ALICANTE. Tiene las cosas claras y no lo esconde. Rubén Torrecilla recuerda que esto va de trabajar, de ser tan humildes como competitivos con independencia del contexto. El escudo sirve, pero como acicate, nunca puede ser un medio y las excusas son eso, excusas.
De ahí que mientras no reactive su gen competitivo 'Míchel' Herrero seguirá siendo un espectador más. El domingo lo dejó en la grada por segunda jornada consecutiva y este viernes el técnico blanquiazul se reafirmaba en su decisión.
Torrecilla fue cocinero antes que fraile, futbolista (centrocampista, aunque de corte distinto al de 'Míchel') antes que entrenador, por lo que sabe bien lo que es encontrarse en la última etapa de tu carrera como deportista profesional, con el fútbol corriendo aún por tus venas, pero sin focos que te deslumbren. Al mediocentro burjasotense no le van a falta oportunidades, pero siempre que se las gane: en el Hércules de Torrecilla ni se ahorran esfuerzos ni se regalan oportunidades. Esas son las lindes que delimitan el camino por el que se ha de transitar, con independencia de las horas de vuelo que se atesoren. Luego las cosas saldrán mejor o peor: se llegará antes, después o nunca, pero el dedo de Torrecilla señala ese camino y no otro. Busca formar un bloque cuyas señas de identidad sean la solidaridad, la actitud y la intensidad con y sin balón y tenga bien presente que si no se pueden conseguir los tres puntos, siempre será mejor sumar uno que ninguno.
Convencido de que 'Míchel' no ha dicho su última palabra con la elástica blanquiazul ("Está en proceso", añadía el técnico este viernes sobre el mediocentro), Torrecilla lo cita y espera desde el centro de la plaza, a la vista de todos. También lo hace con 'Nico' Espinosa, aunque en su caso por razones bien distintas. Se desenvuelve en una posición distinta a la de 'Míchel', pero seguro que dentro de 'Nico' hay mucho de él. El problema del extremo tampoco es de talento: "Está todavía realizando su particular pretemporada, cogiendo ritmo", decía Torrecilla sobre 'Nico', del que una semana antes, en la sala de prensa del Rico Pérez, aseguró que estaba para tener minutos ante el Torrent, pero luego no formó parte ni de la convocatoria. Lejos de hacer como la mayoría de sus antecesores en el cargo y sumarse a la política de la confusión que tan arraigada está en otros negociados del club, el preparador placentino apostaba también en este tema por ser claro: Torrecilla explicaba que en la sesión de trabajo del sábado pasado, mientras lanzaba faltas, 'Nico' volvió a notar molestias en los abductores, la misma zona de la musculatura que le había tenido entre algodones en las dos semanas anteriores y de ahí que acompañase a 'Míchel' en la grada... y que no vaya a viajar a Barcelona, donde al Hércules le espera sobre el verde artificial del Narcís Sala el Sant Andreu.
Tampoco se subirá al autobús Agustín Coscia, quien sigue buscando el alta competitiva. El delantero rosarino tiene en puertas de octubre sensaciones propias de mediados de agosto: en la búsqueda por alcanzar el ritmo que sus compañeros ya tienen se ve lastrado por las molestias musculares.
¿De no ser de un máximo de 18 futbolistas las convocatorias en Segunda Federación alguno de los anteriores habría vuelto o debutado en una citación? Puede, pero a juzgar por las palabras de Torrecilla de este viernes, hay otro grupo de jugadores, no necesariamente con licencia del primer equipo (aunque alguno la tiene), que quedándose fuera de las convocatorias hace méritos durante la semana para formar parte de ellas.
La competencia es sana y ayuda a todos a crecer y cuando nubla la mente, como ocurrió el domingo a la hora de lanzar el famoso penalti, ya está él. También la nubla el vértigo: en el deporte, sobre todo en el fútbol, rara vez se aprende antes a ganar que a perder. Por eso cuando se empieza a ganar con regularidad asoma el vértigo. Es un fantasma que aparece tarde o temprano, otra cosa es el efecto que tenga en cada uno. La experiencia que atesora Torrecilla le hace menos vulnerable a lo que lo son la mayoría de sus futbolistas, por eso este viernes se esforzaba en restarle importancia a la oportunidad que tienen el domingo de igualar el mejor arranque en cinco años del Hércules; el técnico quiere que, en la medida de lo posible, la mochila que llevan a la espalda sus jugadores se llene de puntos antes que de responsabilidad.