El libro de Bob Pop es una suerte de ensayo, con su parte divulgativa, sí, pero también con sus villanos (Rodrigo Rato como Joker de la post-transición) y héroes. Heroína en este caso, la protagonista del último episodio “narrativo” del libro, Mi persona favorita, una anónima dependienta de El Corte Inglés tinerfeño en modo Michael Douglas justiciero en Un día de furia
ALICANTE. Roberto Enríquez es Bob Pop, y Bob Pop es Roberto Enríquez (Madrid, 1971). Nada más iniciar la conexión telefónica, la pregunta por la función apelativa: “¿Roberto o Bob?”. Y la respuesta: “Me da igual, mejor Bob”. Escritor y periodista con un punto de showman, actualmente trabaja como subdirector del programa Late Motiv de Andreu Buenafuente, una de las razones por las que ha sustituido una mullida cama por los sillones ergonómicos del AVE.
Un bienaventurado día, el miércoles 10 de enero de 2018, se le ocurrió plantarse en un kiosco y arrasar con toda las cabeceras “del día”: El País, El Mundo, Abc, La Razón, La Vanguardia, El Periódico, Mundo Deportivo, Sport, As, Marca, ¡Hola!, Lecturas, Diez Minutos, Semana, Expansión y Cinco Días.
Entonces intentó, con ellas, responder a unas cuantas preguntas: ¿Cuántas mujeres aparecen en los titulares de la prensa diaria de aquel día? ¿Cuántas veces figura el presidente del Gobierno en esas páginas? ¿Cuántos vivos, cuántos muertos? ¿Cómo se relacionan las protagonistas de los reportajes del ¡Hola! con los consejos de administración de las compañías que son noticia en Expansión?
El resultado se encuentra en el libro Un miércoles de enero, editado por Turner en su colección Minor.
Después de engullir toda la prensa del día 10 de enero de 2018, ¿tienes la sensación de que la de cualquier otra fecha tendría los mismos sabores y las mismas texturas? ¿Que el periodismo se ha convertido en un Bill Murray de día de la marmota infinito?
… (pausa valorativa) Yo creo que sí, aunque todo lo marcaría algún tono del momento, engullir toda la prensa de un día también te da lo que yo pretendía, una instantánea. Pero tal vez más que de lo que nos cuentan, de lo que nos están intentando decir.
¿Qué nos están ocultando?
Qué me están intentando decir para que no me entere de otras cosas. El “qué me están queriendo decir” unido al “qué me están ocultando” El ejercicio de leer toda la prensa a la vez es la mejor manera de buscar aquello que quieres saber. Siempre andas intentando atar cabos, con la sensación de que falta información. Para mí siempre es fascinante que algo se convierta en noticia. La edición de los periodistas me parece mucho más interesante que su redacción, que su forma de titular, que la edición de fotografías o la extensión que un editor le da a una noticia en una sección. Me gusta mucho cuando varios medios de… iba a decir de ideologías diferentes, pero más bien es de empresas diferentes, porque las ideologías son las mismas, aunque los dueños sean diferentes. Como decía, cuando varios medios coinciden en resaltar una noticia, me divierte ver cómo la cuenta cada uno.
Este verano estoy revisionando la mítica serie Lou Grant, generadora de muchas vocaciones periodísticas, y me da la sensación de que ya está todo ahí. Cuando se reúnen los directores de las diferentes secciones con el editor, y este va diciendo “esto sí, esto no”... la agenda setting ya está ahí desde los albores del periodismo.
¡Mitiquísima! Sí, señor. Sin embargo, creo que ahora hay una diferencia: esas noticias que aparecen en los telediarios están funcionando, por intervención de las redes sociales, como carnaza para generar una agenda muchísimo más dinámica. El papel sigue teniendo un gran peso en marcar la agenda, pero sobre todo es un pistoletazo de salida para generar una carrera loca en la barbarie.
¿A la hora de crear esa agenda se tienen en cuenta más las réplicas, la onda expansiva de la noticia, que la noticia en sí?
Y además, no solo eso, sino que la nueva estructura empresarial de la prensa lo que hace es estar pendiente de esas réplicas, por si puede aprovecharlas para hacer esa noticia a bajo coste.
El título del libro, refiriéndose a los medios, podría haber hecho suya la divisa de Rato: “Es el mercado, amigo”, ¿no?
Es el mercado, amigo, sí. Aunque también somo muy ingenuos. Nuestra generación, los que rondamos los 50, un poco por abajo, tenemos una veneración por la prensa libre que también tiene que ver con el país del que venimos, con la Santa Transición, con todo esto, y cuando nos dijeron que son empresas privadas, que buscan su propio beneficio, nos comportamos como si nunca hubiéramos visto Ciudadano Kane, o nos hubiéramos caído de un guindo. Es un negocio. Nos pasa un poco como nos sucedió con la llegada de internet, cuando celebramos la llegada de Google o Amazon como la llegada de grandes embajadores de la cultura y el conocimiento, y alguien dijo “ojo, son señores que están ganando dinero a tu costa”. Estamos reviviendo una ingenuidad con respecto a los medios de comunicación, a quienes les estamos exigiendo unas líneas editoriales que nosotros, como lectores, tampoco tenemos derecho a exigir. Yo he hecho este ejercicio como diversión, pero quién soy yo para exigirle una determinada línea editorial a un periódico, o a una empresa. De hecho yo quiero que cada uno tenga la suya, y lo que me gusta es cuando puedo saber quién está detrás de esa línea editorial, el problema es que cada día es más difícil saberlo.
Eso también es un marco mental que nos han generado desde el mundo anglosajón, todo el rollo del Washington Post, del caso Watergate, de la independencia de los medios…
Es un marco que nos hemos tragado y que ha generado la figura del tonto útil. Y el tonto útil hace ganar mucho dinero. Si aquí hay un dueño de medio obsesionado con el Watergate es Pedro J. Ramírez, y Pedro J. Ramírez es el mayor ejemplo de cómo la mezcla de periodismo y empresa produce monstruos.
Yo que he sido un enfermo de papel, que durante un tiempo me tragaba toda la prensa cultural de los domingos, puedo sentir como un placer la tarea a la que sometiste con la prensa de aquel día… ¿pero para ti fue un placer?
Para mí fue placer en el momento en que decidí hacerlo, cuando ya llevaba cinco meses dale que te pego, dije “en qué momento se me ocurrió esto”. Y luego, una de las cosas que digo en el libro, es que hay una parte de tortura cuando descubro que estoy haciendo eso como ejercicio, pero mi vida no me permite hacer esto cada día. Es un enfrentamiento con mi propia realidad, con la incapacidad que tenemos, o que tengo yo, en la vida que llevo, como la de muchos, con la prisa, el agobio y el ajetreo, de poder dedicar ese rato a mirar las noticias tranquilamente en papel, sin que haya ninguna interrupción. Una cosa que yo descubrí, con ese ejercicio, los periódicos y las revistas abiertas encima de todas las mesas y los rincones, con la casa ocupada por el papel, es la percepción de cómo nos cambia la sensación espacial. Yo no era consciente de cómo vamos cerrando nuestro espacio con el uso del ordenador y el móvil para mirar las cosas, y cómo el hecho de extender los papeles, aunque sólo sea ampliando un metro más nuestro espacio de libertad, el gesto de abrir un periódico y ocupar ese espacio con él, nos hace mucho más ciudadanos, mucho más libres, aunque parezca una tontería, porque con ello ocupamos el espacio público, y el hecho de dejar de leer periódicos reduce ese espacio que ocupamos.
Pero una de las metáforas más utilizadas es que las pantallas son ventanas abiertas al mundo.
Pero eso no es verdad, no es una ventana abierta. Parece una ventana, pero en realidad es una mirilla desde la que nos observan por el otro lado. No estamos mirando nosotros, nos están mirando a nosotros mirar… que es bastante más peligroso.
¿Y lo has hecho todo al modo analógico … porque el resultado es el paradigma de una de las tendencias actuales del nuevo periodismo, el “periodismo de datos”, has utilizado alguna herramienta de big data, análisis,...?
Todo, todo, todo… cogí todos los periódicos en papel, y en un cuaderno fui seleccionando, subrayando, tomando notas, haciendo el esquema, y ya cuando lo tenía todo, empecé a trabajar en procesador de textos. Todo a mano.
A mí me gusta seguir escribiendo en papel, porque no hay nadie leyéndome por encima del hombro. Y es curioso, porque los que hemos trabajado en papel, siempre nos ha molestado que nos leyeran por encima del hombro, y es algo que ahora mismo, cada vez que estamos consultando redes, nos están haciendo… y parece que no nos molesta.
¿Por qué un libro y no algún otro formato multimedia en este contexto de periodismo innovador…?
Porque yo quería llevar al papel algo del papel. Y es curioso, leyendo muchos ensayos, te dabas cuenta cuando estos tienen la superficialidad de lo digital, y yo creo que el papel te da algo más…
El corta y pega ha hecho muchísimo daño al mundo académico.
Sí, sí, totalmente. Y un libro porque a mí me encantan los libros, además de que la editora de Turner me propuso un ensayo de un máximo de 100 páginas, que es esta nueva colección Minor que tienen, y pensé que esta idea era perfecta para ello. Aún así, podía haber sido cualquier otro formato, incluso un monólogo largo.
¿Estás trabajando ya en el proyecto “dependienta salvaje de El Corte Inglés? ¿Avanza el guión? ¿Has pensado en quién puede interpretarla o mejor acudir a las fuentes y hacer un falso documental con la protagonista original?
Mira, yo quiero escribir la biografía no autorizada de esta señora. Hablando con la jefa de prensa de Turner se lo dije: “voy a localizar a esta señora, le voy a mandar el libro y le voy a proponer escribir sus memorias”. ¡Un falso documental sería maravilloso… pero con ella misma!
No sé cómo se ha visto desde Madrid y Barcelona, pero imagino que estás al tanto de que el Ave Fénix Canal 9 ha resurgido de sus cenizas como Àpunt, denominación que es una maravillosa aportación al mundo de la publicidad de Risto Mejide… ¿alguna noticia al respecto? ¿Cómo la ves, Àpunt?
Claro que estoy al tanto, tengo amigos allí haciendo programas, como Carolina Ferre, y por la parte que me toca, estoy muy contento. La propuesta y todo lo que he visto, creo que se ha quitado de encima toda esta caspa que tuvo en su tiempo Canal 9 y que puede ser muy interesante.
La cosa es que tuvo mucha caspa, que la tuvo, a toneladas, parecía que había nevado aquí, pero por otro lado fue innovador, anticipó algunos formatos que luego han sido prime time.
Pero lo mismo ha sucedido con Telemadrid. Yo creo que aquí hablamos mucho siempre de Telemadrid y de Canal 9 y de sus épocas oscuras, pero qué poco hablamos de Canal Sur, que a mí me parece un nido de horrores. Todos los palos de caspa y manipulación le han caído siempre a Canal 9 y a Telemadrid, cuando ojo Canal Sur, que ha sido un vivero de espantos que luego se han llevado a la Telepatria.
Para acabar, he seleccionado un par de los titulares que tú extractas en los anexos, para que me los comentes. El primero tiene que ver con el sesgo de género en los titulares: 'León Tolstoi, James Joyce, Franz Kafka, Juan Rulfo, Julio Cortázar: grandes escritores sin el Nobel'. ¿Podrías hacer una lista a vuelapluma de nombres femeninos?
Sí: Virginia Woolf, Clarice Lispector, Alejandra Pizarnik, Susan Sontag y Belén Gopegui.
Y el segundo: 'Gwyneth Paltrow se convierte en influencer de la vida sana, se compromete con su novio y se hace lavativas con café'.
¡Me encanta esa concatenación de eventos! A ver, ¿qué ha hecho Gwyneth Paltrow? Se ha comprometido con su novio y se ha hecho una lavativa con café. Y es que la Paltrow es una de las mujeres más nocivas para el mundo occidental que ha existido, no solo es una cursi y una lánguida, sino que todo lo que hace me parece un riesgo para la salud pública y privada, además de una actriz terrible. No a Gwyneth, nunca, que ha hecho mucho mal por Talavera de la Reina, que tiene una cerámica mucho más interesante que la Gwyneth.