"Éramos amigos fuera de la pista y dentro lo dábamos todo"

José Luis Soriano 'Poli', historia viva del balonmano

30/01/2022 - 

ALICANTE. La mascarilla que le cubre el rostro no impide advertir su sonrisa, casi tan grande como sus manos. "A mí llámame 'Poli'", se apresura a decir José Luis Soriano (Alicante, 1952), histórico del balonmano alicantino y español, con 17 años de carrera a sus espaldas y un buen capazo de títulos. 

Primero Obras del Puerto, luego Calpisa (Hércules-Calpisa), Tecnisán y 'finalmente' Helados Alacant. Nunca antes un club le dio tanto a Alicante como ese que tuvo el honor de capitanear Poli. Esta semana, el Ayuntamiento de Alicante rebajaba parcialmente su deuda con los históricos de su deporte al aprobar su Junta de Gobierno que la calle aneja al estadio Rico Pérez y al pabellón Pitíu Rochel pase a denominarse José Luis Soriano 'Poli'. Lo hacía con el apoyo de la concejalía de Estadística y a propuesta del Eón Alicante, el club que aspira a recuperar para la ciudad algún día ese sitio que se ganó dentro del panorama nacional e internacional gracias al sudor y esfuerzo de Poli y los Enrique Antón, Gregorio López 'Goyo', Jaime Cremades 'Ñago', Javier Bodi, Javier Cabanas, Jorge Aráez, José Perramón, José 'Pitíu' Rochel, Juan Alemany, Juan Francisco Muñoz Melo, Miguel Ángel Cascallana, Nacho Novoa, Santos Labaca o Vicente Ruano, entre otros. 

"Con alegría", responde nuestro protagonista cuando se le pregunta por cómo ha recibido la noticia y, si bien deja entrever que le hubiese gustado que su mujer (fallecida hace cuatro años) hubiera podido ser testigo de ese reconocimiento, tampoco pierde la oportunidad de bromear ironizando con el hecho de que el mismo va a llegar con él en vida "y no en el cementerio".

Poli se inició en el balonmano en el Colegio Juan XXIII (hoy Pedro Herrero) donde jugaba de central; en edad juvenil dio el salto al Obras del Puerto donde primero se desenvolvía en la posición de central y luego de extremo. "Jugábamos en el muelle de Levante, sobre el asfalto" en referencia a ese mítico espacio. "Yo compaginaba con mi trabajo en el Banco de Alicante". "Siempre anteponía el trabajo al balonmano; este era mi segundo trabajo", dice cuando se le pregunta cómo era negociar la renovación de su relación con el club (estuvo 18 años jugando en él) y su remuneración.

Considera la unión que le caracterizaba como una de las claves de ese laureado vestuario: "Éramos amigos fuera de la pista y dentro lo dábamos todo". Poli, el más joven de aquel grupo humano ("De cachondos, aunque los del Hércules no se quedaban atrás", bromea) del que le hicieron sentirse uno más desde el primer minuto y que luego terminaría capitaneando, logró para Alicante nada menos que cuatro Ligas, cinco Copas del Rey, un subcampeonato de Europa y una Recopa de Europa. No olvida lo intensos que era los duelos con el Barcelona y especialmente el Atlético de Madrid: "Creo que nosotros estábamos un escalón por encima, pero ellos se movían mejor en los despachos", dice al tiempo que recuerda algunos arbitrajes, el papel de Antonio Alcalá de Vargas-Machuca como 'padrino' económico y lamenta la dispersión de canteras en la ciudad que siguió a su desaparición, algo que el Eón trata de corregir ahora.

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