ELCHE. Un año más el equipo de gobierno celebraba la efeméride por el aniversario del nombramiento del palmeral como Patrimonio de la Humanidad. Esta vez el XXII, del que por otra parte apenas ha habido novedades prácticas relevantes en comparación con el XX, emblemático por la cifra redonda. Una diferencia obvia ha sido la aprobación de la Ley del Palmeral, que ha cumplido su primer año sin empezar a desplegarse, con Ayuntamiento e incluso Consell nombrando los nuevos órganos para Patronato y Junta Rectora con bastantes meses de retraso respecto a lo que planteaba la nueva legislación. Un aniversario, y un año más, ahora que 2022 se acaba, en el que siguen pendientes grandes cuestiones, mientras que donde más avances ha habido es en proyectos concretos relacionados con el ecosistema.
La cuestión más obvia y de la que se ha venido pidiendo celeridad es el Plan Especial de Protección del palmeral, normativa de rango local con la que se debe desplegar la ley autonómica. Obtuvo el permiso ambiental en 2019 y caduca a los cuatro años. Y aparte de esta, son varios los planes sectoriales recomendados, aunque el otro al que se ha dado más importancia es el Plan de Usos. Paralelamente, con el proyecto del nuevo catálogo de protecciones, se encargará al despacho adjudicatario la elaboración de la ficha de los bienes, elementos compositivos y entornos de protección que se deberían incluir en la Sección Primera del Registro del Palmeral de Elche. Eso sí, esto supone que habrá que esperar bastante, porque el plazo de diez meses para la obtención del catálogo no es realista con los tiempos de la administración, teniendo en cuenta no solo la elaboración, sino también las consultas participativas y los informes sectoriales de distintas administraciones.
Asimismo, y dentro de estas reglamentación, se pretendía haber iniciado este año un plan gestor sobre el sistema de regadío del palmeral. Sin embargo, el proyecto no ha salido adelante porque por las exigencias del pliego, el concurso se declaró desierto a pesar de que se había presentado una firma. Además, urgía porque se pretendía financiar con fondos ministeriales. Así que el Ayuntamiento tendrá que probar suerte de nuevo, o con financiación propia o esperando a que se vuelva a convocar la ayuda para patrimonios Unesco. Lo que sí ha quedado ya finiquitado es el Instituto de la Palmera, a falta de conocer qué se plantea con la Generalitat.
En el apartado de financiación, esta sigue siendo otra cuenta pendiente importante, ya que a diferencia de otros patrimonios Unesco inmuebles, la que recibe el palmeral, en comparación, es muy inferior. Máxime teniendo en cuenta de que se trata de un ecosistema vivo y que está disperso en este caso por el casco urbano. Mientras que la Generalitat se comprometió a financiar el 50% de lo que costase un correcto mantenimiento, de una parte no se ha concretado claramente cuál es esa cifra, la administración autonómica tan solo ha consignado para el presupuesto de 2023 otros 200.000 euros, lo mismo que en 2022. El alcalde por su parte sigue lanzando la pelota al tejado del Ministerio y Diputación para que aporten más para el mantenimiento del palmeral.
Precisamente respecto a esa falta de fondos, los mismos debates, problemas y propuestas desde hace años son una muestra de los pasos que aún quedan por dar. Por ejemplo con la reducida brigada de palmereros, no siempre todos en activo y algunos en otros departamentos. Por ello se van externalizando y así se ha hecho recientemente, la poda de huertos y palmeras en casco urbano y pedanías para los próximos años. Lo mismo para la recogida de dátiles de los que no hay capacidad para recoger. Cuestiones cíclicas que van saliendo cada cierto tiempo.
Respecto a actuaciones realizadas en 2022, al fin ha empezado la reforma y rehabilitación del proyecto del Hort del Gat, no exento de polémica porque colectivos como Volem Palmerar o incluso partidos como Podemos criticaron su uso, que será administrativo para sedes de entes festeros, mientras que la asociación planteaba que se reconvirtiera como centro de interpretación del palmeral, y mostraba en él opciones de prácticas para mantener 'vivo' el palmeral como la siembra que yace en portada. Otro proyecto que estaba pendiente era la recuperación del Hort de Pontos, a cuya obra no le queda mucho, aunque aún no está claro cuál será su destino. A pesar de que se habló como interpretación de faenetes clásicas y uso turístico. También este año se ha activado la licitación del próximo huerto urbano, en este caso el de Travalón, tras la buena acogida del Hort de Felip. Y se ha renovado a Baobab el trabajo de prevención de plagas, cuya labor se extenderá también a las pedanías.
Así pues, un cúmulo de tareas pendientes que tampoco son nuevas, dado que algunos colectivos han venido incidiendo en las mismas durante este tiempo. En ocasiones con ejemplos prácticos, como la siembra que se hizo en el Hort del Gat o la reciente convivencia en el Hort de Felip mostrando los usos tradicionales o potenciales, como el propio dátil, cuyo sector lucha por mejorar su calidad. En otros casos, Volem Palmerar logró que la Generalitat asumiera su proyecto de xarxa verda i blava para unificarlo con el trabajo municipal, aunque la partida no se ha consignado en las cuentas autonómicas de 2023. Una larga lista de aspectos y pocos recursos; el próximo año, otra oportunidad de mejora con un amplio margen.