ELCHE. Han transcurrido seis meses desde que el empresario Miguel Hernández (Elche, 1934) presentó en el Centro de Congresos de Elche su libro Mi vida y mis empresas editado por la UMH a través de la Cátedra Pere Ibarra que dirige el profesor Miguel Ors Montenegro, con la colaboración de Joaquín Quiles. Fue un reventón en toda regla, 450 personas en el recinto y decenas que se tuvieron que quedar fuera. Hay escasos precedentes al respecto. Miguel Hernández, siempre conocido como el “marqués de Carrús” conversa con Alicante Plaza para rememorar esta especie de gesta tras años y años de riguroso silencio: “La razón por la que me decidí a escribir mi libro fue algo así como dar el broche de oro a los más de treinta años de mi andadura como empresario y fabricante de calzado, en los cuales tuve principios muy difíciles, como la mayoría de empresarios de mi época, y posteriormente, años muy gloriosos y otros que no lo fueron tanto, pero quiero quedarme con la parte positiva”.
Casualidades de la vida, acude a la entrevista el fotoperiodista José Olivares cuyo padre trabajó muchos años para Miguel Hernández: “¡El hijo de Olivares!”, exclama el empresario acompañado de su hija Marisa. “No me acuerdo del nombre de todos los empleados, llegué a tener mil, pero de Olivares sí”, matiza con agrado. Un buen número de ex trabajadores suyos acudieron a la presentación algo de lo que más se siente orgulloso, al margen de que en el acto se diera cita el todo Elche. “Fue algo insólito”. Ya han tenido que pedir a la editorial varias tiradas más además de que el libro se encuentra en varias universidades, empezando por la UMH, y CEU, todavía en negociación.
-Por su forma de vestir y de actuar pudiera pensarse que usted era un gran presumido....
-Yo no me consideraba presumido. Ni hice nunca demasiado caso al dinero que pudiera tener. Me gustaba tener un buen coche y ese tipo de cosas... y la forma de vestir era por seguir la moda de Nueva York, París o Londres, donde veías cosas que en España no se veían en absoluto. Yo al fin y al cabo trabajaba con la moda.
-¿Tampoco ostentoso?
-Yo nunca hice las cosas con la intención de ostentación. Compré un huerto y con el paso del tiempo hice el chalé de Candalix, pero no por ostentación hacia los demás. Entonces era una forma de vivir que a mí me encantaba. Aunque ahora que lo pienso tal vez no hubiera vivido en un sitio tan grande, no sé....
-Guarda rencor a algunas personas que no se portaron bien con usted; en el libro cita varios ejemplos....
-No he tenido la ocasión de perdonar nunca porque no he sentido la parte contraria, es decir, nunca he sentido odio. Sí que he pensado que algunos no fueron justos conmigo. Hubo quien fue hasta demasiado injusto. Pero he olvidado. Puedo perdonar y no olvidar, pero claro el olvido en mi caso conlleva el perdón. Hoy soy super-feliz, más de lo que era antes. El libro me ha hecho recuperar amigos.
-Usted provocó una pequeña revolución con un convenio laboral muy progresivo, los salarios más altos del mercado, instauración de la jornada laboral hasta el mediodía del viernes....¿Cuantas suspicacia y recelos levantó entre el resto de empresarios?
-Pues siempre habría alguno que pensaría 'este tío nos ha jodido'. Lo cierto es que se inició un proceso de cambio, y que luego se fue implantando en el resto de España. Los trabajadores en Elche se empezaron a dar cuenta de las cosas y empezaron a exigir mejoras. Fue paulatino, primero se dejó de trabajar hasta las 7 de la tarde del sábado, se acababa al mediodía. Y después, no todo fue tan deprisa, se pasó al viernes.
-¿Como ha transcurrido la política en su vida?
-Pues la verdad es que estoy descreído. Tengo mis creencias y preferencias más en unos que en otros. De derechas no soy, de momento [risas]. En el fondo creo en las personas que lo hacen bien, sean del signo que sean. Pero si le digo la verdad la política nunca me ha interesado demasiado. Lo mío siempre ha sido trabajar.
-¿Se puede ser rico y de izquierdas?
-Yo creo que sí.
-Cuando vinieron las vacas flacas, ¿tuvo momentos de depresión?
-Los ochenta y noventa fueron durísimos. Pero nunca he tenido depresión. Es importante señalar que los amigos no me dieron la espalda, quienes me dieron la espalda fueron otros, especialmente ciertos organismos.
-Visto desde hoy, hay quien piensa que tal vez un error apostar todo a una carta, cuando se alió en exclusiva con la multinacional norteamericana Caressa.
- Cotizaban en la bolsa de Walll Street de New York. Caressa me hizo una oferta muy buena, no solo compraba toda mi producción, sino que además tenía que ampliarla y me pagaba un millón de dólares a la firma del contrato por trabajar con ellos en exclusiva, lo consideré y pensé que era una gran oportunidad para seguir creciendo y en aquel momento yo tan solo tenía 30 años, hoy es muy fácil plantearse esa pregunta, pero ¿quién rechaza una propuesta así, en 1966 y con tan solo 30 años? Fue una propuesta que nadie hubiera rechazado. Hoy, a toro pasado y sabiendo lo que sé, igual no lo hubiera hecho… o igual sí.
-¿Alguna máxima que haya regido su vida?
-Es muy importante el tener confianza y seguridad en ti mismo, la autoconfianza no es algo que se hereda, es algo que se aprende y desarrolla a lo largo de la vida.