BENISSA. El restaurante Casa Cantó de Benissa busca un saltó de calidad en su carta, sin perder la esencia de cocina tradicional. Y para ello, acaba de incorporar al cocinero Pedro Carrasco (Benissa, 1982), impulsor del restaurante Beat de Calp -estuvo a las órdenes de José Manuel Miguel-, que ha sido distinguido este pasado mes de diciembre con una Estrella Michelin, junto al Oriobianco, también de Calp y El Xato de La Nucía.
Ximo Ivars es el propietario y alma máter del Casa Cantó, icono de la cocina mediterránea de la Marina Alta, y hervidero político, parada obligatoria de muchas autoridades en su trayecto entre Alicante y València. Ivars está ilusionado con el fichaje de Pedro Carrasco, que estuvo en los inicios de las nuevas instalaciones restaurante, pero que marchó al extranjero para formarse. Carrasco llega ahora a su origen tras su exitosa trayectoria en el Beat de Calp, y en el extranjero. Antes de volver a la Marina Alta hace tres años, se formó en Londres y tuvo su madurez en el Gran Casino de Perth, en Australia, junto a Guillaume Brahimi. "En Beat llegué a la conclusión de que había tocado el techo de ese proyecto", afirma.
El reto de Ivars y Carrasco no es sólo renovar la carta, algo que el cliente podrá degustar ya en febrero, sino conseguir una experiencia global en el comensal. Introducir nuevos elementos sin perder la esencia del restaurante; sus arroces, putxero de polp o el cruet de peix, los platos que siempre le han distinguido. Ese cambio, explican Ivars y Carrasco, pasa por incorporar nuevas y excelsas materia primas y aprovechar el creciente fértil en el que se encuentran ubicados. "El Calp hay tres estrellas Michelin, en Xàbia, dos restaurantes con estrellas, y en Dénia, está El Poblet, con tres...¿por que no lo podemos conseguir nosotros?" se preguntan ambos, quienes se miran en el ejemplo de El Xato, de La Nucía, que al igual que el Cantó, ha realizado una transformación de su concepto sin abandonar las raíces tradicionales de toda su vida.
Ximo y Pedro no se fijan tiempos para su objetivo. "Vamos a recorrer un nuevo camino juntos", afirman, pero auguran que en un año y algo, la transformación ya será visible en Casa Cantó. "Se trata de un cambio global, no sólo la carta, también en el servicio y su concepto", puntualiza Carrasco. Son conscientes de que esta apuesta puede generar cierto desconcierto en su clientela fija -aunque insisten en que se van a mantener los platos de siempre-, pero al mismo tiempo es una apuesta por una nueva cocina que puede generar más atracción de clientes que buscan una nueva experiencia gastronómica.