VALÈNCIA. Compromís y Vox han decidido salir a rebajarle los humos a sus posibles futuros socios de Gobierno. El PSPV y el PPCV han llegado a la recta final de la legislatura con una estrategia: la de la apuesta de gobernar en solitario. Y aquellos de los que casi con toda probabilidad necesitarán su apoyo tuercen el gesto y levantan el dedo en señal de advertencia. "¿Adónde creéis que vais sin nosotros?", parece que piensan.
El mensaje de socialistas y populares es el mismo. Los primeros se mueven desde hace tiempo en el discurso de vender de cara al electorado la capacidad de no depender de nadie en un ejecutivo. Algo en lo que ahora han ido un paso más allá para distanciarse de manera mucho más expresa de Vox como parte de una estrategia nacional.
El mejor ejemplo fue el de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, quien rompió con la formación de Santiago Abascal con un "lo mejor es que cada uno siga su camino". El PP, sin embargo, tiene que saber mantener el equilibrio. Aunque la intención es que esta tónica se replique en el resto de territorios, en algunos como Castilla y León mantiene gobierno con Vox. Y en el caso de la Comunitat Valenciana, que se ha convertido en la gran batalla de la derecha y la izquierda para las elecciones del 28 de mayo, parece evidente que resultaría difícil de cumplir que, si dan los números, no exista un ejecutivo de coalición.
En el PPCV, sin embargo, mantienen un razonamiento: si la formación de Abascal exige entrar en un gobierno, los populares se niegan y Vox permite un ejecutivo de la izquierda por este motivo, les penalizará en las elecciones generales, que se celebran muy pocos meses después de las autonómicas (en diciembre de 2023) y son su cita de gran importancia.
Lógicamente, todo lo que ocurra dependerá del resultado electoral y de la posición de fuerza de la que partan los populares. Pero el mensaje del ejecutivo en solitario es el que se va a mantener durante la campaña. Algo ante lo que desde Vox ya han reaccionado. El diputado nacional y presidente del partido en la provincia de Valencia, Ignacio Gil Lázaro, aludió a ello el pasado domingo en un mitin aconsejando al PP que se dejaran de "chorradas". Esta semana se ha sumado la portavoz en Les Corts, Ana Vega, para augurar que Carlos Flores –candidato a la Generalitat– "será un gran vicepresidente" del Consell. Primer aviso y primera exigencia.
Este jueves afirmó tajantemente que "el bipartidismo se ha acabado". "Somos un socio fiel que dice las cosas muy claras. No vamos a dar un cheque en blanco. Nosotros le vamos a tender la mano al PP, si ellos quieren cogerla", indicó. Vega admitió que en Vox son "realistas" y que hay tendencias de marcan las encuestas, en el sentido de que no van a ganar las elecciones pero sí pueden ser llave de Gobierno. "En función de la representación podremos exigir más o menos", señaló la síndica, quien aprovechó para marcar la segunda exigencia: una ley de libertad educativa contra la inmersión lingüística en la Comunitat.
Algo similar ocurrió en la izquierda durante el último pleno de Les Corts de la legislatura. El PSPV se ha venido arriba porque tiene una encuesta interna que le da, sobradamente, una revalidación del Botànic incluso con más diputados de los 52 que tienen ahora las tres fuerzas. Al PSPV le otorga 34-36 escaños (ahora tienen 27), no pronostica una gran caída de Compromís y da a Unides Podem entrada en el Parlamento autonómico. Los resultados son especialmente buenos en la provincia de Valencia, seguida de Castellón. En Alicante se encuentran igualados con el PP según el citado sondeo, que cuenta con 1.800 entrevistados. Fuentes socialistas comentan que la encuesta les favorece tanto que han encargado otra ante la extrañeza.
En todo caso, es la que les ha servido para salir, al igual que el PPCV, con el mensaje del Gobierno en solitario. "¿Tienen algún dato que lo sustente?", era preguntado el secretario de Organización y diputado socialista José Muñoz este jueves. "Algo hay", contestaba.
Pocos minutos antes había salido a hablar ante los medios la portavoz de Compromís en Les Corts, Papi Robles. "Compromis será fundamental en el nuevo Botànic y quien quiera soñar que sueñe. Milagros a Lourdes", afirmó sobre los deseos de sus socios del PSPV.
Éstos no se echaron para atrás. "No soy de milagros, pero confío en máximas como que el futuro no está escrito. Vamos a gobernar hasta el último día y esperamos tener el apoyo de la mayoría social de los valencianos en las elecciones. Aspiramos a gobernar con la máxima libertad posible y el máximo apoyo posible. Puig será el próximo presidente de la Generalitat. La incertidumbre es con qué mayoría". insistió José Muñoz. "Somos un partido ambicioso. Nos hemos sentido libres esta legislatura, pero la libertad es una aspiración que nunca acaba. Y queremos mayores cotas de libertad. Las urnas lo dirán todo. Tenemos muy buenas perspectivas", añadió en mención a sus socios en el Consell.
Los cierto es que el final de la legislatura no ha sido el mejor ejemplo de unidad en el tripartito. El PSPV, Compromís y Unides Podem se dividieron en el último pleno y ya fueron cada uno por libre. Así, no hubo acuerdo en la comisión de investigación del caso Azud propuesta por el PP, que Compromís y Unides Podem apoyaron –salió adelante con los votos de todos los grupos menos los socialistas–. Y tampoco hubo consenso en la modificación de la ley de carreteras que busca endurecer las sanciones para combatir la prostitución. Una iniciativa legislativa que el PSPV quería que fuera validada por procedimiento de lectura única, pero sus socios no respaldaron esa fórmula.
En Compromís cunde la sensación de que la intención de Puig es, efectivamente, no darles consellerias la próxima legislatura en caso de que ganen las elecciones. Sin embargo, no es la primera vez que los socios llegan a unos comicios con una ruptura evidente. La mayor fue la de las elecciones de 2019, cuando el presidente de la Generalitat decidió adelantar los comicios autonómicos de manera unilateral, provocando un disgusto en la coalición que ha arrastrado varios años –la relación entre Puig y la hasta el verano pasado vicepresidenta, Mónica Oltra, nunca volvió a ser la misma–. Pese a todo, hubo de nuevo ejecutivo de tres fuerzas. Si da la suma, habrá que comprobar hasta dónde están dispuestos a llegar los socialistas en unos meses.