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ARTE Y REIVINDICACIÓN

Los artistas que ponen cara a los movimientos sociales

27/10/2024 - 

VALÈNCIA. Una alcachofa en forma de corazón, una bandera de palestina ondeada por el viento junto a una rama de olivo y una paloma de la paz, un brazo que podría ser amputado por culpa de un “proyectil” y un “taulellet” que imita a los de la riada del 57 para protestar por la crisis de la vivienda. Todos estos elementos son los que ponen cara a la lucha social de los valencianos: los que dan forma a las historias de la guerra, los que defienden la huerta valenciana y también los que claman por el derecho a una vivienda digna.

Imágenes que se han trazado de la mano de quienes denuncian estas causas, quienes no comprenden que arte y lucha vayan por separado. Ellos son: el dibujante y muralista Elías Taño, el artista plástico Alex Gambin, la ceramista y diseñadora Ángela Sabio y el diseñador gráfico Diego Mir. Todos ellos, de alguna manera, han contribuido a través del arte para poner “cara” en los movimientos sociales a través de la cerámica, el diseño, el arte y la fotografía. Una lucha artística que no cesará hasta que los conflictos se solucionen, y que ayudan a dar imagen a lo que indigna a los ciudadanos que ahora se traduce a ravés de las imágenes.

¿Cómo se han creado estas emblemáticas imágenes?, ¿quiénes se esconden detrás de estas? Con motivo de resolver estos interrogantes, Culturplaza pregunta a los artistas tras estas creaciones sus motivos para crear, y su manera de encapsular toda su rabia a través del arte, que les sirve como herramienta para la reivindicación. 

Taulellets para reclamar que “València no està en venda”

Ángela Sabio es una artista, diseñadora y ceramista -frente al taller cerámico Chaflán desde hace 3 años- que ha conseguido poner imagen a la plataforma València no està en venda, que emplea el popular azulejo valenciano que indica hasta dónde llegó la riada del 57 y le da la vuela para “convocar la movilización por el derecho a la vivienda”. Lo hace para reivindicar la historia de una València que está “herida de muerte” y que deja fuera del acceso a la mayoría de población joven y trabajadora: “En estos momentos es una fábrica de pobreza donde unos pocos medran a costa de la extracción de rentas de una mayoría de trabajadores, a los que los políticos, de todo signo, han dejado en la estacada. València tiene el talento y la tecnología necesaria para construir 10.000 viviendas asequibles en menos de 2 años. Lo que falta es voluntad política y visión estratégica a largo plazo”, apunta la creadora. 

Con motivo de versionar esta popular imagen, que da imagen a esta lucha, llevó a cabo un taller en Chaflán en el que invitó a más de 80 personas “la mayoría gente joven y muy motivada” para dar forma a los lemas de la campaña y luchar por la falta de la vivienda accesible. Generando una colaboración horizontal y espontánea, busca una hibridación entre las técnicas digitales y artesanales de la mano de Lara Aragonés Martín, quien hizo la modificación digital del azulejo: “Yo la recojo y la vuelvo a transformar al soporte analógico, haciendo que vuelva a las calles en forma de “taulell reivindicativo”, explica la artista, quien busca un trabajo de producción de forma colectiva en el que ella solo es una “facilitadora del proceso”.

“La campaña se lleva a cabo a través de la creación anónima y colectiva de piezas gráficas con un propósito de reivindicación social y generacional, llevadas a cabo con medios accesibles y locales. Aquí se persiguen objetivos de bien-vivir colectivo. Me interesa el concepto de migración de lo “nómada digital” a lo “sedentario analógico”. En vez de irse, quedarse, en vez de viajar, hacer un huerto.. Y en lugar de un JPG un azulejo. Estar, permanecer, cuidar y sostener la comunidad. Lo duradero contra lo efímero”, destaca la creadora. 

Respecto al enlace entre la cultura y las luchas sociales, considera que muchos agentes culturales se miran el ombligo mientras “fracasamos como sociedad a cámara lenta” mientras que existe mucha precariedad y pocas oportunidades para las personas que estudian materias relacionadas con el arte: “Sin máster no hay paraíso, hay muchas barreras de entrada para personas talentosas de extracción humilde. Cualquier movimiento contracultural se mercantiliza rápidamente. Existe mucha precariedad y pocas oportunidades para la mayoría de personas que estudian diseño, arte, arquitectura o cine. Sólo se sobrevive con patrimonio y apoyo familiar.”

La imagen por Palestina

Por parte del arte el dibujante y muralista Elías Taño se ha convertido en uno de los que ha conseguido aportar “sus herramientas al servicio de una idea colectiva” para denunciar “a la entidad sionista de Israel y su genocidio contra el pueblo palestino”. Para ello dibuja en un mural esos elementos clave que forman parte del propio imaginario del conflicto y que “emana de 75 años de resistencia de palestina” y que artistas como él -comprometidos y sensibles a la causa- recogen para dar difusión a esta lucha, a esa resistencia y dignidad: la rama de olivo, la paloma de la paz, el niño Handala, las llaves de las casas, la kufiya entre otros en un proceso que comprende como “una praxis creativa” en la que dibuja con víscera, estómago, rabia justa y amor.

“Cuando me enfrento a un mural político, que denuncia una realidad actual, directa, que sangra y sufre mientras nosotros dormimos el plácido sueño de occidente, entonces no tiene cabida el proceso artístico. Se trata de un mural urgente. Y en ello lo que cuenta es la determinación del grupo de personas que lo realizamos. En mi caso, solo soy una parte más que diseña y compone una idea que improviso (siguiendo mis intuiciones y el propio acervo cultural que me rodea) para representar los valores antes mencionados: resistencia, dignidad, solidaridad internacionalista…”

Para el artista es clave señalar el enlace clave entre arte y luchas sociales como necesario, ya que no existe una sin la otra y no le resulta posible disociar entre ambas para crear: “Ojalá pudiera hacerlo, porque así la vida sería más fácil, para mí y para los demás. Pero pagaría cara esa impostura porque me atormenta que cada ser vivo no utilice cada una de las maravillosas habilidades que posee en la construcción de un mundo mejor, de un mundo para la justicia social”, apunta el artista. Aunque considera que hay que seguir denunciando al “estado inventado de Israel” junto a sus atrocidades y su sinrazón, es necesario poner toda la energía para que el mundo recuerde el genocidio como “la mayor infamia de nuestro siglo”. 

A través de la fotografía, el artista plástico Alex Gambin pone imagen a esta misma lucha con un brazo que busca posicionarse frente a los gestos del terror, en el estallido de un bombardeo, poniendo una escena en la que plantea la amputación de un brazo por el estallido de un proyectil. En ocho metros y medio de largo y dos y medio de alto logra intervenir una imagen fotográfica para construir una imagen cruda y directa que habla de la guerra aunque para él es compleja la relación que tenemos con las imágenes del dolor, sin embargo, el lenguaje del texto es igual de certero a la hora de construirlas. 

Por lo que, cuál valla publicitaria de carretera pega una fotografía de un brazo en el que se podía leer “¿Será amputado por el estallido de un proyectil?”, lo que le ayuda a luchar a través del arte “frente a las masacres de niños, los estallidos de artefactos, las ráfagas de municiones: “Creo que somos muchos y muchas las que estamos radicalmente en contra. ¡En contra de la absurda industria armamentística!, ¡en contra de las burocráticas hipocresías!, ¡en contra del desgarrador sufrimiento de los pueblos! Puede que seamos ilusos, pero somos tantos que me permito dudarlo”, sentencia el artista. 

El alegato de “L'horta és vida”

Cualquiera que se haya detenido a pasear por la huerta de València habrá podido cruzarse con una enorme alcachofa del revés que simboliza la lucha por el territorio valenciano y por la defensa de la huerta. Esta gráfica, que surgió en el año 2017, es obra del diseñador gráfico Diego Mir, quien la hizo en respuesta a la amenaza de la ampliación de la V-21, que iba a conllevar la destrucción de 80.000 m² de huerta. 

Lo que solo iba a ser un mural sobre la fachada del Forn de Barraca, poco a poco se convirtió en el icono de la resistencia “pacífica y de defensa de la huerta valenciana”: “Necesitábamos llegar a la población apelando a la empatía y al cuidado del patrimonio. La ilustración representa un híbrido alcachofa-corazón, y ofrece dos posibles lecturas: un territorio que se desangra, o bien un símbolo de amor a la huerta. La tipografía se diseñó partiendo de la forma de los surcos característicos de los campos labrados. El mensaje es rotundo e incuestionable: "L'horta és vida”, destaca el artista.

Foto: EP

Para él mismo, el enlace entre la cultura y la lucha es la necesidad de que haya un soporte gráfico que de forma a un mensaje y lo amplifique, pudiendo hacerlo accesible a la mayor parte de la población. De esta forma, generan una comunicación emisor-receptor que es “directa, atractiva y eficaz” mientras juega con las imágenes, los colores y los textos que funcionan gracias a códigos que forman parte de “la cultura popular”, con la que genera esta alcachofa con forma de corazón. 

Para Mir esta lucha por el territorio, por desgracia no ha avanzado mucho, ya que considera que “todavía queda mucho por hacer y muchos motivos para seguir peleando” aunque le alivia pensar que esa movilización sirviera para paralizar proyectos especulativos que hubieran convertido la ciudad en “desastres ecológicos y atentados contra el patrimonio. “Algo que me parece fascinante en este tipo de luchas es que los efectos más evidentes suelen llegar a largo plazo. Son luchas con cierto carácter solidario que te hacen recuperar la fe en la humanidad, ya que las consecuencias derivadas de ciertas batallas ganadas o perdidas no las sufrimos o disfrutamos principalmente nosotros, sino las generaciones siguientes. Queremos ganar esas batallas para conquistar un futuro mejor, no solo para nosotros (que también) sino sobre todo para nuestros hijos e hijas. Y por supuesto no se ganan todas, pero saber que algunas de ellas sí, es fundamental para seguir plantando cara a enemigos que, al menos en apariencia, son más poderosos que nosotros”, apunta el artista.


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