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memoria para que cultura incoe su catalogación bic

Así era y fue el Convento de la Merced de Elche: un testigo fundamental de la historia de la ciudad 

14/07/2022 - 

ELCHE. El fallido (por ahora) proyecto hotelero en el antiguo Convento de la Merced, más conocido por la mayoría como 'Las Clarisas', ha acabado generando un nutrido debate acerca del patrimonio cultural de la ciudad, pero también ha abierto la veda para recordar y enfatizar el valor de este complejo. Sin ir más lejos, ahora el Ayuntamiento ha elevado a la conselleria de Cultura su informe en el que avala la catalogación como Bien de Interés Cultural (BIC) del inmueble. El estudio ha sido realizado por Alebus, firma que ha realizado allí varias catas en fechas pasadas, y por ARN Arquitectos, despacho que también trabaja el área patrimonial. Un expediente que resalta el gran valor de los Baños Árabes o la Iglesia gótico-renacentista y que relata cómo fue y ha sido el complejo en sus 800/900 años de existencia.

El informe avala la catalogación BIC de Clarisas

El edificio actual, que se ha transformado durante centenares de años, goza de un grado de protección integral, además de ser Bien de Relevancia Local (BRL), considerando como elementos principales todo el conjunto del convento, con el claustro, jardín, iglesia, baños árabes, escalera y demás dependencias. Aunque la torre sí es BIC, y a pesar de que su función no era defensiva, sí está integrado en el perímetro delimitado para el Conjunto Histórico Artístico de Elche, que sí es zona BIC. La memoria destaca el valor del inmueble por lo ya conocido de Baños Árabes, Iglesia Gótica o el Claustro —de los más bellos de la Diócesis, se especifica—; la superposición de fases históricas. "Se puede leer la propia historia de la ciudad, desde sus inicios como baños taifales extramuros de la Madinat Ils, pasando por su transformación en el primer espacio de culto cristiano de la ciudad y posterior fundación del primer convento de la Orden de la Merced, pasando por los cambios sociales fruto de las desamortizaciones acontecidas durante el siglo XIX, hasta su última ocupación por la congregación de las Hermanas de Santa Clara, que volvieron a readaptar sus espacios como lugar de culto y escenario de vida monacal".

Es un informe de 144 páginas que relata las distintas fases, los bienes muebles que se conoce que habían, las primeras referencias del edificio, y las reformas y rehabilitaciones arquitectónicas a lo largo del tiempo. En este sentido, la primera referencia que ubica el convento viene de la obra del geógrafo Mohamed Al-Idrisi, que hacia el año 1154, mencionada la mâdina de Ils y la existencia de unos baños en ella:

Elche es una villa construida en una llanura y atravesada por un canal derivado del río. Este canal pasa bajo sus muros, los habitantes hacen uso de él, porque sirve para los baños y corre por sus mercados y calle. Las aguas del citado no son saladas. Para beber, los habitantes han de traer de otros puntos aguas de lluvia, que conservan en aljibes...

Desarrollo y transformación del convento en el tiempo

Eso sí, el informe relata que es difícil saber si se refería a estos, matizando que al parecer podían existir al menos cuatro baños en la mâdina (Bevia García, 1989; Borrego Colomer y Saranova Zozaya, 1990: 183-184). De los de Clarisas se tiene información clara desde los momentos posteriores a la conquista cristiana en la segunda mitad del siglo XIII. Los siguientes ya fueron los del Mercado Central, hallados en 2014 (y según los informes de Alebus, en el interior parecía haber otros baños, aunque privados). Ya a finales del siglo XV, se empezó a configurar definitivamente el espacio conventual en torno a los antiguos Baños Árabes. Estos fueron el origen del primer lugar de culto cristiano en Elche, tras la autorización en 1270 del infante Don Manuel a la Orden de Nuestra Señora de la Merced para su transformación y adaptación en templo o capilla.

Las primeras referencias del convento, relata el informe, proceden de la visita canónica realizada en 1501, siendo comendador el Francisco Blanch, en el que se empiezan a enumerar los numerosos retablos, capillas y altares existentes, como se actualizaría después en posteriores inventarios. Por otra parte, los redactores apuntan a que "es posible deducir que la iglesia empezó a construirse durante el último cuarto del siglo XV, con posterioridad a la bendición de los claustros en 1470, ya que a principios del siglo XVI ya aparece conformada por los siguientes elementos: el altar mayor, la capilla mayor y el sagrario que presidían el templo; dos bóvedas con dos capillas a cada lado". En uno de los inventarios, se señala que hacia 1534 había cuatro sacerdotes, tres profesos y un probable novicio, y que después ese número aumenta hasta once conventuales. 

Crecimiento de la monumentalidad

Con el paso del tiempo, el espacio destinado para el culto y las posibles viviendas donde se hospedaban los frailes fue creciendo, y el gran desarrollo del convento se produciría durante el siglo XV, época en la que se construyeron los claustros del espacio conventual para realizar los oficios religiosos, tras bendecir los claustros y el Monasterio de Santa María de la Merced, bajo la invocación de Santa Lucía de la Villa de Elche. Algunas de estas construcciones fueron sufragadas por aportaciones realizadas por importantes familias de la villa ilicitana. 

Posteriormente, muchas de las capillas laterales construidas en el tempo fueron ocupadas por las familias más adineradas de la ciudad, donde además recibían sepultura (cuanto más poder, más cerca de estas): Ortiz de Rodrigo, Ortiz de Jaime, Sentpere, Escamella, Llanos, Torres, Mollans y Martí Pomares de Ferrera (Gonzálvez Pérez, 1976: 54)... "Comprobado con los hallazgos arqueológicos. Aunque también se descubrió que no todos los fieles debieron tener derecho a poder ser enterrados en el lugar de culto, ya que un número considerable de sepulturas y osarios adscritas cronológicamente a los siglos XVII y XVII se hallaron en el extremo oriental del actual bien patrimonial, en un espacio que en esos momentos se ubicaría más allá de los límites del espacio conventual". Estas catas arqueológicas recientes fueron dirigidas por Eduardo López Seguí, de Alebus.

Las de 2018, por ejemplo, permitieron entender la composición original de la Iglesia Gótica o el Altar Mayor de los Condes de Torrellano. En cuanto a la cubierta, se ha conservado hasta la actualidad la última de las bóvedas que cubría el presbiterio, "datada del año 1576, y que supone un notable ejemplo del plateresco en que acababa el gótico isabelino del reino de Castilla". "Este tipo de bóvedas corresponden a la ubicación original del altar mayor y su solución constructiva es propia del gótico levantino". Según el arquitecto Marius Bevià, presenta la misma solución que podemos encontrar en la Basílica de Santa María de Alicante.

En definitiva, un complejo que a lo largo de los siglos ha ido cambiando y reformándose, con algunas actuaciones que han destruido algunos elementos de valor, y sobre todo el incendio provocado por "revolucionarios" en febrero de 1936, como recuerda una placa en el interior del convento, supusieron la destrucción de la iglesia construida a finales del siglo XVIII y una reducción del espacio ocupado por el bien patrimonial. Hechos tras los cuales se efectuó la venta de los solares donde se ubicaba dicho edificio (que se puede ver en la imagen que abre el artículo).

El valor y conservación de los Baños Árabes, que pudieron ser mayores

Asimismo, sobre los Baños Árabes, se destaca su gran valor, construidos en el siglo XII —activos hasta el tercer cuarto del siglo XIII—, aunque también se hallaron recipientes cerámicos propios de los siglos X-XI. Además, se apunta a que las tres salas que se conocen constituían únicamente "lo que resta de un conjunto que en origen debió ser mayor, ya que no se pudo documentar ni el espacio septentrional, donde se ubicaría la sala de leñero u horno, ni tampoco la zona meridional, espacio en el que probablemente se situaría el vestíbulo y unas letrinas". En esta parte islámica también se referencia que en diversas excavaciones, las recientes, por Eduardo López Seguí, de Alebus, "ha sido posible documentar el lienzo defensivo oriental de la mâdina islámica de Ils, hallazgos que siguen produciéndose hasta la actualidad, con los recientes hallazgos efectuados durante el seguimiento arqueológico de las obras de renovación del alcantarillado en las calles Fatxo y Uberna".

Asimismo, como contexto, en el entorno de les Eres de Santa Llúcia, en 2002 se produjeron los hallazgos más significativos vinculado con el recinto defensivo de la ciudad, durante las obras de remodelación de la plaza de Santa Isabel. Además de documentar los restos de un palacio almorávide, que se asentaba sobre habitaciones o estancias de época califal-taifal, se pudo registrar la evolución del complejo sistema defensivo de época islámica y bajomedieval. Junto a la denominada Puerta de Guardamar, los Baños "conforman el conjunto monumental más antiguo de la ciudad [...] Junto con los Baños del interior de la Vila Murada constituyen un conjunto patrimonial de arquitectura árabe de gran relevancia, que muestran dos de los mejores ejemplos conservados de esta tipología de Baños árabes en su ámbito geográfico cercano, siendo claro ejemplo de la importancia de este tipo de edificaciones para la cultura árabe-islámica".

El equipo arqueológico vincula el éxito que tuvieron los baños a su "sencillez constructiva y a su facilidad de mantenimiento. La estandarización del sistema constructivo y una concepción modular de la disposición de los espacios favoreció su generalización. Nos hallamos ante una solución que parece propiamente andalusí y cuya versatilidad y funcionalidad favoreció su rápida expansión por toda la franja mediterránea de la península, así como por el Magreb".

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