ALICANTE. La compra de las antiguas naves de la empresa Distribución Amaro González en el Llano del Espartal, subastadas en el proceso de liquidación de la sociedad, dará paso a la instalación de un operador logístico interesado en posicionarse en Alicante. Cuando menos, ese es el objetivo perseguido por el family office de Alicante, que se ha convertido ya en el nuevo dueño del complejo industrial tras la firma de las escrituras -en una operación intermediada por Trakziona capital-, con la intención de arrendarlo a terceros convirtiéndose en su casero, en lugar de ocuparlo para ejercer una actividad propia.
Fuentes del sector inmobiliario consultadas por Alicante Plaza precisaron que, hasta el momento, no se dispone de un arrendatario concertado que pretenda dar uso a las instalaciones, aunque todo parece indicar que el complejo podría suscitar el interés de una compañía que incluyese entre sus líneas de negocio la distribución de mercancías que requieran de refrigeración durante su almacenaje previo al proceso de reparto.
Para ello, ese operador logístico tendría a su alcance las cámaras de fresco utilizadas por Amaro para almacenar y conservar el pescado que, de hecho, se consideran uno de los principales activos y atractivos del inmueble por la demanda existente sobre ese tipo de instalaciones, según las mismas fuentes. En concreto, en el conjunto de edificios que conforman las instalaciones, que suman más de 22.000 metros cuadrados de superficie, se incluye un conjunto de cámaras frigoríficas, dos almacenes y túneles de congelación.
Además, el complejo industrial también contaría con la ventaja de su facilidad de acceso como consecuencia de su proximidad a la A-31, a la E-903 o a la A-79: otro de las prestaciones más buscadas para el ejercicio de cualquier actividad que requiera de buenas comunicaciones. De hecho, en el mismo entorno ya se ha posicionado la estación logística de Amazon, las instalaciones de Integra2 o la colmena de Mercadona, por ejemplo. Y el tercero de los puntos fuertes más destacados de las instalaciones es su amplitud de espacio tanto para el almacenamiento de mercancías como para usos administrativos.
Como informó este diario, ese family office de Alicante (cuya identidad no ha trascendido al quedar sujeta a cláusulas de confidencialidad) fue, finalmente, el inversor que asumió la propiedad del complejo por una suma de 3 millones: seis menos del precio que se había fijado inicialmente en la convocatoria de subasta avalada por el Juzgado de lo Mercantil número 1 como fórmula para rentabilizar los activos de Distribución Amaro González y poder saldar deudas pendientes con sus acreedores.
Entre ellos, permanecían activos ocho bancos, frente a la decena con la que se inició el proceso concursal. Se trataba de Banco Sabadell, Caixabank, Cajamar, Unicaja, BBVA, Banco Santander, Bankia, Global Caja, Unicaja, Arquia y Targobank. Además, la lista de acreedores de la compañía también incluía a empresas como Frioantartic SA, y Elektron Comercialización de Energía, proveedores del grupo, y una veintena de personas físicas, así como el Estado, representado por la Tesorería de la Seguridad Social, la Agencia Tributaria y el Fogasa, al margen del organismo tributario de la Diputación de Alicante, Suma.