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EL PASEO DEL CHANCO

El lento declive del asilo de Benalúa

15/02/2018 - 

ALICANTE. Recientemente este mismo medio de comunicación se hizo eco de los pasos que se seguían para instalar un centro hospitalario privado del grupo IMED en el antiguo asilo de Benalúa. La filial del grupo Gestión y Explotación Hospitrés ha solicitado ya la licencia para rehabilitar el edificio y transformarlo en un moderno hospital privado tras el acuerdo al que ha llegado con su propietario, el Obispado de Orihuela-Alicante.

La construcción del Asilo de Benalúa se remonta a 1882. Según cuenta Gonzalo Vidal Tur, en ese año la señora Gallostra y varias damas de la burguesía alicantina se interesaron por el establecimiento en Alicante de la congregación de las Hermanitas de los Pobres Desamparados. Esta congregación de origen francés fue fundada en 1839 en la localidad de Saint Servan por Juana Jugan, canonizada en 2009.

El 5 de mayo de 1882 las monjas se instalaron en Alicante, concretamente en un sombrío almacén de la calle del Cid. Al prohibir sus estatutos la posesión de dinero o rentas solicitaron la caridad del vecindario para poder seguir adelante con su labor benéfica. Los alicantinos respondieron, y en octubre de ese mismo año se trasladaron a un edificio de la avenida de Maisonnave acogiendo a treinta ancianos de ambos sexos.

Un barrio modelo

Fue en estos años cuando la Sociedad Anónima Los Diez Amigos proyectó la construcción de un barrio modelo en la zona conocida por Els Antigons, en la partida de San Blas. Una plataforma elevada sobre el mar ventilada y perfecta para levantar una barriada higiénica según los cánones del momento. Los Diez Amigos, animados por su Presidente Honorífico José Carlos de Aguilera, Marqués de Benalúa de Guadix, acordaron ceder los terrenos para construir un asilo para las Hermanitas de los Pobres. 

Sólo se puso una condición: si alguna vez el edificio dejaba de dedicarse a la atención de los más desfavorecidos, los terrenos regresarían a manos de la familia Aguilera. Del proyecto se encargó el arquitecto del barrio, José Guardiola Picó, y tal y como hemos mencionado, el edificio se construyó gracias a los aportes económicos de la sociedad alicantina.

El solar elegido se encontraba en las afueras del barrio, en la proyectada avenida de los Antigones, hoy Santa María Mazarello, que servía de límite con el Llano de la Florida. En ese mismo espacio se alzaba un caserón de obra en el que se fueron colocando y conservando los restos arqueológicos hallados durante la obra de construcción de Benalúa. Casi todos ellos en paradero desconocido a día de hoy.

La primera piedra

Las zanjas comenzaron a abrirse a primeros de abril de 1886 y el día 16 de ese mismo mes tuvo lugar la ceremonia solemne de colocación de la primera piedra. En el acto estuvieron presentes el Obispo Guisasola, el Abad Pons, el Alcalde Julián de Ugarte y varios concejales así como varios miembros de Los Diez Amigos con el Marqués de Benalúa al frente y multitud de alicantinos. Levantó acta el cronista Viravens.

 La construcción sufrió diversos parones debido a la escasez de fondos, por lo que se organizaron diversas funciones teatrales para poder conseguir el dinero para continuar la obra. Los actos teatrales y veladas musicales para recaudar fondos fueron constantes hasta la marcha de las monjas en 1987.

Con el edificio a medio hacer, las Hermanitas de los Pobres se instalaron en una de las naves del asilo el 29 de febrero de 1888. El Día de San José de ese mismo año se dio por inaugurado el Asilo de Benalúa. Poco después se anunció la cesión de una parcela anexa al edificio perteneciente a la familia Curt Amérigo para construir un jardín para los asilados. A finales del siglo XIX las obras estaban casi concluidas.

Las monjas tenían una forma muy curiosa de pedir ayuda para el asilo. Si necesitaban material de obra para las reformas colgaban un ladrillo de la estatua de San José del jardín. Si escaseaba el pan le colgaban una barra. Así los alicantinos sabían qué necesitaban las monjas y siempre respondían espléndidamente.

La capilla neorrománica

Cuando hablamos del asilo solemos citar de pasada o bien dejar de lado su capilla. Hasta hace poco tiempo se pensaba que también era obra del arquitecto Guardiola, pero gracias a la investigación que realizamos desde Alicante Vivo descubrimos que se trata de una obra desconocida del arquitecto modernista Enrique Sánchez Sedeño.

Esta obra fue financiada por José de Rojas y Galiano, VII Marqués del Bosch que logró la gracia del Papa Pío X para ser enterrado junto a sus familiares en su cripta. Allí permanecieron hasta su traslado a la cripta de la Iglesia de San Juan Bautista de Benalúa. Sabemos con certeza que en la cripta del asilo reposan los marqueses de Benalúa así como varias monjas de la congregación. El resto de personajes que allí reposan nos es desconocido. La capilla fue inaugurada en 15 de octubre de 1907, festividad de Santa Teresa.

La Guerra Civil interrumpió la labor de las Hermanitas de los Pobres, que regresaron al asilo en 1939 tras permanecer refugiadas en Cartagena. Durante la República y la posguerra la capilla del asilo hizo las funciones de iglesia del barrio, puesto que el templo edificado por el arquitecto Guardiola para las necesidades religiosas de Benalúa fue incendiado en varias ocasiones y derribado en 1936.

La reforma de los años 70

En la década de 1960 el asilo ya se había quedado pequeño. A mediados de esa década se instalaron ascensores y se realizaron pequeñas reformas con la vista puesta en la necesaria ampliación. Para solventar las necesidades de los nuevos tiempos se proyectó la elevación de una planta en cada ala del edificio. Las obras se realizaron en 1970 y fueron inauguradas y bendecidas por el párroco del Buen Pastor Antonio Vivo el 12 de enero de 1971. Se habilitaron habitaciones para matrimonios, salas de estar, salas para fumadores y duchas. Por desgracia la reforma alteró la fachada principal del edificio perdiéndose la espadaña con su campaña y todo el remate superior así como todo adorno superfluo. Aun así la capilla se mantuvo intacta.

En 1986 se anunció la marcha de las Hermanitas de los Pobres y por tanto la clausura del asilo, precisamente un siglo después de la colocación de su primera piedra. La falta de vocaciones y los estrictos estatutos de la congregación que impedían la contratación de personal externo no dejaron más opción. La fecha del cierre se anunció para el mes de diciembre del año siguiente. Hasta ese momento los asilados fueron reubicados paulatinamente en otros centros de la congregación.

El anuncio del cierre unió a todos los grupos políticos, asociaciones vecinales del barrio e instituciones que trataron de evitar la marcha de las monjas. Poco antes del cierre, los herederos de los Marqueses de Benalúa anunciaron la puesta en venta del solar, cundiendo el pesimismo por el futuro del edificio ya que los 313 millones de pesetas era un precio de venta inasumible para el consistorio alicantino.

Interviene el obispado

La Comisión municipal creada para decidir el futuro del asilo pidió ayuda al obispado. La sorpresa fue mayúscula cuando poco después recibieron la respuesta a la misiva en la que se les informaba que desde hacía un año y medio conocían el cierre del asilo.

El 31 de diciembre de 1987 el obispo Barrachina informó del pago de 110 millones de pesetas a los herederos de los Marqueses de Benalúa por la cesión de los derechos de reversión del inmueble a favor del Obispado de Orihuela-Alicante, pasando por tanto a ser su propietario legal. La existencia de otra cláusula, que permitía a las Hermanitas de los Pobres regresar al edificio si así lo deseaban, llevó a los herederos de los Marqueses de Benalúa a rebajar el precio. El Ayuntamiento mostró su recelo por esta adquisición desde el primer momento y pidió explicaciones sobre la reversión y compra al Obispado, así como la desaparición del mobiliario y la gestión del mismo en el futuro. La polémica estaba servida.

Tras el acuerdo económico entre Ayuntamiento y Obispado y la formación de un Patronato, el 27 de diciembre de 1990 comenzaron las obras de reforma de la ahora denominada Residencia de Ancianos Virgen del Remedio. Tanto Ayuntamiento como cajas de ahorro, Cáritas y ciudadanos respondieron a la llamada y colaboraron económicamente en la reforma.

El 12 de junio de 1991 los primeros seis ancianos ingresaron en el reformado edificio. Eran parte de los que tuvieron que marchar cuatro años antes ya que se dio prioridad a los antiguos internos del Asilo de Benalúa. Con la bendición del Obispo Álvarez se dio por inaugurado el edificio, que tenía pendiente obras menores. La gestión de la residencia quedó en manos de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl.

Traslado y cierre definitivo

El 5 de octubre de 2010 se procedió al cierre definitivo del edificio y se inició el traslado de los ancianos acogidos. La historia se repetía, pero esta vez a manos del obispado cuyo interés radicaba en la venta del solar para edificar sin tener en cuenta que los edificios religiosos anteriores a 1940 están protegidos por Ley. Por lo que, como mínimo, la capilla no podía ser derribada. La negativa al cambio de usos de la parcela y la reacción contraria de vecinos y partidos políticos tumbó las pretensiones del obispado.

El 15 de octubre de 2010 el obispo Palmero bendijo y dio por inauguradas las dependencias del nuevo Geriátrico Virgen del Remedio en el Polígono de San Blas. Se iniciaba así el lento declive del centenario edificio de Benalúa que quedaba sin uso. La contratación de un guardia de seguridad ha evitado que en estos ocho años de abandono el edificio haya sido saqueado.
¿Cuajará el proyecto de hospital privado en el asilo? ¿Se mantendrá intacta la capilla? Todas estas respuestas esperamos que puedan ser respondidas en breve.

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