ALICANTE. La Ocean Race comienza a desplegar velas en el muelle de Levante del Puerto de Alicante con el inicio del montaje del espacio en el que se celebrará la etapa de salida de la regata, el próximo 15 de enero, así como las actividades promocionales previstas en los siete días previos. Los preparativos de ese Ocean Live Park -la nueva denominación utilizada para designar el recinto que sirve de epicentro de la prueba, que hasta ahora se había dado a conocer como Race Village- comenzaron a finales de la semana pasada con la instalación de las primeras carpas. Y continuarán prácticamente hasta el 5 de enero para conformar un complejo -mayor que el habilitado en la edición de 2017- que superará los 55.000 metros cuadrados de superficie previstos inicialmente, al tener que encajar al público atraído por una de los principales alicientes del evento: los conciertos incluidos en su programación.
Fuentes consultadas incidieron en que la apertura del proceso de venta de las entradas ha superado todas las expectativas con la distribución de más de 2.000 tickets en su primer día de comercialización. Las cifras corresponden fundamentalmente a las actuaciones ya confirmadas de dos de los principales grupos del indie español como Viva Suecia y Second, a las que se podrá escuchar el próximo 7 de enero (el día de apertura del Ocean Live Park) por precios asequibles y sujetos a la subvención de 10 euros que contempla el bono cultural habilitado por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Alicante.
De ahí que la Sociedad Proyectos para la Transformación Digital (SPTD), responsable de la organización del evento, se haya visto obligada a ampliar la solicitud de superficie para completar la configuración del recinto con el objetivo de procurar un mayor aforo en la zona reservada para posicionar los escenarios.
En principio, se prevé que las actuaciones musicales, organizadas en torno al stage area, ocupen un espacio central estratégico entre el conjunto de superficie del muelle 14 reservada para albergar el Ocean Live Park. Además, al margen del control de accesos, en el punto más próximo al Museo de la Ocean Race, y del espacio dedicado a los patrocinadores de la prueba -entre los que se volverá a contar con la exposición de los últimos modelos de vehículos de Volvo- está prevista la instalación de carpas dedicadas a la promoción y difusión de acciones de defensa y protección del medio marino, una amplia zona provista de terrazas dedicada a la instalación de cafeterías y zona de restauración, y carpas para la disputa de torneos de e-games, en función del contenido diseñado por Esatur como empresa adjudicataria de los tres lotes en los que se dividió el concurso sobre la programación de actividades del evento.
Además, se prevé habilitar un espacio de pantallas en las que se proyectará la salida y se dará a conocer a los equipos competidores, otro en el que se podrá conocer cómo es el desarrollo de la navegación con experiencias inmersivas, una zona reservada para la realización de compras relacionada con el evento y con la náutica y otra para el desarrollo de charlas y conferencias enfocadas en la digitalización, en la innovación y en el desarrollo tecnológico: uno de los pilares pretendidos para el desarrollo del evento en esta edición.
El resto del espacio quedará destinado a la ubicación de los pantalanes en los que se situarán los barcos y a las carpas dedicadas a los servicios de hospitality para voluntarios, así como las destinadas a los equipos participantes, que se situarán en el extremo del recinto más próximo a la terminal marítima de cruceros. Además, en el conjunto del recinto volverá a quedar integrada la sala de fiestas Marmarela, que se prevé que también pueda servir como espacio para la celebración de algunos de los actos programados en el Ocean Live Park.
En principio, se espera que, como mínimo, la próxima edición de la Ocean Race -la primera sin Volvo como dueño de la prueba- iguale las cifras de visitantes alcanzadas hace cinco años, cuando el evento propició la llegada de 350.000 visitantes al muelle de Levante a lo largo de sus once días de duración previstos en ese momento. Entonces, la cita lúdico-deportiva generó un impacto directo de 31 millones de euros en la ciudad de Alicante, en consumo derivado en hostelería, hotelería y comercio, según el estudio elaborado por la consultora PwC.
Todo, al margen del impacto promocional generado por la difusión del nombre de Alicante entre los aficionados a la náutica en el escenario internacional. Además, según ese estudio, el impacto económico ascendió a 96,2 millones para el conjunto de España, de los que 68,6 correspondieron a la Comunitat.
La de enero de 2023 será la décimo cuarta regata de la historia y la quinta con salida desde el Puerto de Alicante desde donde zarpará para recalar, después, en nueve puertos de los cinco continentes hasta finalizar en Génova (Italia) en el mes de junio. Alicante volverá a ser el puerto de salida de la prueba al menos durante una próxima edición prevista para 2026, a la espera de que pueda ampliarse el contrato suscrito hasta ahora para retener el inicio de la competición en ediciones venideras.