Pepón Montero y Juan Maidagán estrenan Poquita fe, una comedia que podrá verse a partir del próximo 4 de julio en Movistar+. Una serie sobre amistad, celos y cotidianidad, sobre "la vida normal" pero vista desde el humor. El preestreno tuvo lugar en València, dentro del marco del festival Cinema Jove, que trajo a sus protagonistas para explicar su trabajo dentro de la serie y su visión sobre humor y cotidianidad
VALÈNCIA. Te levantas, bajas a por el pan, te tomas un café con tu vecina, vuelves a tu casa, y de ahí al trabajo, o lo que sea… Vas a cualquier, pero vas con parsimonia y siguiendo una rutina, y así un año entero. ¿Quién dice que en esa cotidianidad no hay encanto? La nueva serie original de Movistar Plus, Poquita Fe, lo saca a relucir con cápsulas de humor absurdo y personajes desquiciados. Creada por Montero y Maigadán (directores de Justo antes de Cristo, Los del Túnel y creadores del primer Camera Café) y bajo la dirección de Pepón Montero la comedia cuenta en 12 episodios de 15 minutos una historia sobre vida, amor y aburrimiento (en el mejor sentido de la palabra) desde la comedia. La serie está protagonizada por Raúl Cimas, que da vida a Jose Ramón, y por Esperanza Pedreño, que interpreta a Berta, su pareja. Ambos se ven apabullados por un trabajo aburrido, la tortura de la vida los suegros y su relación con lo que les rodea: desde vecinos quisquillosos hasta viajes imposibles.
Con doce cápsulas de humor la serie viaja por todos los meses del año, en los que se ve como las relaciones entre todos sus protagonistas se crispan y como cada uno construye su arco de forma única. La historia de Berta y Jose Ramón pasea por todos los lados posibles creando situaciones desternillantes que llevan al espectador a querer fijarse más en su alrededor. Una de las partes de la pareja, Esperanza Pedreño, cuenta que la serie tiene parte de esos toques gracias a las conversaciones en los ensayos, que también daban lugar a trabajar la relación de los personajes y encontrar su lugar dentro de la historia: “El espectador es cómplice de cómo transcurre el tiempo, y lo que ocurre lo hace de forma frenética. Cada gesto está acotado y es clave para la historia, en según qué casos se siente como si estuvieras interpretando una acotación de Valle Inclán en pelotas”.
Con un formato renovado los personajes viven situaciones surrealistas, que rompen con la cotidianidad más absoluta. La mítica actriz española Marta Fernández Muro interpreta a la madre de Jose Ramón, una señora excéntrica que viste solo con ropa de color muy llamativos y que a veces fuma porros con su hijo. Su personaje, alocado pero natural al mismo tiempo, se parece en realidad mucho a como es ella: “Soy una persona de pocas ataduras y de pocas ideas preconcebidas también. La clave de la serie es que se ve la cotidianidad desde un punto de vista muy concreto, a veces hasta incómodo que es lo que provoca la risa”. En un episodio su nuera viste con su ropa y la gente del barrio la mira fatal por ir hecha un esperpento. Y a lo largo de los meses las peleas con Jose Ramón se tornan tan míticas que es imposible que al espectador no le salga una carcajada.
Las elipses y la corta duración de los capítulos permiten que un mes pase, literalmente, en un cuarto de hora. Ese ritmo frenético es para Fernández Muro la clave de que la serie mantenga la atención constante: “La serie es como la vida misma, aunque todo depende de quién se rodee cada uno y cómo viva. La relaciones siempre se enredan y provocan situaciones muy cómicas, y de las miradas y las reacciones es de donde se extrae perfectamente quienes son los personajes y que hacen en el mundo”.
Por otro lado, Pedreño contempla que la magia de la serie está muchas veces en lo que no se ve, el trabajo tras las cámaras: “Cada mañana nos poníamos las caretas y los disfraces en la sección de Belleza y Poder y preguntábamos cómo se había despertado Mapa (la montadora) y si había desayunado bien”, explica la actriz, que asegura que cabía constantemente el humor entre el equipo técnico y artístico tan autoexigente y singular como divertido.
Mientras pueda parecer que a Jose Ramón le da igual su madre llega cierto punto de la serie en el que creyendo que ella va a morir le empieza a perseguir constantemente, para que nada malo le pase y estar pendiente de ella. Pequeñas píldoras como esta muestran personajes libres sin prejuicios que a su vez van aprendiendo de sí mismos gracias a la cotidianidad de la vida misma. “Cada mes hay algo nuevo, y no es precioso irse muy lejos. Sin hacer grandes cambios la vida va dando muchas vueltas”, explica Fernández Muro.
"La serie cuenta cosas que pasan en el día a día, y creo que es un buen jarabe para todas esas personas que tenemos las expectativas muy altas en general. Siempre pensamos que vivir la vida va a estar siempre en otro lado más allá, no hace falta irse a Tailandia ni bajar a ver el Titanic para encontrar el placer”. Y con todo esto la actriz, madre y sabia en la serie, añade una reflexión final: “Las cosas que pasan alrededor de nosotras son las más naturales, la felicidad, el placer y el humor no siempre pillan tan lejos”.
Crusing, intercambio de parejas, meditación y examinar el propio ano con un espejo, esos eran los principios raelianos de amor y sabiduría, que se extendieron en la Francia de los 70 y 80. La secta, sin embargo, fue famosa por intentar clonar seres humanos para alcanzar la inmortalidad. Un documental explica la figura de su líder, Marcel Vorilhon (Raël) que aseguraba haber sido abducido por unos alienígenas, los elohim, entre quienes se encontraban Cristo, Mahoma, Buda y Moisés