El bipartito de Alicante ratifica su plan inversor y suma proyectos por 70 millones a ejecutar este año
El bipartito de Alicante ratifica su plan inversor y suma proyectos por 70 millones a ejecutar este año
ALICANTE. La alianza compuesta por Partido Popular (PP) y Ciudadanos (Cs) al frente del Ayuntamiento de Alicante pretende aprovechar las posibilidades de gestión y planificación de su mandato hasta el último minuto. Tanto es así que las dos formaciones se han conjurado en la intención de promover un nuevo presupuesto para 2023 -el tercero y en principio el último que podrían tener al alcance en la que ha constituido su primera andadura política en común-, pese a tratarse de un año electoral y, en consecuencia, no contar con plenas garantías de poder ejecutarlo.
La voluntad de los dos partidos es diseñar unas nuevas cuentas para dar continuidad a proyectos que dependen de inversiones plurianuales y, además, poder encajar otras actuaciones que se han quedado en el camino. Es decir, aquellas que no han podido dotarse de consignación económica en los tres ejercicios precedentes, como consecuencia de las prioridades que acabó marcando la irrupción de la pandemia del coronavirus, o que sencillamente no han llegado a ejecutarse -por el retraso en la entrada en vigor efectiva de las cuentas y los tiempos que requiere su proceso de contratación- pese a que sí se disponía de presupuesto para ello. De este modo, las dos formaciones se enfrentarían a la cita con las urnas prevista para el último domingo del mes de mayo con un nuevo compromiso político ya provisto de un reflejo económico concreto como arma con la que ganarse la confianza de la ciudadanía.
La decisión de intentar ese nuevo presupuesto se adoptó en julio, según fuentes municipales consultadas. En ella, se tuvo en cuenta las dificultades de tramitación registradas en los ejercicios precedentes al no disponer de mayoría absoluta que garantice su aprobación y, además, tener que superar el filtro de supervisión del departamento de Intervención. Pero es ahora, con el inicio del curso político, cuando se pretende afrontar el trabajo real con un cambio significativo respecto al procedimiento seguido en los tres años precedentes con el que se pretende ganar agilidad. En esta ocasión, no se partirá de la recopilación de necesidades de cada concejalía, sino que se pretende partir de los proyectos generales ya esbozados durante la confección de las cuentas de 2022 para incorporar el resto de cuestiones que puedan considerarse prioritarias entre las sugerencias que puedan presentar el conjunto de los departamentos.
De hecho, fuentes del bipartito consultadas confirmaron que la mayoría de las inversiones que tendrán reflejo en ese nuevo proyecto de presupuestos ya quedaron programadas durante la confección de las cuentas de este año al trocearse los proyectos de mayor calado en actuaciones plurianuales. De ahí que no se prevea una tramitación extensa como en los tres últimos años, puesto que, en realidad, el eje troncal del presupuesto ya vendría predefinido.
En todo caso, al margen del rescate de los planes pendientes de desarrollo (obras que no se ha llegado ni a iniciar entre las inversiones por más de 70 millones programadas para este 2022), podría añadirse alguna partida para marcar la hoja de ruta de proyectos de futuro, como algún proyecto de la Concejalía de Urbanismo o el nuevo impulso a la candidatura del Castillo de Alicante para obtener la declaración de Patrimonio de la Humanidad.
El bipartito de Alicante ratifica su plan inversor y suma proyectos por 70 millones a ejecutar este año
Al margen de ello, también se contempla la posibilidad de crear nuevas partidas específicas para la concesión de subvenciones que contribuyan a paliar los efectos de la crisis de los precios de la energía. Así, se prevé una línea específica para facilitar la adaptación de comercios y todo tipo de negocios a las disposiciones del decreto de ahorro energético, en el que se conmina a instalar sistemas de cierre en los frigoríficos de los establecimientos comerciales, entre otras medidas similares.
En ese contexto, la pretensión de PP y Cs es cerrar la propuesta presupuestaria cuanto antes para no apurar plazos y que las cuentas puedan quedar aprobadas, como muy tarde, en los primeros compases de 2023. Fuentes del bipartito indicaron que, si no existen unos nuevos presupuestos aprobados para entonces, será por la falta de voluntad de los cuatro grupos que conforman la oposición: PSOE, Unides Podem EU, Compromís y Vox. Si las cuatro fuerzas se oponen, el proyecto del bipartito no prosperaría. Pero, como ha venido sucediendo durante el mandato actual, basta con la abstención de un concejal de cualquier grupo opositor para que las cuentas queden aprobadas por mayoría simple. Hasta ahora, a PP y Cs no les ha faltado ese consentimiento necesario por parte de Vox (o incluso por parte del PSOE).
En principio, no se prevé que pueda abordarse un proceso de negociación prolongado en el tiempo con los representantes de esas cuatro fuerzas para cuadrar las cuentas en busca de apoyos. En el seno del equipo de gobierno se sostiene que la discusión de las propuestas de cada una de las formaciones políticas ya se produjo durante la confección de las cuentas de 2022. Y se considera que, entonces, ya se comunicó que se tendrían en consideración mediante la incorporación de los remanentes o en la elaboración del próximo presupuesto. Es decir, el de 2023.
Así, PP y Cs están decididos a promover las cuentas aunque puedan quedar abocados a aprobarlas en el último suspiro del mandato. Por lo pronto, el PP ya se enfrentó a ese reto para aprobar los presupuestos de 2019 con un gobierno formado por solo ocho concejales. Entonces, logró que sus cuentas prosperasen a mediados de abril gracias a las abstenciones de los ediles de Guanyar, Compromís y de la edil no adscrita Nerea Belmonte. Los seis concejales del PSOE fueron los únicos que votaron en contra.