VALÈNCIA. Son populares, sí, aunque polémicos. Venden miles de libros, asesoran a famosos, pero provocan el rechazo de la comunidad científica. Tras Rafael Santandreu, aterriza en TVE -y no parece esta vez un amago- César Millán. El primero causó tal polvareda en redes, cuando anunció su participación en un programa de La 1, que el fichaje finalmente no se materializó. TVE dio un paso atrás y resuelto el conflicto. El caso de César Millán, sin embargo, es un hecho anunciado con luz y taquígrafos. Esta semana apareció en el programa Días de verano, donde confirmó que prepara un programa junto a su viejo amigo Pomi Ramírez, con el que colaboró en El líder de la manada y Amores perros de Cuatro.
César Millán es toda una estrella televisiva. Sus programas se emiten en gran parte del mundo y se reemiten sin parar en canales con presencia en nuestro mando a distancia a base de reposiciones, como el bucle que tenemos con La que se avecina en cierto canal de la TDT. Luego están las pequeñas perversiones que genera la televisión. La pantalla doméstica fabrica celebrities, a veces de cuestionable credibilidad, que son admirados como héroes por parte de la audiencia. Levantan filias y fobias. Echen un vistazo a Telecinco. O pregunten en la calle sobre César Millán, el “gurú” de la educación canina para muchos.
“No estás mostrándole liderazgo”, le dijo en una ocasión César Millán a Ophra Winfrey cuando conoció a su perra Sophie allá por los 90. Millán, criado de niño en una granja, cruzó la frontera desde México hasta EEUU con catorce años. De adulto, montó un Centro de Psicología Canina en un taller mecánico del sur de Los Ángeles y asesoró a cientos de familias con perros conflictivos. La fama le llegó cuando protagonizó El encantador de perros para el canal National Geographic. El programa se vendió en todo el mundo. Después aterrizó en España para producir algunos programas del mismo corte para Cuatro. Entre medias tuvo alguna que otra demanda por maltrato animal, bastante sonada, pero que terminó por solucionarse a su favor. En la actualidad protagoniza otro programa, disponible en España en Disney+, titulado Better Human Better Dog.
A través de sus programas de televisión y sus libros, el mediático adiestrador ha popularizado la idea de que debemos ser, de cara a nuestros perros, el líder de la manada para que sepan quién manda en la familia y no muestren conductas agresivas. La máxima del “encantador de perros” se ha convertido en una verdad absoluta dentro de la cultura popular. ¿Pero qué dice la investigación científica sobre esto?
“Toda la comunidad científica está de acuerdo en que los perros no se muestran agresivos porque quieran ser dominantes”, afirma el doctor en veterinaria por la UAB y etólogo, Tomás Camps Morey, en un esclarecedor artículo, publicado el año pasado, y titulado “No me sometas, no quiero ser el líder de tu manada”. Camps es el actual presidente de GrETCA, el grupo de especialidad de etología clínica de la Asociación de veterinarios españoles especialistas en pequeños animales (AVEPA). “El uso del castigo (ponerlo boca arriba, darle pequeños golpes, usar collar de ahorco o pinchos, etc) aumenta la probabilidad de que un perro sea agresivo. Es decir, usando estas técnicas tan populares en televisión, no solo no estamos haciendo que sea más sumiso y menos agresivo, sino que estamos fomentando que nos tenga miedo y muerda para evitar el castigo”, escribió Camps en el Diario de Mallorca. Encontrarán la misma opinión entre la comunidad científica internacional, agrupada, por ejemplo, en la Unión Europea a través del proyecto Welfare Quality, en el que participan 40 instituciones científicas de 15 países. Pero ¿a quién le importa eso cuando tenemos delante un buen espectáculo televisivo y a un personaje con tirón?
Desde 2009, GrETCA ha manifestado reiteradamente sus discrepancias hacia este tipo de programas de televisión. La última vez fue en 2019, debido a la emisión de una sección en La mañana de la 1 con la participación de otro polémico adiestrador, Borja Caponni. GrETCa junto a la Facultad de Veterinaria de la Universidad Autónoma de Barcelona puso de manifiesto la preocupación de los etólogos veterinarios por los contenidos. Ningún veterinario especializado en conducta canina tiene ni ha tenido un programa de televisión en exclusiva para explicar que la comunidad científica hace mucho tiempo que lo “desestimó como base de diagnóstico de la agresividad dirigida hacia miembros de la familia en contexto competitivos”, pese a que “el uso de estas metodologías pueden llegar a ser muy graves, especialmente en términos de salud pública”.
La disyuntiva se acentúa al encontrar que las teorías y prácticas de César Millán pueden llegar a ser vistas a través de una televisión pública, RTVE, actualmente presidida por Jose Manuel Pérez Tornero, quien fuera director de programas culturales y educativos como La Aventura del Saber. El nuevo presidente de la corporación declaraba este mes de junio que su primer paso sería para “ganar en credibilidad y reputación”. Sin duda, le enviamos aplausos desde la grada. Da la impresión, no obstante, que le pasan por delante los elefantes sin avistarlos. Resulta inimaginable pensar que el además catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona, la misma universidad que rechazó hace dos años este tipo de contenidos televisivos, por considerarlos un “acto de intrusismo profesional”, pudiera aprobar este tipo de programas.
Es difícil aunar entretenimiento y divulgación, pero nadie mejor que Pérez Tornero para saber de propia mano que es perfectamente posible. Reivindicaciones como la del #MeToo o la lucha por los derechos LGTBi han ganado espacio en el debate público, en medios y televisiones, pero sigue siendo una asignatura pendiente explicar correctamente de qué se trata cuando hablamos de educación canina. Por mucha Dirección General de Protección Animal, seguimos dando la espalda a la ciencia.