ELCHE. Las obras del desdoble de la carretera de Santa Pola, la CV-865, están en el ecuador. Hace varias semanas empezaron las obras del tercer tramo, de 1,6 kilómetros, al que queda un año de obras para finalizar (plazo de 14 meses). Paralelamente, la conselleria de Política Territorial proponía adjudicataria hace dos semanas para el siguiente tramo a Pavasal, por un valor de 3,8 millones de euros. Tan solo queda formalizar. No obstante, después de esas obras, quedarían dos licitaciones más, una se realizará durante 2023, y la otra en 2024, para seguir escalonando tramos en obra de forma ininterrumpida.
En este sentido, la consellera Rebeca Torró, que se ha desplazado a Elche para visitar el estado de las obras, añadía que se decidió hacerlo por tramos para ocasionar menos molestias. No obstante, habrá que esperar a la próxima legislatura para que finalice el desdoble completo, aunque los objetivos de la conselleria al inicio de este mandato era poder finalizarlos en esta, cuestión materialmente imposible al hacerla por tramos porque son seis tramos y cada uno tiene una duración de algo más de un año. Por ahora se han finalizado más de 1,4 kilómetros de un primer tramo en el acceso a Santa Pola y el tramo desde la Vereda de Sendres hasta el cruce de Valverde.
Dejando de lado el actual tramo en ejecución, las dos licitaciones que quedan por impulsar son las del acondicionamiento entre los puntos kilométricos (PK) 2,5 al 3,6 por un presupuesto de 2,97 millones de euros, y el año que viene será el turno de la concurrencia pública del último tramo, entre los PK 0+000 al 2+500 por un presupuesto de 3 millones de euros. Tanto el próximo tramo, el cuarto, como los dos siguientes, deberán ofrecer soluciones por la inundabilidad. En total, son 16,61 millones de euros de inversión para el desdoble completo.
Por su parte, el alcalde de Elche Carlos González ha definido la actuación como "una de las más importantes que está haciendo la Generalitat en Elche, máxime desde el punto de vista de las infraestructuras", y ha destacado que el ritmo se realice "sin ningún tipo de interrupción" para "tener totalmente duplicada la carretera en un plazo razonable".
El regidor ha destacado la mejora de la fluidez, accesibilidad, comodidad y "una reducción absoluta de los accidentes de tráfico graves y mortales, que antes lamentablemente eran una constante". Una obra que ha calificado de "fundamental" al ser una vía por la que transitan diariamente 15.000 vehículos de media y que conecta "dos ciudades vecinas, dos ciudades hermanas con una relación muy intensa". En el apartado de seguridad, Torró ha señalado que la siniestralidad ha bajado "a cero fallecidos y a cero heridos graves tras el desdoblamiento de la vía iniciado por la Generalitat". Los heridos leves son solo una cuarta parte de los que eran previos a las obras. "es el resultado de las actuaciones que ya han comenzado en los primeros tramos y que ahora se consolidan con la continuación del resto de las obras", explica.
En ese aspecto, por ejemplo del 1 de enero de 2015 al 31 de diciembre de 2018, en el punto kilométroco 1+300 al 8+750 hubo 93 accidentes con 2 fallecidos, 6 heridos graves y 64 leves. En el cuatrienio posterior, del 1 de enero de 2019 al 31 de diciembre de 2022, han sido 46 los accidentes, solo con 18 heridos leves. Una carretera que según la conselleria ha sido problemática desde al menos 1985. Esos problemas venían principalmente de la presencia de glorietas partidas, con giros a izquierdas y numerosos accesos directos a las propiedades colindantes a la carretera. Sumado a un trazado rector que propiciaba altas velocidades y muchas casas en los márgenes de la carretera.
Con las obras se ha realizado una suerte de vía parque, con una sección que pasa a tener dos carriles por sentido, con un separador central, y ubicación de andén ciclopeatonal en ambos márgenes separados por un seto del espacio para vehículos, lo que garantiza la mayor seguridad para estos tráficos no motorizados. Además, con el acondicionamiento de la vía ciclopeatonal así como la creación de áreas específicas para parada de los servicios de transporte público, que carecían de este espacio, lo que incrementaba la peligrosidad de la vía.
Adicionalmente, se ha dispuesto en toda la longitud de la carretera un bordillo central, de forma que los giros a izquierdas están ya prohibidos en toda la vía, lo que ha resuelto sustancialmente el problema de seguridad vial. Asimismo, la reducción del ancho de los carriles de circulación permite ampliar el espacio ciclopeatonal, e induce una reducción de la velocidad.