ALICANTE. Hace unos años, el ex rector de la Universidad de Alicante, Andrés Pedreño, inició el proyecto de sus sueños: darle vida económica y administrativa a una antigua torre de la huerta de La Condomina, Torre Juana, del siglo XVI, en la antigua zona de viñedos de Alicante. Pedreño pasó mil veces por delante de ella y su inquieta cabeza siempre pensó que eso podría ser algo más que un vestigio cultural de la producción de vino Fondillón, que las lluvias y el paso del tiempo estaban deteriorando a marchas avanzadas. Y pensó, primero en ubicar a sus empresas, como It&Is, o las que él ha ayudado a crecer, como Cookpad. Ambas ya trabajan con total normalidad, después de una primera reforma; ahora, ha emprendido la segunda y necesita un socio. ¿Con qué condición? Por supuesto que aporte valor añadido, pero sobre todo que contribuya a la sostenibilidad de un edificio el que operan varias empresas y actividades.
Pedreño admite que lo podría tener muy fácil abriendo las puertas a una empresas que hace eventos gastronómicos masivos, pero esa oferta ya existe cerca de Torre Juana -avenida Pintor Pérez Gil, cerca del hospital de Sant Joan- y no sería compatible con las actividades que ya operan en el edificio. Una vez cerrado el proceso de compra, Pedreño ha posibilitado el traslado de la empresa Cookpad, una de las delegaciones de la red social de recetas gastronómicas más internacional, anteriormente ubicada en el Cabo de las Huertas, y la matriz de ésta, It&Is, propiedad del propio Pedreño, dedicada la gestión de los euroresidentes y todo la servicios tecnológicos relacionados con la inteligencia artificial, el blockchain, el chatbox, etc..
Pero hasta entonces, ¿qué se ha encontrado Pedreño antes de meterle mano a Torre Juana? Según explica, un edificio muy deteriorado, que pasó a formar de un acaudalado empresario argelino, que lo compró a la última descendiente de los Pascual de Bonanza. "La original torre de la huerta había sido tapiada parcialmente, se habían hechos muchos cambios de estructura interna para adecuarla a la persona que vivía en ese momento, una persona muy mayor y con los tejados muy deteriorados por la lluvia y el paso del tiempo".
El conjunto monumental está formado por tres edificio: la casa original, pegada a la torre del siglox XVI, con su correspondiente casa del guarda y las vaquerizas; una capilla, de siglo XIX, y la casa de colonos. Las obras tanto en la casa original como la casa de colonos ya han concluido. En la primera, ya trabajan los equipos tanto de Cookpad como los de It&Is. Ahora, la casa de colonos también ha finalizado su fase de reforma. Actualmente, una exposición de fotografías del prestigioso reumatólogo Eliseo Pascual muestra cómo era la vivienda antes de iniciar las obras. "La exposición nos recuerda lo deteriorada que nos encontramos Torre Juana, con las maderas y los azulejos en un estado de dejadez muy avanzado. Desde entonces hemos conseguido darle otro aire al edificio, reutilizando puertas, las vigas, hemos recuperado el suelo, formado por azulejos de doble s; el antiguo horno, o los pesebres", explica el ex rector.
Y ahora, la rehabilitación se centra en Las Vaquerizas, donde una empresa especializada en obras de este tipo intenta recuperar los elementos más singulares, como los arcos o el vaso - el cup- donde se pisaba para la uva para hacer el vino fondillón.
A ello se añade un centro de interpretación del propio edificio, que se ubicará en la entrada principal de la casa. Se llamará la sala Narra, en homenaje al nombre que recibía la última mujer de los General de Bonanza que habitó la casa. El hecho de que Pedreño haya adquirido la propiedad de la finca ha provocado que los familiares y herederos de esta familia hayan devuelto los últimos enseres domésticos que la mujer se llevó tras la venta, según explica el ex rector, de ahí que se ubiquen en la entrada de vivienda, que ejercerá de centro de interpretación para visitas de escolares para explicar cómo era el funcionamiento de la finca y su etapa de esplendor, como centro de producción de vino Fondillón.
En la actualidad, Torre Juana está disponible para eventos o para acoger una actividad administrativa, como la que ya desarrollan las firmas inquilinas. Por ejemplo, también acoge observatorios de fintech, inteligencia artificial o blockhain, entre otros. Además de la casa de los colonos, totalmente remozada, está la capilla, de 1841, que también puede albergar reuniones de hasta 12 personas.
Pero el gran objetivo, según explica Pedreño, es buscar un socio para la zona de las Vaquerizas. "Estamos abiertos a cualquier actividad, compatible con lo que hay, pero debe aportar valor añadido y, sobre todo, sostenibilidad al proyecto en su conjunto". El profesor admite que las empresas de gastronomía se han interesado mucho, pero que siguen estudiando varias propuestas. A la intensa reforma que se ha sometido el conjunto se suma las mejoras para recuperar los exteriores y el jardín, que también presentaban un estado de avanzado de abandono, con árboles casi sin vida o totalmente secos. "Es otros de los pluses que ofrece la finca, poder hacer eventos en el exterior, además de su buena conexión, cerca de la zona residencial de la playa de San Juan y bien conectada con los accesos a la autopista y autovía".
Y todo eso tiene un coste, que hay que soportar, pero que a la vez ofrece un singularidad y valor añadido al usuario. Y en esas está Pedreño, el encontrar a alguien que busque eso y además apueste por la responsabilidad social corporativa de Torre Juana. Puede haber uno, o más, pues el edificio todavía tiene algunas partes por reformar y, por tanto, más posibilidades.