La escena hace justicia poética con las tarjetas black, con las preferentes y las miserias derivadas del neoliberalismo
VALENCIA. Esta cuña radiofónica fue la puntilla: “Ver una obra de teatro griega, obviamente en griego antiguo, es la comisión que te cobra tu mujer por olvidarte del aniversario. En la vida ya pagas demasiadas comisiones, ven a Bankia y te quitamos todas las comisiones de tus cuentas”.
Los ánimos ya estaban caldeados con la entidad bancaria resultante de la fusión de siete cajas de ahorros, Caja Madrid y Bancaja, entre ellas. Primero fue el rescate en mayo de 2012, con la inyección de más de 22.000 millones de dinero público. Esto es, Bankia se salvaba tras la pésima gestión de sus enriquecidos responsables gracias al hombro arrimado y el bolsillo prieto de todos los españoles. En 2013, estallaría el escándalo de las preferentes, una comercialización entre pequeños inversores con tan escasa transparencia que se erigió en una de las mayores estafas bancarias de nuestra historia financiera y llevó a la ruina a decenas de miles de pequeños ahorradores. Y en 2014 se desveló el caso de las tarjetas opacas.
Con un caldo de cultivo que ha venido sumando grados en su cocción, un anuncio radiofónico que menosprecia a las artes escénicas, espoleó una obra de teatro que entre el 17 y el 20 de noviembre se representa en la Sala Ultramar. Su título es Ni noble, ni buena, ni sagrada: Bankia.
“El anuncio es un insulto contra la cultura, y se ha convertido en un gran catalizador para inventar. ¿Cómo se pueden meter así con el teatro griego, y de una manera tan machista? En otras épocas de la humanidad, hubo teatros que se dedicaron a cuadras. El Teatro Romano de Sagunto, por ejemplo, durante la Edad Media, estaba lleno de cabreros. Pero esto es mucho más perverso. Nadie lleva a alguien al teatro para cobrarle una comisión. La gente invita a una función por cariño”, se indigna su director, Paco Zarzoso.
El montaje es el producto del trabajo colectivo de sus 14 actores protagonistas, integrantes de la nueva compañía La Pajarera. Todas sus cabezas se han puesto en red para fraguar una propuesta que rehúye el planteamiento panfletario y opta por un espíritu poético. Y es que, el punto de partida de la obra, antes de que aquella publicidad mala sombra se cruzara en su proceso creativa, era el trabajo de Lorca y Valle-Inclán. Los maestros siguen presentes en el montaje, insuflando lirismo al resultado.
Si en la vida real no se hace efectiva la justicia propiamente dicha, al menos, sobre las tablas, sí. Ya que no hay justicia, el mundo del teatro opta por la justicia poética. “Es una pieza que nace de la necesidad de meter el dedo en el ojo, de dar un golpe en la mesa, de gritar injusticia, de darle al teatro un valor social”, sintetiza el director.
Ni noble, ni buena, ni sagrada: Bankia es el fruto de muchos imaginarios con un latido común, que es defenderse contra la impunidad de “estos monstruos tan peligrosos y poderosos que ha generado el neoliberalismo”, subraya Zarzoso.
El elemento prosaico y político es innegable, pero el conjunto no cae en el panfleto por el empleo del humor. En la pieza conviven muchos códigos que embarcan al espectador en una montaña rusa de juegos y géneros teatrales, donde conviven referencias clásicas, post dramáticas, vodevil y musical. Los textos están trabajados desde la inteligencia y la sutilidad, y Valle y Lorca le dan al producto final poesía y trascendencia.
El primer cuarto de hora de la representación es en un idioma extranjero. ¿Adivinan cuál? Asegura Zarzoso que es la escena más fascinante de la miscelánea. Durante el arranque, el público no sabe qué se dice, pero su turbación se desborda. “El espectador no tiene por qué entenderlo todo racionalmente. Ya está bien de que el teatro tenga que ser muy clarito para entretener. Los significados pueden llegar por otros canales emocionales y metafísicos”, asegura el director. Incluso si la representación es en griego antiguo.
El monólogo final intenta mirar directamente a los ojos del monstruo del neoliberalismo, “que no son tanto los políticos como las prácticas macroeconómicas”, matiza Zarzoso. Después de chanzas, coreografías, canciones, especulaciones como que el cuerpo de Lorca descansa en la caja fuerte de la entidad, se señala con el dedo al verdadero enemigo, “el terrorismo económico que está generando una sociedad enfermiza y con desigualdades sociales terribles”, completa el veterano director teatral.
Y ahí es cuando todo cobra sentido. No sólo en lo que se refiere al remate que cierra la propuesta, sino al ánimo con el que los espectadores abandonan la sala. De esta comunión laica que es el teatro, el público, según testimonio de Zarzoso, sale “con ganas de vivir, de juntarse con los otros y luchar. No estamos solos, podemos juntar nuestros cogotes para mirar, respirar con otros corazones y salir del teatro con hambre de tempestades, como decía Víctor Hugo, y de vértigos”.
Esa llamada a la acción también recorre otra propuesta, así mismo contra el banco que más le ha traído a los españoles en lo que va de década: Bankia. Al término de cada función de Hazte banquero afirman sus autores que el público sale afanoso por luchar contra la corrupción.
El montaje es obra de la activista Simona Levi, que ha estudiado en profundidad los 8.000 correos del presidente del consejo de administración de Caja Madrid entre 1996 y 2009, Miguel Blesa, filtrados a través de la plataforma Xnet. Los textosn se surte de ese intercambio de mensajes para explicar, en las propias palabras de sus protagonistas, “la trama de cómo se creo lo que llaman crisis”.
Sólo tres actores van encarnando a todos los implicados en esta sucesión de escándalos, que no son únicamente los ex directivos y consejeros hoy sentados en el banquillo de la Audiencia Nacional, sino también a miembros de sindicatos, partidos y de la patronal.
El título de la pieza hace referencia a otro malhadado anuncio. “Hazte banquero” era el lema de la campaña publicitaria de 2011 con la que Bankia animaba a los ciudadanos a comprar acciones antes de salir a Bolsa. “En aquello años, Caja Madrid (hoy Bankia), produjo por sí sola la séptima parte del agujero de centenares de miles de millones que constituye el boquete en la economía que hemos pagado todos con recortes y más recortes, con vidas destruidas, con desesperación y sufrimiento. Un sufrimiento inútil que solo ha servido para pagar sus excesos: los escandalosamente ricos y sus esbirros en el gobierno y en los partidos se hicieron cada vez más ricos”, clama Levi.
La obra continúa la labor de denuncia que la directora teatral inició en 2012 contra los consejeros de Bankia. Simona forma parte de la mencionada Xnet y de la plataforma 15MpaRato, surgida durante la Asamblea de Barcelona en el primer aniversario del 15M. Los ciudadanos que la conforman lanzaron una campaña de crowdfunding con la que en menos de 24 horas recabaron el dinero necesario para presentar la querella que inició el Caso Bankia.
La artista nacida en Italia ya ha anunciado su intención de rodar una adaptación cinematográfica de la obra de teatro, y apostilla: "Esta también es la historia de cómo el miedo un día cambió de bando; de cómo la ciudadanía hicimos que la verdad saliera a la luz y de cómo entre todos estamos cambiando el final que tenían previsto”.