ALICANTE. 'Sonrisas y lágrimas' no es solo el título de una película musical de los 60; también es el superpoder que tiene el nuevo libro de la alicantina Juana Sánchez, cuyas hojas aún desprenden calor por haber salido del horno a finales de septiembre. Bajo el nombre de Microrrelatos con poderes, la escritora presenta una serie de historias que surgieron del feedback con sus followers de Instagram durante el confinamiento: "Yo escribía dime una palabra y te regalo un microrrelato. Normalmente elegían una palabra que tenía relación con su estado anímico. Se nota mucho la diferencia entre antes de la pandemia, cuando las palabras eran otras, más positivas y ligadas al amor y la música, y el confinamiento, más nostálgicas".
Sin la intención inicial de que se convirtieran en algo más que historias sueltas, fueron saliendo microrrelatos que narraban desde una persona que acababa de perder a su mujer hasta otra que echaba de menos a su pareja por la distancia que marcó el encierro domiciliario -y la separación geográfica entre París, donde vivía él, y España, donde residía ella-. "Todos los días recibía respuestas", comenta. Tan bueno fue el nivel de feedback que la autora desvela que en una tarde llegó a escribir "un microrrelato para 16 personas".
Con las palabras que le prestaban sus seguidores y seguidoras y otras historias de la propia cosecha de Sánchez se gestó Microrrelatos con poderes, una obra que no se limita a las letras, sino que supone la colaboración entre dos alicantinas, aportando las ilustraciones Elisabeth Ibáñez. "Siempre dijimos aquello de un día colaboraremos juntas y surgió en estos microrrelatos", cuenta la escritora, quien asegura que ambas disfrutan del arte de la otra: "Igual que a mí me gustan sus cuadros, a ella le gustan mis letras".
Amigas desde hace años por un curso de francés, Ibáñez ya ilustró la portada del anterior libro de Sánchez, Agorafóbica perdida, si bien en el actual también aparecen ilustraciones a color en el interior. Unas piezas que la pintora creó también durante el confinamiento, pero desvinculadas del libro en el que finalmente aparecerían. "Al tener más tiempo y más libre mi creatividad, me dediqué a pintar cosas que tenía pendientes, que me rondaban la cabeza. Hice esas ilustraciones para mí y luego Juana me propuso incluir en su proyecto las que encajaban", cuenta la ilustradora.
Pese a que la gran mayoría fueron fruto de ese periodo en casa, no todas fueron creadas en 2020. La ilustración del Sísifo agotado (imagen de portada) es relativamente reciente. "La hice pensando en lo que me iba contando Juana del libro, aunque no se lo dije, porque quería darle una sorpresa", comenta. Y apunta que, aunque sí había ilustrado alguna obra de carácter más pedagógica, nunca lo había hecho "para una persona del talento de Joana", como ella la llama.
Ibáñez repetirá como ilustradora de la escritora en el próximo libro que ya prepara, "una novela romántica con mucho humor y un poquito de mala leche ante el género", apunta Sánchez. La línea humorística parece estar presente en toda su literatura, incluyendo también en la obra de microrrelatos historias dedicadas a Raúl Cimas y Berto Romero, quienes hicieron el confinamiento de la autora más soportable.
Aunque la alicantina asegura que ha hecho llegar su manuscrito a algunas editoriales, se trata de un libro autopublicado, "porque escribir es, para mí, una necesidad y esa es la única vía para hacerlo que encuentro", indica. Y también lamenta que Alicante no se haya hecho eco de sus proyectos, encontrando cobijo en provincias como Burgos o Madrid. "Aquí no encuentro mi lugar y supongo que será por falta de publicar con una editorial".