ALICANTE. El Gobierno valenciano quiere recuperar Casa Mediterráneo: considera que es un actor de extrema potencionalidad para que el Consell del Botànic proyecte su política hacia los países de la ribera del Mediterráneo. Así, lo dijo el mismo presidente de la Generalitat Valenciana, en pasado 9 de mayo, en su visita a Alicante. El hombre encargado de poner en marcha esa actividad es Joan Calabuig, director general de Relaciones con la Unión Europea.
Pero, más allá de la actividad institucional, el Consell cree que hay otras razones de peso, que son tres fundalmentalmente.
La primera es obvia: Casa Mediterráneo apenas tiene actividad en la ciudad de Alicante. Un acto de la Policía Nacional es lo último que se recuerda junto algún foro profesional, con José Manuel García-Margallo en sus últimos meses de ministro en funciones o ya ex ministro.
La segunda: desde la Generalitat consideran que hay escasa implicación del director de la institución, Miguel Olivares, que pese a sus elevadas retribuciones, 84.000 euros, se deja ver poco por Alicante.
Y la tercera, Casa Mediterráneo tiene recursos económicos -de unos tres millones de euros- para tener actividad propia y elaborar una programación de citas económicas o diplomáticas potentes, que tengan impacto en la ciudad de Alicante. Sin embargo, desde la Generalitat consideran que el Ministerio de Exteriores no tiene interés y la muestra lo que los presupuestos del Estado apenas incluyen para la actividad de la institución.
Por todo ello, Ximo Puig, como anunciara el pasado mayo, ha solicitado una reunión con el titular de Exteriores, Alfonso Dastis, y en ella, expondrá la posibilidad de asumir la presidencia de la institución, tal y como contemplan los estatutos de la institución y, al mismo tiempo, pactar un plan estratégico de actividades, que ayude a dar visibilidad a Casa Mediterréno, siempre con ambas instituciones de la mano, Generalitat y Exteriores.