BENIDORM. Satisfacción general entre los empresarios de campings de la Costa Blanca. La temporada de verano, a expensas de lo que pueda ocurrir en septiembre, ha recordado a los años anteriores a la pandemia. E incluso mejor. Según explica el presidente de la Asociación de Campings de Alicante, Sergio Gómez, la demanda ha sido en algunos puntos superior a la de hace tres años. Una situación que se traduce en los buenos datos de ocupación debido a diferentes motivos, entre los que se encuentra el auge del turista de proximidad de la Comunitat Valenciana.
Los datos aportados por la patronal apuntan a un 85% de ocupación media para las parcelas de caravana en los meses de julio y agosto -que suponen el 60% de la producción anual- mientras que para las cabañas supera el 90% para la media de la provincia de Alicante.
Uno de los aspectos a destacar por el empresario pasa por el tipo de cliente. Como es habitual, el nacional gana por mucho al internacional. En este caso, se queda en torno al 80% para el turista español. Y dentro del nacional, Gómez señala que han detectado un auge entre los llegados desde distintos puntos de la Comunitat Valenciana.
El boca a boca tiene mucho que ver aquí. De un tiempo a esta parte, los campings de la Costa Blanca se han ido renovando, creando nuevas zonas comunes y unidades de alojamiento que llaman la atención de aquellos que creen que solo son sitios para pernoctar en caravanas. Entra en juego los ahora llamados 'resorts', que se han convertido cada vez más en una opción para los turistas que optan por buscar sus vacaciones en la provincia de Alicante. En este sentido, apunta a que son estancias más populares para las escapadas de fin de semana.
Y a ello se suma la moda 'camper', que ha puesto en circulación más furgonetas o caravanas de pequeñas dimensiones y más asequibles para la población. Esta vez sí, para pernoctar en las parcelas vacías de los campings preparadas para los vehículos. Esto, sumado a la renovación y llegada de nuevos alojamientos en 'resort', han podido atraer a más clientes madrileños que solían acudir a alojamientos de Gerona o Tarragona, donde hay un fuerte poder de atracción.
Por lo que respecta al mes de septiembre, "no son tan espectaculares", reseña el presidente de la asociación, pero las previsiones están en torno al 65% en parcelas y 75% en cabañas. Una cifra que estiman que pueda ser superior por las reservas de última hora en fines de semana. Hay que tener en cuenta que ahora el tipo de cliente cambia: las familias con niños pasan a ser familias con menores de tres años porque los mayores empiezan la escuela. Y llega el jubilado europeo a pasar largas y cortas temporadas de invierno.
Como la mayoría de empresas del sector turístico, los dos años más crudos de la pandemia tuvieron que incrementar su deuda para seguir adelante con su actividad a pesar de la falta de movilidad que les permitiera tener un flujo de turistas aceptable. Eso, sumado al alza de costes, hace que la ocupación no sea suficiente para retomar los beneficios.
Según explica Gómez, los precios no han subido con respecto a 2019, lo que hace que estén asumiendo parte del incremento de costes de suministros, alimentación, etc. "Es un gran verano por la producción", aclara el empresario, pero sobre la rentabilidad tendrán que verlo más adelante cuando pasen los meses de invierno y se sepa finalmente si habrá recesión o no en España, y cómo repercutirá en la decisión de viajar de los españoles.