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el tintero / OPINIÓN

¡Quédate!

Foto: KIKE TABERNER

Acaba el mes más esperado del año por la mayoría de las personas, el mes de las sobremesas eternas, las cenas con amigos y sobre todo la ausencia de horarios y obligaciones. Comienza un curso que se aventura no exento de dificultades.

31/08/2022 - 

Los veranos solían tener la canción del verano, la más popular y escuchada, durante años fue el rey de este género el gran Jorgie Dann, ahora hay varias canciones del verano. En este agosto que languidece uno de los éxitos ha sido la canción de un cantante canario que lleva por título “¡Quédate!”, así nos apetece seguro a muchos pensar en las vacaciones, intentando retenerlas y saborearlas pese a que las ciudades llevan unos días comenzando su habitual renacer y llenándose de transeúntes. 

El final del verano es como la tarde de un domingo, pero en versión aumentada, pues los recuerdos se acumulan y al tiempo que disfrutamos pensando en los buenos momentos, también parece que, con un solo día de vuelta a la rutina, se olvide todo lo vivido. Encuentros con familiares y amigos en un ambiente relajado y distendido, largas horas de baños en la playa o la piscina con la única preocupación de donde cenar esa noche y planes improvisados que suelen ser los mejores y más divertidos. La fórmula para que la vuelta sea incluso placentera parece no existir, pero siempre la anhelamos. 

Recordar y planificar

No podemos quedarnos eternamente en verano ni de vacaciones, algunos dicen que no las disfrutaríamos igual si estuviéramos en una permanente época estival (lo podríamos debatir, pero otro día), pero sí podemos y creo que debemos recordar no ahora, sino durante todo el año y especialmente en los momentos más difíciles, bien sea por motivos personales, familiares, profesionales, etc. todo lo bueno y agradable que cada uno hayamos vivido en nuestros días de vacaciones. Recordar significa volver a pasar por el corazón, y eso hay que hacer con aquella conversación en la que parecías arreglar el mundo con unos amigos, aquella comida o cena a orillas del Mediterráneo o de la montaña, esas mañanas sin despertador. Cada píldora debe ser nuestra vitamina para un curso que parece no será todo lo bueno que nos gustaría.

Foto: KAROLINA GRABOWSKA/PEXELS

Este año he tenido la suerte de disfrutar junto a mi familia y buenos amigos de momentos maravillosos, y muchos de ellos no sólo nos sirven de desconexión con otras rutinas y de recarga, sino que deben acompañarnos a lo largo del año. Teniendo en cuenta que en nuestra querida Comunidad Valenciana somos muchos los que veraneamos con amigos y gente que vamos a seguir viendo durante el curso y con quienes podremos compartir buenos momentos. Y otro factor clave para que logremos afrontar este curso con la mejor de las disposiciones es la capacidad de planificar las cosas que nos hacen felices. A muchos cada cita para ver a su equipo de fútbol, es un ritual que les llena de emoción y bienestar (antes de conocer el resultado final), a otros la vuelta a sus rutinas, bien sea deportivas, sociales o culturales. La cuestión es que mantengamos las buenas sensaciones que suele generar el verano, que le digamos ¡Quédate!

El fin del mundo

Si hacemos memoria, antes de agosto y ahora seguro que vuelve a protagonizar las conversaciones y tertulias, decíamos que la crisis que viene es inimaginable, de tal magnitud que no podríamos creerlo. Parece que una pandemia mundial, una guerra aquí al lado, una inflación desbocada y hasta los incendios forestales, son caricias en nuestra cómoda vida en comparación con la que se avecina en unos días. Sinceramente, no creo que vaya a ser el león tan fiero como lo pintan(mos), quizá la estrategia de generar más miedo y precaución conviene a nuestros gobernantes para luego decir: “hemos trabajado duro para que los ciudadanos no sintieran tanto los efectos de esta crisis”. En cualquier caso, ser austeros y cautos con nuestra forma de vivir no es un mal consejo para estos próximos meses. 

Muchos están pensando, y si llega el fin del mundo que nos pille bailando. La vida nos ha demostrado y nos lo seguirá demostrando, que puede cambiar radicalmente en unas horas o días, la idea del clásico latino ‘carpe diem’ cobra un valor más potente y muchos piensan que hay que aprovechar y exprimir al máximo cada momento, y siendo cierto que es positivo vivir con verdad y autenticidad, también es necesario que en esta época otoñal donde se juntará la oscuridad con los meses más difíciles en muchas economías familiares, reivindiquemos valores como la disciplina, la rectitud y la humildad. No creo que sea el fin del mundo, volverá a brillar el sol y mientras que nos acompañen los buenos momentos vividos en este verano.

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