege ante enfermedades infecciosas. Primero se analizaron heces de pacientes con leucemia hospitalizados en el Hospital La Fe y, mediante un análisis estadístico, se observó que lactobacillus estaba vinculado a una menor colonización por enterobacterias multirresistentes.
Después, utilizando diversos modelos de ratón se comprobó que lactobacillus es relevante para proteger frente a las enterobacterias pero no suficiente, lo que llevó a pensar que es la cooperación entre diferentes microorganismos la que impide el crecimiento de las enterobacterias.
La interacción que se produce consiste en que lactobacillus crea unas condiciones óptimas para que las bacterias clostridiales de la microbiota puedan desarrollarse y son estas las que generan una serie de sustancias como el butirato que tienen un efecto inhibitorio en las enterobacterias. Por este motivo es importante profundizar en las sinergias entre microorganismos más que en la administración de bacterias aisladas.
"Bacterias del grupo Lactobacillus se utilizan habitualmente como probióticos para combatir infecciones, pero existe cierto grado de variabilidad en su efectividad. En este estudio demostramos que algunos lactobacillus confieren protección de manera indirecta, favoreciendo el crecimiento de otras bacterias de nuestra microbiota, los clostridiales, y por tanto, la eficacia de un probiótico podría variar dependiendo de la composición de la microbiota del paciente", ha resaltado Úbeda, investigador principal del grupo de Microbiota, Infección e Inflamación de Fisabio.
Otra vía de investigación que se abre tras este trabajo es entender por qué los lactobacillus favorecen el crecimiento de clostridiales. Es decir, si se hallan cuáles son las moléculas que genera lactobacillus para incrementar las comunidades de clostridiales, podrían desarrollarse productos con ellas. En lugar de administrar los microorganismos vivos (probióticos) se podría administrar la sustancia que favorece su proliferación (prebióticos).
Esta investigación parte del proyecto europeo InfectERA FloraStopMRE coordinado por Fisabio y en colaboración con las Universidades de Navarra, Laussane, Marseille, Toulouse, Munich e Institutos de Investigación Memorial Sloan Kettering y Gulbenkian de Ciencia. Los resultados obtenidos han sido publicados en la prestigiosa revista Nature Communications. Se puede consultar aquí.