Los aficionados al Tibio ya habrán leído mis opiniones sobre Izquierda Española, pero en el de esta semana he preferido dar a la palabra al abogado laboralista Guillermo del Valle, su secretario general. Cualquiera que lo haya entrevistado habrá notado que suele razonar sus respuestas, matizándolas si lo cree oportuno. Y no ha roto en esta entrevista esa afición a la racionalidad que lo caracteriza. Tras haber impulsado “El Jacobino”, un ámbito de pensamiento político, se implicó en fundar Izquierda Española porque consideraba (justificadamente, a mi parecer) que ciertos ideales no estaban debidamente representados en el panorama político español. Tales eran el de combinar la igualdad, de derechos y de rentas, de todos los españoles con la defensa de la integridad territorial de España y también el de prestar mayor atención a la base económica, o más en general material, frente al exceso de debates fantasmalmente culturales. Los veteranos habrán reconocido en esa respuesta el eco de los pensadores clásicos acerca de la relación entre economía e ideología o entre materia y espíritu. Una vuelta, actualizada, a los orígenes.
Considera que Sumar, donde incluye a Izquierda Unida, se ha convertido en una izquierda oficialista, casi una muleta del PSOE"
Desde esa perspectiva Guillermo afronta la polémica sobre la inmigración señalando la inanidad de no regularla escondiéndose en un inconsistente buenismo, y el interés de muchos empresarios de disponer de una mano de obra barata. Evitando cualquier enfoque étnico, insiste en su idea de la ciudadanía igualitaria, que vale por igual para nativos que para inmigrantes. Y avisa de que Izquierda Española, dado el escapismo de las izquierdas oficiales, constituye la única oferta que puede evitar que la derecha radical reaccionaria capitalice las fundadas preocupaciones que induce en muchos trabajadores una inmigración desregulada. Porque, como habrán adivinado, Guillermo considera que Sumar, donde incluye a Izquierda Unida, se ha convertido en una izquierda oficialista, casi una muleta del PSOE, que ha traicionado los mejores ideales del socialismo.
En ese aspecto nos recuerda que, incluso bajo gobiernos supuestamente izquierdistas, se ha producido un deterioro del salario medio y del salario modal de tal magnitud que no bastan los incrementos del salario mínimo, que apoya, para corregirlo. De hecho, los trabajadores están perdiendo poder adquisitivo. Y considera que eso está relacionado con el excesivo peso del turismo y la hostelería en la economía española, con el diminuto tamaño de las empresas y con la baja productividad. Aconseja, pues, un programa de reindustrialización y de diversificación que conlleve en paralelo un incremento notable de los salarios. En resumen, huye de competir mediante bajos salarios y pide potenciar las herramientas tecnológicas de nuestras empresas.
Consciente de que eso requiere una mayor inversión en investigación, Guillermo propone subirla progresivamente hasta alcanzar el 3% del PIB. Los investigadores y los universitarios recibirán con agrado esta propuesta. En ese aspecto, defiende examinar con criterios científicos las ventajas e inconvenientes de la energía nuclear, oponiéndose a un cierre precipitado de las centrales y propiciando una cesta energética diversificada, en la que las renovables también deben gozar de un peso importante. En cualquier caso, será una de las cuestiones que analizarán en el próximo congreso de Izquierda Española, a celebrar antes del verano.
Ahora bien, la agricultura constituye otro de los pilares de la economía española. Evitando todo dogmatismo en lo referente a las restricciones ecológicas, Guillermo aboga por exigir la implantación de las cláusulas espejo a nuestros competidores. Lo traduzco: corregir la competencia desleal que supone imponer a nuestros agricultores unas condiciones de producción mucho más exigentes que a los extranjeros. Y señala que ese relajamiento intencionado no solo nos empobrece, sino que puede incluso provocar problemas de salud pública.
Ve abominable aplicar el artículo 150.2 de la Constitución para transferir competencias exclusivas del Estado a las Autonomías"
Quizás lo más original del discurso de Guillermo frente a las izquierdas oficialistas sea la claridad con la que expone que la idea de que España es una nación de naciones es absurda (alguien menos educado diría una gilipollez). Y denuncia que no por falsa es inocente: en el fondo de esa tesis, propalada por el presidente socialista Zapatero y acogida por Sánchez y los dirigentes de Sumar e Izquierda Unida, subyace una defensa encubierta de la desigualdad. Frente a la idea de una España como nación de ciudadanos iguales, la tesis de la plurinacionalidad conduce a otorgar privilegios a los vascos en detrimento de los extremeños y a los catalanes en perjuicio de los andaluces. Y niega que la solución sea convertirse, por ejemplo, en andalucista o en aragonesista, sino en trabajar a favor de la igualdad cívica de todos los territorios, borrando las barreras en el acceso a los empleos que imponen los plurinacionales.
Puesto que Guillermo defiende la venerable idea de que socialismo significa igualdad, cree abominable aplicar el artículo 150.2 de la Constitución para transferir competencias exclusivas del Estado a las Autonomías. Y llamar delegación a la cesión no arregla el dislate, sino que lo enmascara. En ese sentido, defiende una verdadera reforma fiscal, que ponga en igualdad de condiciones a todos los territorios. Definitivamente, bajar impuestos no es de izquierdas, sorprendiéndose de que Zapatero defendiese un modelo parecido al de Ayuso. Estima que tales son las tristes consecuencias de asumir terceras vías, en vez de mantenerse fieles al socialismo. De ahí que denuncie la falacia de separar el debate social del debate territorial. En su opinión, son dos facetas indisolubles de la misma realidad. E insiste en que no es factible caminar hacia la igualdad social sin caminar hacia la convergencia territorial. De ahí que considere, con indignación, que la izquierda oficialista haya asumido los planteamientos de los partidos separatistas. Y se queja de que también las dirigencias de los sindicatos supuestamente de clase, como UGT y CCOO, se hayan tornado confederalistas. ¿Qué hay de las horas extras no remuneradas? ¿Y de la impulsar los convenios de sector frente a los de empresa? Eso son problemas reales de los trabajadores, que no exigirles conocimientos de lenguas cooficiales para acceder a los puestos de trabajo.
Defiende la nación como conjunto de ciudadanos iguales, asume la defensa de los intereses de los trabajadores y proclama que un Estado fuerte no es un instrumento opresor, sino una herramienta para mejorar las vidas de los desposeídos"
En resumen, cual unicornio en un jardín repleto de rumiantes domesticados, Izquierda Española defiende la nación como conjunto de ciudadanos iguales, asume la defensa de los intereses de los trabajadores y proclama que un Estado fuerte no es un instrumento opresor, sino una herramienta para mejorar las vidas de los desposeídos. Su proclama a favor de la igualdad no podría dejar de lado la referente a los hombres y las mujeres. Siguiendo en plan unicornio, defiende la realidad de los sexos biológicos (que, como genetista, ratifico) e indica que las diferencias anatómicas y fisiológicas no deben propiciar ninguna desigualdad social o económica entre hombres y mujeres. Combina, pues, un enfoque científico de la diversidad sexual con el feminismo y el socialismo. De paso, denuncia la falsa idea de libertad que, impulsada por los neoliberales, han asumido las izquierdas oficialistas, que han caído en la sima de lo identitario. No se trata de contraponer identidades, sino de defender la igualdad. Y, llevándola al plano jurídico, Guillermo denuncia no solo el carácter anticonstitucional de la amnistía a los delincuentes separatistas, sino que la considera un caso de corrupción política. En efecto, según él, equivale a establecer una legislación diferenciada para las élites políticas, concediéndoles privilegios inaccesibles a los clientes de su despacho de abogados. Absolutamente inmoral.
Liga esa cuestión Guillermo al infantil adanismo en el que se han deslizado las izquierdas oficiales, que las ha llevado a eludir muchas de sus responsabilidades. Se encaminan incluso hacia formas autocráticas, como el anuncio de tratar de gobernar al margen del Congreso. ¿Por qué? Porque han pactado con fuerzas separatistas cuyo programa socioeconómico es contrario al socialismo. Y así no hay manera de ganar votaciones importantes en el parlamento.
Izquierda Española se dirige a un electorado socialista, solo que discrepa de la superstición plurinacional que ha embrujado a muchos dirigentes socialistas y comunistas españoles"
Tal es el caso de la revalorización de las pensiones, una política que defiende Guillermo, pero avisando de los riesgos del modelo actual. En su opinión, habrá que cambiar el sistema de financiarlas con cargo a cotizaciones por financiarlas con cargo a los presupuestos (o sea, con cargo a los impuestos), Igual que la educación, la sanidad y demás servicios públicos del Estado del Bienestar. Ya se ve que se trata de un programa muy distinto al del Partido Popular, una diferencia que Guillermo no muestra ningún interés en disimular. Por el contrario, ajeno a cualquier tercera vía, declara que Izquierda Española se dirige a un electorado socialista, solo que discrepa de la superstición plurinacional que ha embrujado a muchos dirigentes socialistas y comunistas españoles.
Por último, remite a su futuro congreso el debate sobre el plan de rearme europeo que capitanean ahora Alemania y Francia. Con todo, se atreve a adelantar una defensa de la autonomía estratégica europea, pero matiza que antes habría abordar la unificación fiscal y mejorar la coordinación entre los distintos Estados. Sin una Hacienda común sería ilusorio implantar un Ejército común. Y eso sin olvidar las peculiaridades de las amenazas en el flanco sureño de la Unión Europea, que no comparten las naciones más cercanas a Rusia. En ese aspecto, nos remite a las reflexiones de Araceli Mangas sobre el derecho internacional y la problemática del rearme. Un auténtico unicornio.