ALICANTE. No hay mayor calidez que en los recuerdos de infancia, y esa es la última apuesta de Uña y Carne, el grupo de rumba-flamenca creado por el compositor y cineasta Carlos Salado y compuesto por el cantante Antonio Clavería, que presentan su último sencillo Un mundo sin alas. El tema, que combina melodías pegadizas al ritmo del cante andaluz y la guitarra española, lleva al oyente por un viaje a través del tiempo y la nostalgia por el pasado.
La canción de flamenco-pop, que destaca por su intimidad y toques minimalistas, pretende transmitir el dulce recuerdo de situaciones vividas, la pérdida de la inocencia a lo largo de los años y la inquietud del paso del tiempo. “Con este tema he querido plasmar la felicidad de cuando éramos niños, de ese pasado mejor, lleno de alegría y despreocupaciones. Es una canción que aboga a la añoranza del paso imparable del tiempo y la pérdida de la inocencia como algo innato en el transcurso de la infancia”, confiesa el compositor y cineasta Carlos Salado.
El videoclip, disponible en YouTube, arranca con una profunda conversación entre los dos protagonistas donde, a través del uso de un plano cinematográfico identificativo del cine de Carlos Salado, hablan y reflexionan sobre el paso del tiempo, mostrando seguidamente un sinfín de imágenes de archivo que revelan diferentes momentos de la infancia de los artistas. “A través de este videoclip hemos querido mostrar a los espectadores nuestra infancia musical. Ambos somos músicos de cuna. Carlos toca la guitarra desde los 9 años y en mi casa suenan guitarras con rumba desde que tengo uso de razón. En cada celebración nosotros nos salimos por rumbas, es nuestra manera de expresarnos y de celebrar la vida”, señala Antonio Clavería.
Todos estos vídeos filmados en los años 90 con cámaras domésticas combinan con secuencias de ambos artistas tocando y cantando el tema en un antiguo trastero. “Hemos cogido vídeos caseros guardados en cajas llenas de polvo, los hemos rescatado con el reproductor VHS. Ha sido algo muy especial que nos ha conmovido profundamente”, explica Antonio.
Unas imágenes cargadas de simbolismo que muestra su más profunda intimidad y que convierten al videoclip en una dualidad bella y poética, resultado de toda una vida dedicada a la música. “Tanto Antonio como yo hemos tenido una infancia muy bonita, la cual recordamos con muchísimo cariño y añoranza. Yo era un niño entusiasta, apasionado, risueño y soñador; el ‘valiente granuja’ como me llamaba mi abuelo. Me enorgullece ver que aquel Carlos que ansiaba sacar sus propias canciones, discos y películas está consiguiendo todo lo que un día imaginó”, expone Carlos Salado.
Con Un mundo sin alas, el grupo de flamenco-pop, que cuenta con el apoyo de la productora Uniacords, la distribuidora Warner y la editorial Universal, suma este tema a canciones como Habrá un lugar o Mil razones, dos sencillos en colaboración con artistas como Bebe y El Canijo de Jerez.