ALICANTE. Tan incuestionable es que el Elche se vio este sábado seriamente perjudicado por el arbitraje de Dámaso Arcediano Monescillo, como que cabe esperar mucho más de los franjiverdes a estas alturas de curso y especialmente ante su público.
Los errores arbitrales fueron groseros, pero Alfred Planas no se quedó atrás con unas manos más que evitables en un último suspiro de un partido en el no solo el rival dispuso de un saque de esquina, es que llegó a estrellar el balón en la madera. Como bien dijo José Rojo 'Pacheta' tras el encuentro, las erróneas decisiones del trío arbitral fueron determinantes para el resultado (no solo el tanto en claro fuera de juego de Joselu, también las dos penas máximas escamoteadas a los suyos en el primer acto), pero salvo que seas el Real Madrid o el Barcelona en estos casos la máxima de que el que no llora no mama no se suele cumplir, de ahí que bien haría el Elche en no enfrascarse en quejas formales y simplemente esperar una compensación en forma de error a favor que seguro llegará, jornadas hay por delante.
Y precisamente por eso, porque hay todavía un buen trecho de competición por disputarse, los franjiverdes no deben dormirse, mostrarse infinitamente más ambiciosos que este sábado porque lo de los "sesenta minutos buenos" de los suyos que manifestaba el técnico burgalés... Más bien, una hora de partido viendo pasar el tiempo. Josan, Nino y poco más. Hasta donde llega mi conocimiento sobre la actualidad del equipo, Javi Flores no arrastraba problema físico ninguno, por lo que me parece una auténtica frivolidad prescindir de entrada de él en un encuentro como local.
Pacheta se hizo con un vestuario roto hace un año; supo enderezar el rumbo del equipo y, a diferencia de sus antecesores, sacarle el máximo partido a una plantilla tan buena como cara, salvando un proyecto que pudo poner al club al borde de la liquidación (a nadie le escapa que lo del curso 2017/18 fue una apuesta económica por el doble o nada, no ascender hubiese sido más que un drama deportivo). Y en línea con lo anterior, casi con lo puesto por mor del límite salarial, encarar un curso en el fútbol profesional donde además de recién ascendido muchos de sus hombres eran debutantes. Se merece, por tanto, no pocas oportunidades, pero el Elche tiene que dar un golpe sobre la mesa de una vez por todas, dejar de hacer la goma respecto al descenso y evitar con ello que los fantasmas del fracaso de hace dos años empiecen a planear sobre el Martínez Valero. El próximo sábado tiene una oportunidad inmejorable para ello.