El Ayuntamiento de Elche retoma el Debate sobre el Estado del Municipio para cerrar el año y lo hace con la crítica de la oposición, PSOE y Compromís, que denuncian que muchas de las personas que van a intervenir militan o simpatizan con los partido políticos del gobierno. Dicen además que no están todos los que son.
Nada nuevo bajo el sol. Aunque en esta ocasión la única novedad son los representantes de los distritos y son sobre los que especialmente la oposición en Elche pone el foco y les piden que hablen en defensa de mejoras para su barrio “ y no de quien les paga la nómina”.
Yo siempre he visto este debate como lo que ahora denuncian los partidos de la oposición en Elche. Constreñido, encorsetado, más de los mismo y con cero interés por tener en cuenta lo que se dice. Como un trámite más, puro formalismo.
Hubo que pelear mucho para que se escuchara, por ejemplo, al representante de la Federación de Asociaciones Vecinales de Elche, y eso que era del partido de los que gobernaban, y en muchas ocasiones los representantes de los Consejos, que son “gente de a pie”, comentaban por lo bajini con los periodistas que habían desempolvado el discurso del año anterior porque no les habían hecho ningún caso. También me han hecho ese comentario este año y no precisamente por parte de personas sospechosas de estar en ideologías contrarias a los partidos que gobiernan.
Otra circunstancia que se da es que dentro de los Consejos Municipales hay varios colectivos que, sobre la misma temática, pueden tener opiniones y enfoques diferentes, algo que enriquece las reuniones pero pervierte el único discurso de un representante en nombre de todos en el debate plenario. Deben, por lo tanto, sentarse y consensuar y al final su propuesta es de mínimos y eso es lo que “llega” al gobierno. Los únicos que en los últimos años aportaban frescura eran los representantes del escaño 28, otra vez “gente normal”, que si bien estadísticamente no eran representativos, sí al menos hablaban de lo que de verdad preocupa a la “gente”.
Lo del Debate del Estado de la Ciudad, la comunidad, o el país está muy bien para poner en escena un balance político de lo que está ocurriendo, pero insisto en que no cumple el objetivo de conocer qué piensa realmente la gente sobre la ciudad.
Para saberlo recomiendo a los políticos escuchar, escuchar y escuchar y si puede ser a cuanta más gente mejor y si además no son personas de tu entorno habitual o aduladores de oficio aún mejor. Todas las personas, o casi todas, tenemos en nuestro círculo más o menos cercano a alguien a quien poder preguntarle sabiendo que sí o sí que lo que va a decir aunque duela es cierto y se dice desde el propósito de ayudarte a mejorar. En mi caso son mis hermanas y alguna amiga a las que les pido consejo y les digo que me digan su verdadera opinión, aunque duela. Y lo hacen y te sueltan algo que no te va a gustar pero que es así y no hay vuelta de hoja. Y lo hacen desde fuera de tu burbuja, profesional, salarial, social, personal, es decir, sin sesgos y sin filtros. Sinceridad aplastante: Cristina esa falda es horrenda, no te la pongas más.
Y eso es lo que debería hacer un político cuando quiere saber de verdad cómo lo está haciendo o qué está pasando. Pablo (Ruz), con todo el respeto, vuelve un poco a la calle y a la libretica.