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la nave de los locos / OPINIÓN

Nostalgia de España

El declive de la selección es el del país. El equipo nacional no es una excepción en una España en decadencia. Luis Enrique y Pedro Sánchez eran tal para cual. Lejos quedan los años de gloria de Iniesta y compañía.

10/04/2023 - 

¿Quién es Pedro Porro? ¿Algún amable lector puede dar fe de él? ¿Está casado, es divorciado, tiene hijos? ¿A qué dedica el tiempo libre? Por favor, decidme algo de él. Quiero salir de dudas. Necesito urgentemente conocer quién es Pedro Porro. Ciertos periodistas deportivos sostienen que es futbolista y juega de lateral, pero esto puede ser un bulo, de los tantos que circulan por internet. 

A la espera de vuestra respuesta, he investigado por mi cuenta. Me han bastado dos minutos de navegación. Porro, que milita en las filas del Tottenham, jugó contra Escocia. En el minuto 7 se resbaló, perdió la pelota y el equipo contrario aprovechó para marcar el primero de los dos goles.

El actual seleccionador de España, Luis de la Fuente. Foto: STEVE WELSH/PA WIRE/DPA

Me enteré de la derrota de España el día después. El último partido entero que vi del equipo nacional fue el disputado contra Rusia en el Mundial que organizó ese país. Eso fue en 2018. Desde entonces me ha desconectado, como muchos aficionados, de la suerte de España, mal llamada La Roja, como si fuese Yolanda Gucci. No me alegro de las derrotas de la selección pero ya no me duelen. Puede que el paso del simpático Lucho por la selección contribuyera a mi desapego. Es difícil entender que se puedan dirigir entrenamientos desde un andamio y siempre con un rostro avinagrado.

Mal comienzo para De la Fuente

Mal ha comenzado la etapa de Luis de la Fuente, a quien por momentos se le ha puesto cara de Iñaki Sáez. Me gustaría equivocarme, pero no le auguro demasiados triunfos al riojano. Tuvo la suerte de que el gigante que se come crudos a los defensores, un tal Haaland, no jugase con Noruega ese día por lesión. Sin esa ayuda, estaríamos hoy con cero puntos y en la última plaza de nuestro grupo de clasificación para la Eurocopa, empatados con Chipre.

España (selección) no carbura como España (país). Hay una relación estrecha entre ambas. El fracaso de la primera es reflejo del colapso de la segunda. El declive de la selección ha corrido paralelo a la gestión aterradora de Dorian Gray al frente del Gobierno. Todo lo que toca el presidente maniquí acaba pudriéndose. Las casualidades no existen: tiene perfecta explicación.

Lyndon Dykes, jugador de la Selección Escocesa, y Pedro Porro, de la Española, durante el partido. Foto: COLIN POULTNEY/PRO SPORTS IMAG/AFP7/EUROPA PRESS

Para que una selección triunfe, gane torneos, se codee con los grandes del mundo, se necesitan dos cosas: una idea de país a la que abrazarse (preguntad a argentinos, italianos y marroquíes) y toneladas de talento en las botas de jugadores dirigidos inteligentemente por un entrenador con mano izquierda. La España de Luis Aragonés y de Vicente del Bosque tuvo algo de lo uno y mucho de lo otro, si bien es cierto que  jugadores como Xavi y Piqué carecían de patriotismo (español) pero eran tan buenos que se les podía perdonar todo.

Los futbolistas de la menguante selección de De la Fuente, algunos muy jóvenes y por tanto con potencial de crecimiento, atesoran un talento discreto. No se aprecia que el patriotismo aliente su juego. En la escuela han sido educados en la idea de que España es, en el mejor de los casos, una realidad ajena, administrativa y un tanto antipática. Son jugadores extremeños, catalanes y gallegos antes que españoles.

Si no hay nación no puede haber una selección fiable y ambiciosa. Y la nación española, víctima de un Régimen en descomposición, se va por el desagüe de la historia mientras sus enemigos, que son los de siempre, se frotan las manos.

Más un club que una selección

“La selección es ejemplo de cainismo celtibérico, el campo de batalla en que los clubes de una Liga mediocre dirimen sus querellas”

Para muchos jugadores jóvenes, España es un club en el que exhibirse para mejorar sus fichas: es España CF, la Unión Deportiva España o un combinado autonómico, en acertada expresión del periodista Ignacio Ruiz-Quintano, antes que una selección que une a los aficionados de un país. Ni de lejos cumple este cometido, pues la selección es otro ejemplo de cainismo celtibérico, el campo de batalla en que los clubes de una Liga mediocre dirimen sus querellas presentes y futuras.

Jugadores de la Selección Española durante el partido contra Escocia. Foto: ANDREW MILLIGAN/PA WIRE/DPA

El milagro obrado por el sabio de Hortaleza —¡cómo no recordar el penalti transformado por Cesc Fàbregas contra Italia, que acabó con el malditismo de los cuartos— fue una anomalía histórica, como la socialdemocracia moderada de Felipe González en el PSOE. Aquellos cuatros años de esplendor (2008-2012), con el botín del Mundial de Suráfrica y las dos Eurocopas, fueron excepcionales por la conjunción de talentos que se dieron en el vestuario.

Se canta lo que se pierde, escribió el poeta. Ahora nos damos cuenta de la valía de aquella selección, desde Casillas hasta Xabi Alonso. La última vez que este país se dio una alegría y estuvo unido fue la noche del 11 de julio de 2010. Gobernaba aún Zapatero. ¡Aquel gol de Andrés en el minuto 116! Parece que haya pasado una eternidad. Pedro Porro tenía diez años y ya soñaba con ser jugador de fútbol. 

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