La alegría va por barrios

MURCIA. Con la cara larga abandonaron el estadio Enrique Roca de Murcia los 700 aficionados del Hércules que se dieron cita este domingo en él. Y eso que su equipo no solo no perdió (muchos firmaban el empate antes del inicio del duelo), es que salió del coliseo grana con la clasificación virtual para el 'play-off' de ascenso en el bolsillo.  

A los blanquiazules no les gustó nada la forma en la que se le escaparon los dos puntos al equipo de Sergio Mora, a diferencia de lo que le ocurría a los aficionados del Real Murcia, que celebraron el empate como si de una victoria se tratase (tras el choque, los futbolistas de Mario Simón llegaron a salir del vestuario para saludar a algunos de los aficionados que se resistían a irse a su casa), tal vez por ser más conscientes del valor que tenía el punto, pero también por creer a pies juntillas que no solo el empate era el resultado merecido, también que había cierta justicia en la forma en la que se había llegado al mismo. Y es que el público local no solo se mostró muy molesto con la actuación arbitral, sino también con las continuas interrupciones del juego provocadas por la necesidad de los futbolistas del Hércules de ser atendidos por algún problema físico.

Además de las discutidas decisiones del árbitro torrejonero Álvaro Rodríguez Recio, la necesidad de sumar los tres puntos para distanciarse de los perseguidores y ocupar la tercera plaza de cara a las últimas cinco jornadas, el 3-0 con el que acabó el partido de la primera vuelta y el recuerdo de ese gol de Fran González sobre la bocina en el 'play-off' de ascenso 2015 fueron otros de los factores que contribuyeron a animar la tarde en el otrora llamado estadio Nueva Condomina, una instalación que, pese al paso de los años sigue siendo moderna donde las haya, a diferencia del cochambroso por no hablar de ruinoso Rico Pérez de Alicante.