Abraham Arenas: "La psicología es útil para un actor a la hora de trabajar a tu personaje"
Abraham Arenas: "La psicología es útil para un actor a la hora de trabajar a tu personaje"
VALÈNCIA. La vida de una idea, desde que nace hasta que se traduce en miles y miles de pantallas, no es ni corta ni perezosa. Si no que se le digan a Gabi Ochoa y a Héctor Beltrán, que hoy viernes se despiertan, tras la premiere de anoche en Madrid, con su serie Sin Huellas colgada en la plataforma Prime Video, tanto en España como en decenas de países. A lo largo de ocho episodios, sigue la trepidante historia de Desi y Cata, que encuentran un cadáver en una mansión que acaban de limpiar. Gitana e inmigrante mexicana se ven como cabezas de turco que acabarán asumiendo el crimen, por eso emprenden una huída hacia adelante, no solo de la policía, sino de una poderosa trama criminal.
La carta de presentación de las primeras críticas no ha podido ser mejor, y teniendo a Carolina Yuste y Camila Sodi en primera línea, a Sin huellas no le falta alicientes para que sea un éxito. Para para que todas las piezas encajen, han tenido que pasar cinco años de proceso creativo. Ochoa y Beltrán, los responsables de la idea, atienden a Culturplaza para contar el intríngulis de cada paso.
Uno viviendo en València y otro en Madrid. Ochoa cuenta que, cuando cerró Canal 9, todo cambió y tuvo que ir a Madrid para tocar puerta a puerta a las productoras para ofrecerle sus ideas. Por el camino se encontró con Beltrán, con el que lleva desde 2016 trabajando en diferentes proyectos. “Como cada uno vivimos en una ciudad, el 95% de nuestros encuentros han sido online. Hemos tenido momento de barbecho, de ir planteando ideas, y otros de desarrollar y preparar dosieres”, explica Beltrán.
Abraham Arenas: "La psicología es útil para un actor a la hora de trabajar a tu personaje"
De una de aquellas lluvias de idea surgió, en febrero de 2018, una idea con el título Servicio de limpieza o Las Kellys, un embrión de lo que se ha convertido la serie que se puede ver a partir de hoy. A principios del verano del mismo año, buscaron suerte en Conecta Fiction. Aunque iban apurados para presentar el proyecto, apostaron por intentarlo y pudieron presentarlo. Más tarde, hicieron lo propio en Madrid Pitchbox.
La coordenadas de Sin huellas eran sencillas: comedia, acción y thriller, inspirados por series como Barry o The Wrong Mans, pero que tuviera también “arraigo valenciano”. El arraigo en concreto lo pusieron dos casos oscuros del Alicante contemporáneo: una trama de corrupción relacionada con la basura y el crimen de la viuda de los Sala. Estos hechos también sirvieron como simple inspiración, en una historia que tan solo toma algunos elementos de ellos.
A lo largo de estos años fructíferos de colaboración creativa, los co-creadores han pateado varios eventos de pitch y mercados en diferentes momentos de sus ideas. “Es importante diferenciar qué ocurre en un evento de mercado y en un evento de pitch. En los primeros, sueles ir con una productora para buscar más financiación o una televisión o una plataforma que le de salida; en un evento de pitch, vas solo con tu idea buscando una productora”, desgrana Ochoa.
Sobre eventos industriales, opinan que sí son útiles. “Al menos, tomas contacto con los productores a los que vas a contactar. Si envías un proyecto, un dossier, pero no saben de dónde has salido, pierdes oportunidades”, aconseja Héctor Beltrán. “Es una especie de Tinder para encontrar quién pueda llevar tu historia”.
Sin huellas o cómo demostrar la inocencia de un crimen en 8 capítulos
En todo caso, recuerdan que Sin huellas es uno de los proyectos que, precisamente, menos han movido. Zeta Studios, capitaneado por Carlos de Pando y Sara Antuña, estaban buscando proyectos y les pitchearon la idea en una cafetería. Amazon Prime, por su parte, estaba buscando (aún sin equipo formado en España) producciones locales que pudieran escalarse pero que tuvieran también identidad local. Todas las piezas encajaron entonces.
El proceso de ver traducida la idea en una serie puede suponer ciertas tensiones, pero Gabi Ochoa y Héctor Beltrán están encantadísimos con el resultado. “Pudimos sugerir algunas localizaciones, y ver que se iba a rodar en algunos de los lugares que tú había proyectado en tu mente era increíble”, confiesa Ochoa. Según los dos guionistas, la serie no ha podido estar en mejores manos, también cuando se refieren a los cambios de guion sugeridos por los diferentes equipos.
La serie se rodó en Alicante y desde hoy estará en decenas de países a través de la plataforma. “Una idea no es más que eso. Los que la han hecho posible y la han hecho tan grande son los equipos que han trabajado en ella. Cuando vimos el resultado final, no podíamos cerrar la boca de la impresión”, relata Ochoa.
¿Y ahora qué? Prefieren no desvelar si la trama deja abierta una posible segunda temporada, pero en todo caso, aunque esto haya supuesto un hito para este dúo creativo, ellos no han variado su modus operandi.
Ni siquiera ha variado mucho la actitud con la que se enfrentan a un pitch. “Es verdad que nos es más fácil prepararlo, pero al final, con cada proyecto, siempre partes de cero. En siete años de trabajo juntos, hemos visto series quedarse en el cajón, no salir, o llegar hasta donde ha llegado esta”, concluyen.
El creador de Brassic vio cómo su padre, que trabajaba en una fundición a la que tenía que acudir en bicicleta, fue despedido en los 80, lo que acabó en divorcio y en una familia desestructurada. Él era disléxico, no tenía acceso a tratamientos de salud mental y acabó siendo un adolescente hinchado de antidepresivos que se puso a mover marihuana. Basada en esa experiencia real, surge esta serie, con dos primeras temporadas bestiales, en la que refleja una clase trabajadora adorable que lo respeta todo menos la propiedad privada