VALENCIA. En junio de 2015, el presidente del Gobierno y líder del PP, Mariano Rajoy, decidía dar un golpe de timón dentro de la formación popular y situar a cuatro nuevos vicesecretarios para darle un nuevo aire a su partido. De esta manera, Fernando Martínez Maíllo, Andrea Levy, Pablo Casado y Javier Maroto se convertían en la primera línea de la trinchera de Génova.
Un año y cuatro meses después, el PP apunta a salirse con la suya y lograr que Rajoy se mantenga como inquilino en La Moncloa. El granito de arena aportado por los primeras espadas que han dado la cara ante las cámaras en este tiempo es valioso. Javier Maroto (Vitoria, 1972), concejal de su ciudad durante siete años y alcalde en la pasada legislatura, ha sido uno de los dirigentes encargados de traer viento fresco a una formación que ha sufrido un fuerte castigo a cuenta de los casos de corrupción.
Se encuentra con Valencia Plaza en Gandia, pocas horas antes de un acto organizado por Nuevas Generaciones. Es pausado, de verbo sosegado,y le gusta esgrimir el consenso como solución a los problemas de España. Lo probó en su etapa como alcalde, donde gobernó en minoría, y de ello ha hecho su bandera. "Quienes no estén en la cultura del pacto deberían plantearse dejar la política", sentencia.
-Tras casi un año sin gobierno parece que se ve la luz al final del túnel con la posible abstención del PSOE. ¿Cómo se están percibiendo en Génova los últimos movimientos socialistas?
-Se ven con prudencia y esperanza. Nuestra apuesta ha sido dejar que el PSOE madure su nueva posición: que pase del 'no es no' a permitir la gobernabilidad. Así, prudencia porque primero deberán tomar esta decisión este domingo, esperanza porque la opinión general es que España necesita un gobierno y no debemos hacer el ridículo internacional de ir a unas terceras elecciones, que además impediría tomar medidas sobre financiación autonómica, presupuestos... Creo que la gente tiene esperanza con que esto se resuelva.
-¿Por qué le cuesta tanto a PP y PSOE llegar a un acuerdo? ¿Es una mera cuestión de los liderazgos actuales o todo un recorrido de los últimos años?
-Durante los últimos años el PSOE ha cultivado una identidad basada en ser 'antiPP'. Mientras, nosotros hemos basado nuestra identidad en una serie de medidas y políticas a aplicar en el país con nuestros aciertos y errores. Pero cuando tú basas tu identidad en ser 'antialgo', cuando llega el momento de aplicar las mismas políticas de pactos que se están produciendo en toda Europa, partidos rivales que acuerdan con normalidad gobiernos que den soluciones, si a ti te han educado en el 'antiPP' surgen estos problemas. Así que creo que uno de los problemas radica en que se haya instalado esa cultura de que ser socialista es ser 'antiPP'. Esto para nosotros no es una novedad, en Euskadi lo afrontamos explicando a los afiliados que nuestros votos irían para apoyar al socialista Patxi López para evitar un problema de convivencia que había surgido con el Plan Ibarretxe. Algo similar a lo que ocurre ahora con Carles Puigdemont y Cataluña.
-¿Han tenido la tentación de dejar ir la situación para llegar a las terceras elecciones? Porque todos los sondeos apuntan a una mejora del PP si hubiera otros comicios...
-Con Rajoy ese debate no ha existido. Todo el mundo puede tener claro que otras elecciones serían positivas para el resultado del PP pero no para España. Así que creo que el presidente ha definido con acierto cuál es la posición del partido: nuestra prioridad es que no haya otros comicios así que no habrá líneas rojas ni condiciones, sino facilidades para el PSOE. Y por supuesto, no hemos echado gasolina al fuego como ha hecho Podemos, en una de las cosas menos elegantes que he visto en política en los últimos años, dado que está tratando de sacar tajada y, como diría mucha gente coloquialmente, 'buitrear' en la situación del PSOE.
-No obstante, al margen de la propia investidura, ¿no sería lo más lógico para garantizar una mínima estabilidad pedir un apoyo a los Presupuestos de 2017?
-Debemos pensar que a España ha llegado, para quedarse, la cultura del pacto. A mi esto me gusta personalmente porque cuando una decisión se toma entre distintas formaciones, aunque suele costar más, esa decisión es más plural, dura más tiempo y tiene más y mayor respaldo. Mi experiencia de gobierno siempre fue en minoría como alcalde de Vitoria y pactamos con unos y otros diferentes temas. Cuando uno hace acuerdos con otros partidos suelen ser más eficaces: creo en esta cultura y quienes no lo hagan deberían replantearse si continuar en la política.
-¿No les preocupa que la formación socialista pueda hacerles la vida imposible en el Congreso después de haberse abstenido? ¿Se fía del PSOE?
-El PSOE está en un proceso de cambio interno. Nosotros estamos pidiéndoles confianza para ayudarles a entender que apoyar a Rajoy no es hacer daño al Partido Socialista ni a España, así que no se merecen que nosotros digamos que no nos fiamos de ellos. Es mejor ir analizando los acontecimientos y, eso sí, poner toda la carne en el asador como hizo Rajoy, qué ha ofrecido un menú completo: primer plato, gobierno en coalición, segundo plato, acuerdo de gobernabilidad, y postre, si Podemos dejara tirado al PSOE en alguno de los sitios donde gobierna, nosotros apoyaríamos allí donde hiciera falta.
-¿Cree que en la próxima legislatura Pablo Iglesias va a ser el líder de la oposición?
-No le consideraremos así si no hace propuestas. Algunos confunden ser líder de la oposición con ser el que más ruido hace, en la calle o en el Parlamento. El otro día la presidenta del Congreso, Ana Pastor, le puso en su sitio al decirle: "No vale más una foto que una palabra". Al Congreso hay que ir a debatir, argumentar y a proponer, no a hacerse fotos, buscar el tema más mediático o a enseñar pancartas.
-¿Entiende de alguna manera que los casos de corrupción que sufre el PP están afectando a la hora de llegar a acuerdos postelectorales o precisamente para que al PSOE le cueste tanto abstenerse?
-Aquí hay que separar a C's del PSOE. Con Ciudadanos pactamos 150 puntos que incorporan medidas anticorrupción: unas que se estaban aplicando por el gobierno, otras que estaban en nuestro programa y otras que ha incluido C's. Al margen de la paternidad de las medidas, el acuerdo con un partido que claramente tiene entre sus objetivos la lucha contra la corrupción no solo la hemos formalizado, sino que ha conllevado que pasaron del 'no' a la abstención y luego al sí. Esto demuestra la capacidad del PP para llegar a acuerdos. En cuanto al PSOE, es un caso distinto, porque aunque respeto a sus votantes, militantes y dirigentes, en el ranking de casos de corrupción el PSOE es el primero en número, volumen de dinero robado y mayor cantidad de imputados. Dicho esto, no pueden exigir a otro partido que también tiene asuntos que depurar condiciones en materia de corrupción. En esto, tolerancia cero y menos 'y tú más' y más todos juntos a acabar con esta lacra.
-La postura del PP y de otros partidos es de que no se aparte la persona imputada hasta que no haya un juicio oral. Dada la lentitud de la justicia, ¿no debería cambiarse ese criterio e intentar tener otro que se refiera a la responsabilidad política?
-Es necesario que la justicia sea más rápida. No salgo de mi asombro al ver casos de corrupción de personas que yo he conocido siempre por el telediario porque era un crío. Casos de corrupción del siglo pasado que están siendo juzgados hoy. Que la justicia vaya tan lenta perjudica a la credibilidad de los ciudadanos en relación a los partidos y al sistema, favorece la existencia de partidos antisistema y luego en ese recorrido pagan justos por pecadores porque salen en los medios de comunicación y sufren la pena de telediario aunque luego salgan inocentes. Hay una varita mágica que es una justicia rápida, contundente y definitiva. Esto evitaría muchos problemas.
-Será que faltan medios...
-Bien, entonces entonemos el mea culpa. Habrá que reconocerlo y ponerlos. Yo sería partidario de ellos.
-Ha habido un retraso de la reforma del sistema de financiación que debería haberse abordado ya. De la misma manera que ha habido retrasos en el Corredor Mediterráneo o inversiones bajas por parte del Estado. ¿No les preocupa que crezca un sentimiento de victimismo que alimente un corte nacionalista en la Comunitat?
-El nacionalismo cuando se desarrolla siempre busca una excusa. El País Vasco tiene el mejor sistema de financiación posible y es donde más nivel de nacionalistas hay. Al nacionalismo no se le gana con concesiones: si le das la mano te coge el brazo. El partido útil es el capaz de tener un discurso reivindicativo en Valencia y en el resto de España como hace Isabel Bonig.
-¿Se plantean un eventual apoyo de Compromís a los presupuestos si se atienden una serie de reivindicaciones valencianas?
-Cuando llegue ese debate trataremos de buscar consensos. La cultura del pacto pasa por entender que el que tiene un pensamiento distinto no se equivoca sino que piensa diferente y sobre ello hay que tratar de buscar puntos de conexión. Así que lo que ha sido posible en otros gobiernos en minoría, lo que es posible por ejemplo con Cristina Cifuentes en la Comunidad de Madrid, puede ser posible en el conjunto de España y en algunos casos los acuerdos serán con unos grupos y en otros, con otras fuerzas. Y también habrá ocasiones en las que el resto de partidos pacten contra el Gobierno y eso será normal porque es el juego democrático que han reflejado las urnas.
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-El PP tiene una línea roja con ciertas fuerzas políticas, especialmente con las independentistas, pero ¿debemos entender que no las tienen con un partido como Compromís?
-Nuestra vocación es hablar y respetar a todos los partidos políticos sin excepción, si bien es cierto que ponemos la condición de que respeten las reglas del juego. A partir de ahí, no es una opción, es una obligación el diálogo y fraguar acuerdos.
-Por especificarlo, el PP en muchas ocasiones ha negociado con el PNV en los Presupuestos. ¿Están dispuestos a negociar con Compromís el apoyo en las cuentas partidas concretas?
-No se trata de negociar con quién sino de negociar el qué. Analizaremos en el caso de la Comunitat Valenciana si las peticiones que se están haciendo se ajustan a lo que es adecuado. Si lo que se pide no son cuestiones que la sociedad valenciana reivindica serían peticiones partidistas y no peticiones que tengan el respaldo de los ciudadanos. Por eso digo que miraremos el qué y no el quién.
-¿En Génova son conscientes de cuáles son las reivindicaciones valencianas?
-Sí, nos las han dicho muchas veces, especialmente nuestros compañeros del PPCV, y hacen bien. Yo creo en líderes que saben reivindicar fuera lo que exigen en casa e Isabel Bonig es un ejemplo de ello. Por eso, cuando nos explica cuestiones relacionadas con la financiación de la Comunitat Valenciana encuentra aliados en nosotros.
-Días atrás Rajoy le respondió a Joan Baldoví en el Congreso que había "otras prioridades" antes que reformar el sistema de financiación. Estas cosas hacen que aquí se perciba como que esto no es un problema prioritario para el Gobierno de España...
-En mi opinión nadie niega que la reforma del sistema de financiación sea una prioridad. Quizás el matiz es cuál es la solución que se plantea para solucionar el problema: hay quien propone 'dame más a mí para quitárselo a otro': es la fórmula de los independentistas catalanes basada en el 'España nos roba'. Para nosotros eso no funciona y preferimos plantear: ¿Y si crecemos todos más y tenemos más para repartir entre todos para que no pierda nadie? Lo que no puede ser es que quienes son incapaces de crear empleo y crecimiento económico pretendan dar lecciones y querer repartir de una forma distinta una tarta cada vez más pequeña. Dicho esto, no niego que exista un problema con la financiación y que haya que abordarlo. En Génova entendemos las particularidades territoriales y hace muy bien Isabel Bonig en reivindicarlas.
-¿No cree que el cupo vasco ahonda en la desigualdad entre españoles y habría que replantearlo?
-El sistema de financiación es una ley de reparto y la principal de nuestras leyes es la Constitución. El concierto económico vasco y el convenio navarro forma parte de ella: fue un acuerdo entre españoles por diferentes razones históricas. Soy partidario de cambiar las cosas de acuerdo a la ley pero por encima de todo de respetar la ley. Cuando tengamos un nuevo sistema de financiación habrá que tener en cuenta todas las particularidades. Y os contesto con una propuesta: el nuevo sistema de financiación no lo debe hacer un gobierno con mayoría absoluta: es mucho mejor hacer un sistema consensuado, no solo entre el Estado y las CCAA sino con una amplia participación de partidos políticos que gobiernan en distintos territorios. Igual que hace falta ese consenso en una ley de Educación, en la Ley Electoral... son asuntos que hay que aprobar con una amplia mayoría consenso.
-¿Si usted fuera Rita Barberá habría dejado el acta de senadora?
-He hablado ya de este asunto y he sido siempre meridianamente claro. No voy a añadir nada nuevo.
-Han tenido una mejoría electoral en la Comunitat tras las autonómicas de 2015. ¿Cómo se está viendo desde Madrid el papel de Isabel Bonig y del PPCV?
-Bonig es una nueva referente en el PP por su coraje, vitalidad y coherencia personal que ha aplicado con la misma vehemencia a la política. Sabiendo lo duro del momento y el esfuerzo que le está llevando debo decir que lo está haciendo francamente bien. Está ilusionando a muchísimos valencianos que confiaron en el PP en otras ocasiones y a otros que lo harán por primera vez. Tengo gran confianza en ella y, además, le tengo mucho aprecio personal.