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de ANA RAMÓN RUBIO

'Bull Run', el docu-parodia sobre las criptomonedas

11/08/2023 - 

VALÈNCIA. Mientras la mayoría de personas estaban en casa confinada buscando harina en los supermercados, aplaudiendo a los sanitarios y/o haciendo ejercicio con vídeos de Youtube, otros descubrían el mundo de las criptomonedas. Resumiendo mucho: las criptomonedas son un tipo de divisa alternativa o moneda digital de control descentralizado de los bancos centrales, una moneda fiduciaria basada en la confianza de la comunidad. Una alternativa.

Mucha gente descubrió el valor de las criptomonedas en ese momento, personas que tal vez no tenían ninguna idea previa de economía, pero que se pusieron las pilas en formarse lo suficiente, muchos de ellos por vídeos de Youtube, como para saber invertir, analizar líneas de tendencia, hablar de ingresos pasivos, de Blockchain… Las criptomonedas que más popularidad alcanzaron fueron Cardano, Ethereum y la archiconocida, Bitcoin. La que conoce todo el mundo, esté o no dentro del mundillo cripto gracias a los medios de comunicación.

En la pasada edición de Cinema Jove se estrenó el documental, con una parte de ficción, Bull Run, que analiza en clave de humor el fenómeno de las criptomonedas desde una óptica muy especial. Ana Ramón Rubio es su directora y también su protagonista. “Bull Run es un documental sobre una directora de cine que se engancha a lo más opuesto que puede haber al arte, es decir, a la especulación, con criptomonedas en este caso, y que para poder seguir haciendo trading sin que nadie le juzgue, decide hacer un documental”, explica su directora.

Acompañamos a Ana Ramón en su viaje desde su bloqueo creativo, su descubrimiento de las criptos, la idea del documental, el proceso de su producción y su final. Ese enganche del que habla la directora fue el inicio de todo. “Ese es el punto de partida y desde el principio el productor (Juanjo Moscardó) y yo sabíamos que la historia queríamos contarla a través de la montaña rusa que yo había vivido cuando empecé a invertir en criptomonedas”.

Vayamos al principio de la historia, que también es la historia de la directora y la de mucha gente. “El descubrimiento fue una locura porque yo entré justo cuando empezaba el “bull run”, la última fase del ciclo alcista, en el que todas las monedas suben, y para alguien que no tiene ni idea, ver cómo sus inversiones no paran de subir es muy adictivo”, aclara. En cuanto pasan unos minutos del documental cualquiera se percata que había que contar una historia con todo lo que estaba sucediendo alrededor de las criptomonedas, algo totalmente nuevo que irrumpió en nuestras vidas y epató a millones de personas.

En esa historia había un documental por lo novedoso de todo, el desconocimiento y la desinformación que existía en la población sobre las criptomonedas y, el interés que tenían los medios de comunicación sobre cualquier cosa relacionada con bitcoin y el resto de criptos. “No supe que quería hacer un documental sobre ello hasta que me vi bastante presionada por mi familia y seres queridos, que se pensaban que tenía una adicción y que estaba metida -y metiendo a gente- en una estafa piramidal. Ahí fue cuando decidí que podía haber una historia interesante que contar aquí”. En el documental asistimos a este proceso, donde nos encontramos a su terapeuta, a su padre y gente cercana preocupada por ella. Algo que tal vez le pudo suceder a mucha gente.

Bull Run tiene una parte de drama, de documental al uso, de historia personal y de comedia, de locura e inventiva. El cantante Lory Money aparece con el tema Rich en Bitcoin, donde Ana Ramón aparece cantando en un remedo burlón de un videoclip de reguetón y trap. En el mismo también vemos a miembros del equipo técnico del documental, y también absortos por las criptos, Trader Lluis (eléctrico), Celia Riera (Directora de fotografía) y el productor Juanjo Moscardó. “La idea de hacer un videoclip estuvo presente desde prácticamente el primer momento, porque refleja muy bien cómo te sientes cuando llega el bull run y estás, como bien dice la canción, “haciendo dinero sentado en la silla”, señala la autora.

La parodia se resuelve como una de las mejores, y más sorprendentes piezas del documental. “Queríamos que fuera muy loco, que de verdad reflejase esa sensación, y por supuesto, que tuviera un Lamborghini. A partir de ahí, Javier Polo (director de la película) añadió muchas ideas muy propias de su universo personal, como las animaciones, la ciudad de Benidorm... y cuando descubrimos que Lori Money y su representante habían tenido alguna experiencia con las criptomonedas, pensamos que sería una colaboración muy interesante”.

En la parte más netamente documental, la más ortodoxa, Ana Ramón entrevista a diferentes personas vinculadas al mundo cripto que aportan una visión más amplia. “Queríamos que se tratase de expertos que abarcasen todo el espectro relacionado con las criptomonedas que queríamos contar”, explica. “Por ejemplo, Anita Posch era perfecta para hablar de bitcoin en países autoritarios porque se dedica a viajar por África para formar a las personas en su uso, William Soriano por ser uno de los responsables de implementarlo como moneda de uso legal en El Salvador, Miguel Ángel González por ser un analista financiero y youtuber al que yo estaba muy enganchada durante la pandemia... Cada uno de los entrevistados abarcan distintos temas de los que queríamos hablar”.

Tuve la enorme suerte de ver el primer largometraje documental de la directora, Almost Ghosts en la Seminci de Valladolid. Allí nos conocimos. Un retrato fantástico por los pueblos fantasmas de la Ruta 66 de Estados Unidos. Aquel era un documental más al uso, en éste la directora da un giro e introduce entrevistas por zoom, videos de instagram, de wasap, conversaciones escritas por redes, una narración en primera persona. Una serie de recursos complejos pero que agilizan el visionado y lo facilitan. Un uso inteligente de los nuevos canales y códigos de comunicación “Gracias por considerar Almost Ghosts un documental fantástico. Almost Ghosts y Bull Run son dos documentales que están en las antípodas”, señala.

“Ahí hablábamos sobre la despoblación de la Ruta 66 y el ritmo era lento y pausado, recreándonos en el abandono, en los no lugares, dejando pausas y permitiendo al espectador reflexionar sobre los efectos del paso del tiempo a través de las historias personales de tres personajes... Pero Bull Run es algo completamente distinto”. Bull Run utiliza todos los recursos que están a su alcance. “Mi idea era retratar el mundo cripto de la forma en la que yo lo veía, que es precisamente como un universo rápido y dinámico, con un tono muy cómico y muy de memes, una estética mucho más digital, más propia de internet y redes sociales... Al final, el tono, el ritmo y la estética la marcan el tipo de proyecto”.

Muchos directores optan por seguir un camino en sus documentales, una línea de trabajo continuista que les funciona; sin embargo Ana Ramón experimenta, juega y aporta nuevos enfoques. “A mí no me gusta pensar que tengo un estilo determinado y que tengo que ceñirme 100% a él, me parece ponerse un corsé innecesario. Creo que todo lo que envuelve una película tiene que servir a la historia, nunca al revés, así que desde el planteamiento tenía muy claro cómo quería contar la historia”, remata.

La directora ha dirigido propuestas audiovisuales diferentes en soportes no convencionales y narrativas novedosas como la serie La Puerta, una serie de ficción en Instagram Stories durante 5 días ininterrumpidos o la serie digital, Todos querían matar al presidente (Prime Video) La autora busca nuevos formatos para contar historias. Adaptarse a las nuevas formas de visionar un artefacto audiovisual. Alcanzar un público quizás reticente a los formatos tradicionales. “Yo soy de las que creo que todo está inventado y que las personas que contamos historias lo que hacemos es darles la vuelta y pensar en cómo adaptarnos y actualizar lo que ya se ha contado para contarlo de formas diferentes”, comenta. “Las nuevas formas de comunicación nos abren muchas posibilidades a la hora de redescubrir las narrativas y eso es una evolución que siempre se irá haciendo porque el mundo siempre está cambiando”.

Bull Run ha sido, según se dice en la película, el primer documental tokenizado en su producción. “De toda la financiación se encargaron tanto Juanjo Moscardó como los expertos en tokenización que se sumaron al proyecto: Miguel Caballero, Sokar, Javier Celorrio y Carlos Celorrio. Tokenizarlo fue complejo, aunque la financiación se consiguió en 24 horas, la tokenización llevó mucho más tiempo, ya que había que diseñar unos tokenomics, desarrollar el token, los contratos inteligentes... y la idea surgió un poco por intentar ser fieles a la esencia del proyecto. Queríamos que Bull Run fuera libre, y esta era la forma más coherente de hacerlo”.

Bitcoin es una criptomoneda que sirve en occidente sobre todo para la especulación, pero que en países en vías de desarrollo puede ser esencial para personas sin acceso a la red bancaria. En Bull Run descubres ese uso casi al final, la parte menos conocida de la utilidad de las criptodivisas. El viaje que hace Ana Ramón, y también los espectadores, gira su mirada hacia otros usos de las criptomonedas, que habitualmente son demonizadas y no analizadas más allá de su uso especulativo.

“Para mí bitcoin es mucho más que una moneda, es una propuesta de sistema monetario en el que no sólo tú eres tu propio banco, sino que la impresión de billetes no depende de decisiones burocráticas, políticas, internacionales... Ya está estipulado y depende de la criptografía, de las matemáticas”, apunta la directora. Como ya he mencionado, y también vemos en Bull Run, las criptomonedas pueden servir en países en vías de desarrollo para proyectos, para que la gente pueda tener su dinero en una banda o para dotar de mayores libertades a la gente.

“Creo que eso es algo que se pasa por alto y que es lo que hace que realmente bitcoin tenga ese potencial, además de por supuesto la seguridad de su red”, comenta. “Por otro lado, permite acceder a tener “dinero digital” a personas que no tienen acceso a ello, por ejemplo, a los ciudadanos de El Salvador a quienes se les niega tener una cuenta en un banco porque no tienen recursos. También a mujeres africanas que no pueden abrirse una cuenta en un banco sin permiso de su marido, o sacar dinero, o tener propiedades... Tenemos una visión muy occidentalizada de las criptomonedas y el mundo es mucho más grande y los usos son mucho más importantes que una posible subida de precio”.

El documental se estrenó en Cinema Jove, y la gente salió muy sorprendida por la propuesta. “Fue muy bonito porque al final la película se completa cuando la puede ver el público, y las reacciones eran tan positivas que fue un chute de energía grande. De momento no puedo avanzar nada sobre el futuro de Bull Run pero seguramente muy pronto podamos dar más noticias”.

Ana Ramón no para de trabajar y no puedo evitar preguntarle por sus próximos proyectos. “Ahora mismo estamos completando la última fase de financiación de “El pequeño ladrón”, un documental producido por Nuria Cidoncha y Óscar Del Caz que empezaremos a rodar muy pronto y en fase de desarrollo de una serie documental muy loca que tiene algo que ver con el mundo de las criptomonedas”.

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