Aproximadamente dentro de un año se habrán producido nuevas elecciones municipales y faltarán días para que se celebren en los ayuntamientos las sesiones de toma de posesión de los nuevos alcaldes, alcaldesas y concejales. Falta por lo tanto un año y en este inicio de curso político ese dato es la clave para entender lo que va a suceder unos y para marcar la ruta a seguir y las prioridades otros. Esta semana se producía la reunión entre los grupos políticos que gobiernan en Elche, PSOE y Compromís. Una reunión que es sobre todo simbólica.
Tras la foto, el alcalde y la portavoz de Compromís tomaron la palabra y no sorprendieron para nada en sus intervenciones, lo cual no es malo ni bueno por sí mismo, pero desde mi punto de vista, en un intento de no alarmar más a la población, (bastante política del miedo hacen otros), tampoco tranquilizaron.
A estas alturas de la película/legislatura si algo hemos aprendido es que por mucho que digas que el virus se va a quedar en China, el volcán no va a hacer erupción y la gota fría no va a producir lluvias catastróficas, la realidad supera siempre la ficción.
Con este precedente y en un contexto de inflación disparada, por mucho que los ayuntamientos no tengan competencia en guerras, energía o control de precios del gas y la luz, lo que esperamos de nuestros dirigentes locales es, al menos, que no jueguen al despiste.
El alcalde, Carlos González tiene razón. Dijo que es un último año de legislatura condicionado por la escalada de precios y eso requiere que como adelantó, los políticos se dediquen a trabajar hasta el final. Mi decepción llegó cuando en el listado de asuntos en los que van a trabajar se encontraban quistes del tamaño de una bola de nieve, como por ejemplo el Mercado Central y el provisional, el “palacio” para Carrús, la Ronda Sur, la modernización de la red de cercanías…
En fin, para los que hemos estado en primera línea en las dos o tres últimas convocatorias electorales todo un “déjà vu”. La portavoz de Compromís, Esther Díez, socios de gobierno local, también desgranó sus propios proyectos y ahí salió el Plan de Protección del Palmeral, (hace un año que se aprobó la Ley del Palmeral y ni aquí ni en Valencia han sabido, querido o podido dar ni un paso para desarrollarla, está en un cajón). Compromís anuncló su ideario con buen criterio y señaló el blindaje de los servicios públicos, que se han confirmado como claves en contextos de crisis, pero acabó con una frase que para la ciudadanía no es más que una entelequia, una bomba de humo, pero que es la zona de confort de Compromís. Hacer oposición. Esther Díez marcó ya la distancia con el PSOE que se va a abrir más adelante para iniciar la campaña electoral y dijo que van a reclamar a la Generalitat la deuda histórica con Elche por los terrenos de la UMH.
Es su fuerte y Compromís vivió sus mejores momentos en esa faceta y esa oposición brillante y necesaria que hicieron durante unos años muy oscuros en la Generalitat Valenciana que acabaron con gente en la cárcel. Pero cuando uno tiene ya trayectoria en el gobierno debe asumir otras cosas y me pregunto cómo se va a explicar en campaña electoral lo que ha pasado y sigue pasando en el geriátrico de Altabix.
Nos espera un año denso y solo deseo que sean capaces de entender que la gente necesita de los políticos más cercanos algo más que estrategia electoral, sobre todo ahora. Un soplo de realidad que nos demuestre que están en el mismo barco que nosotros. Y cierta coherencia que la gente no es tonta y ya las bombas de humo y las bolas de nieve huelen rancio.
Bonus Track: Sería maravilloso que la tecnología fuera capaz de seguir las iniciativas que se impulsan para, por ejemplo las campañas de los bonos consumo. Los continuos fallos producen desconfianza en la gente. Ya van unos cuantos…