No sé si esta semana, o viene de lejos, pero de lo que no hay duda es que se ha roto el amor entre Juan Carlos Ramírez y el Ayuntamiento Alcoy (si es que alguna vez lo hubo). No con el Alcoyano, cuya entidad, sus 96 años de historia y su masa social y la ciudad son los principales perjudicados de esta historia. La posible marcha de la estructura deportiva del CD Alcoyano a La Nucía es una puñalada en toda regla, una puñalada social. Porque a nadie le gusta que le arranquen un proyecto deportivo y social, como es del Alcoyano -o cualesquiera que fuera el equipo de una sociedad, por pequeña o grande que sea-, y además, si es casi centenario, cuando las razones son que "los números no dan". Está claro que aquí, tras las intenciones del empresario y propietario de la sociedad anónima deportiva, hay una cosa clara: Ramírez salvó a Alcoyano cuando estaba a punto de cerrar la puerta, lo salvó de la desaparición (ha puesto tres millones de euros en 20 meses, que se dice pronto) y ha estado solo, con apenas apoyo institucional y nulo respaldo de otros empresarios. ¿Cuál es la razón de eso? Ramírez culpa al equipo de gobierno de Toni Francés de hacerle la cama; también habría que preguntarse si el empresario vasco hizo lo suficiente para ganarse a algún que otro aliado para que la morterà de mantener un equipo del Primera Federación fuera más llevadera.
¿Quién engañó a quién? Sea como fuere, no se trata ahora de buscar culpables. Se trata de buscar una solución para que una sociedad, y una afición, no sea la pagana del desamor de aquél que invirtió en el CD Alcoyano en busca algo más que fútbol, o si una entidad pública puede (o debe hacer) más por una sociedad anónima deportiva, de capital 100% privado. Quizás, Ramírez buscaba algo más; pensaba (porque por su experiencia lo sabría) que una entidad pública puede hacer poco (más allá de tener instalaciones listas o respaldar algún fundación pública), pero la realidad es que ese (cash) flow -llamésmole así- que fluye alrededor del fútbol, en estas categorías, totalmente ruinoso y en manos de locos por el cuero), no se ha dado en Alcoy.
Sencilamente, porque le han prometido ese flow. ¿Quién? El alcalde de La Nucía, Bernabé Cano, que es amigo de Ramírez de hace muchos años y sabía de la desafección entre su figura y el entorno social del Alcoyano. Hace algo más de un año (verano de 2023), Bernabé tiene problemas con el fútbol: el segundo socio privado que gestionaba e inyectaba dinero al club, el grupo ISMX Group, se marcha a punto de comenzar la temporada y las alarmas se encienden. Cano teme el impacto social que puede tener en la cantera, formada por centenares de niños y niñas, y en menor medida, por cómo empezará la temporada el equipo (en teoría) profesional que milita en Segunda Federación. ¿Y quién sale al rescate en esa crisis? Ramírez. El vasco tapa los agujeros de la cantera y contribuye en la bandeja que se ofrece entre todos los empresarios con relaciones en el consistorio para que el equipo sale a flote. El 31 de julio se salvan los muebles; se evita el descenso administrativo por impagos, y la temporada empieza con cierta normalidad. Algo parecido a lo que hizo en Alcoy hace dos años, pero ahora en La Nucía.
Durante todo este año, el ex directivo del Hércules y del Elche también ha tenido que salir al rescate de los pagos de plantilla, cuando se produjeron los impagos. Y durante este tiempo, Ramírez se ha reenamorado de Bernabé Cano. ¿Por qué? Porque le ha prometido ayuda de las empresas que tienen relación con el ayuntamientos (concesionarios, inquilinos de la ciudad deportiva, etc) y, no seamos tontos, le ha prometido flow (y posiblemente cash). Además del suelo que todavía pueda tener Ramírez por La Nucía y alrededores, no olviden esta figura: concesión demanial (título que habilita a una persona o entidad a hacer un uso y disfrute, o aprovechamiento privativo, de un bien o derecho de dominio público de forma temporal). Si se acercan por allí verán que hay una pequeña montaña con movimiento de tierras y el gestor es el ayuntamiento.
Pues esta es la historia. ¿Puede irse Ramírez a La Nucía? Sí, claro. ¿Es lícito que lo haga como un cambio de cromos, relevando una entidad centenario en Primera Federación por un equipo descendido a Tercera (llámese La Nucía o Las Pedroñeras? Eso es lo que no se debería permitir. Y en esas ya debería estar moviéndose Toni Francés en los despachos de la Federación o del Consejo Superior de Deportes para evitar que este trilerismo administrativo se convierta en una herida social, no sin antes ser consciente de que el propio edil debió haber actuado antes para llegar una salida amistosa para los dos partes. También implica esta reflexión al empresariado local. Se podría discutir si en Primera, Segunda o Tercera Federación, pero esa alcoyanía de la que hacen gala los grandes patrimonios no debería permitir que los 96 años del Alcoyano acaben en un canje de categorías. La ciudad, y menos la afición blanquiazul, no se lo merece. ¿Que han topado con un osado (dejémoslo ahí)? Pues quizás esa fue la confianza que se tomaron en Alcoy. Ahora tienen el problema sobre la mesa. Es triste que la solución sea el (cash) flow. Será licíto, puede ser legal (aunque no debiera porque rompe con los cánones de superación que deben regir el deporte), pero desde luego, no es moral.